El pequeño pueblo de los Pirineos en la frontera con Francia y rodeado de bosques que parece de cuento
La frontera entre España y Francia alberga, en lo más profundo de las montañas pirenaicas, algunos de los enclaves con mayor encanto al borde de la Península Ibérica. Así, la frontera montañosa entre ambos países vecinos destaca como un territorio con maravillas por explorar.
En el extremo noroccidental del Val d'Aran, en Lleida, se encuentra una localidad de casas negras, camuflada entre la vegetación y el paisaje de montaña. Esta no es otra que Bausén, a orillas del río Garona, en la frontera con el país galo.
El pueblo, de menos de 100 habitantes, es uno de los territorios que mejor ha sabido conservar la arquitectura del valle, resguardando inalterados durante décadas sus empedradas casas y sus monumentos históricos.
El cementerio más pequeño de España
El pueblo de Bausén está marcado por una leyenda que fue difundida a lo largo de los años por las diferentes generaciones que han habitado el valle. Esta cuenta la historia de amor entre dos jóvenes a principios del siglo XX a quienes, cuando decidieron casarse, el párroco les habría exigido una gran cantidad de dinero, alegando como excusa que los amantes eran familiares muy lejanos. La pareja, según recoge la leyenda, no habría aceptado por no disponer de tal cuantía económica, siguiendo la relación independientemente de la no boda.
Cuando poco tiempo después la mujer —llamada Teresa— enfermó y murió con tan solo 33 años, el párroco tampoco habría accedido a darle sepultura en el cementerio del pueblo. Tras ello, los vecinos, indignados por la decisión y ante la desesperación de su pareja, cavaron una fosa en el cementerio civil. La tumba, situada a las afueras del pueblo, sigue teniendo fama a día de hoy por la antigua leyenda. En la actualidad, el espacio es denominado como El Coret y destaca por ser el cementerio más pequeño de España, con tan solo una tumba.
Monumentos históricos
Además del cementerio civil, otro de los monumentos históricos más relevantes del pueblo es la iglesia de San Pedro ad Vincula, la cual se encuentra incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Pese a tratarse de una construcción barroca, esta cuenta además con varios elementos de otras épocas y estilos, como el neoclásico o el romano.
Por otro lado, a lo largo del territorio también es posible disfrutar de la capilla de San Roque, dedicada al peregrino con el mismo nombre. Su ubicación, en lo alto de la colina, ofrece grandes vistas a los valles que rodean el enclave.
El bosque de Carlac
Cerca del pueblo de Baurén, el bosque de Carlac destaca por tratarse de una espectacular extensión de milenarias hayas de múltiples colores y tamaños. La apariencia de sus singulares árboles, que forman diferentes figuras de aspecto inquietante con sus ramas, han otorgado al espacio el nombre popular del bosque mágico.
A lo largo del territorio es posible llevar a cabo una sencilla ruta de senderismo de menos de tres horas de duración en la que disfrutar de la arboleda en todo su esplendor. Para ello habrá que partir desde el aparcamiento de Bausén, desde donde sale una carretera con varias curvas en la que disfrutar del macizo de la Maladeta.
A continuación, habrá que tomar la calle Sant Pere y continuar hasta las afueras del pueblo caminando por un sendero bien señalizado. A medida que se avanza por el mismo, será posible ir adentrándose en el bosque de Carlac, donde cada vez aparecerán más árboles.
Una vez estemos dentro del enclave, habrá que cruzar el río por una pasarela hasta llegar a una bifurcación, habrá que dirigirse a la izquierda, donde la subida es más empinada. A continuación, será posible descender hacia una zona menos ancha del río que es posible cruzar a pie. Unos metros más adelante será posible divisar los singulares tejados del pueblo de Bausén de nuevo, finalizando así el recorrido.
Cómo llegar a Bausén
Llegar a Bausén es algo complejo, ya que se encuentra en lo más profundo de la frontera pirenaica. Por ello, el trayecto desde Lleida será de casi tres horas por la N-230, o de tres horas y cuarto desde Huesca o cuatro horas de Zaragoza por la misma carretera.
Por otro lado, el enclave se encuentra a cuatro horas y media de Barcelona por la A-2, y a cinco horas de Girona por la C-25, aunque ambas rutas se unen en un punto determinado del trayecto para continuar por la N-230.
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