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Portugal tiene casi 1.800 km de costa y todos ellos son bañados por las aguas del océano Atlántico. Eso hace que su litoral esté salpicado por playas de todo tipo y para todos los gustos, más grandes, más pequeñas, más accesibles o más recónditas, pero todas ellas mojadas por unas aguas poco aptas bañistas frioleros.
Pero la belleza natural de las playas de Portugal es única, muchas de ellas son cercadas por espectaculares acantilados rocosos y la arena cautiva por su limpieza y color dorado. Solo para que te hagas una idea de lo que ostenta el país luso, aquí tienes una selección de las mejores playas de Portugal, donde el océano Atlántico puede llegar a ser tan bravo como sosegado.
Estamos hablando no solo de una de las playas más bonitas de Portugal, sino incluso de una de las playas más bonitas del mundo. Su imagen es una de las caras más conocidas del Algarve portugués y es que tanto su fina arena como los imponentes acantilados rocosos que la rodean hacen de ella un lugar singular. Cuenta con todos los servicios necesarios y está a menos de media hora a pie desde Lagos. Desde arriba es imposible no fotografiar el color turquesa del agua y el tostado de la arena.
Recuerda mucho a la singularidad de la praia de Dona Ana y muchos incluso ven esta aún más bonita. De nuevo un pequeño banco de arena clara rodeado por altos acantilados anaranjados y cubiertos de vegetación donde disfrutar de un entorno único. Un rincón de naturaleza que es importante preservar y donde siempre es interesante animarse a hacer snorkel, aquí la claridad de sus aguas siempre facilita observar la fauna marina.
Porto Santo es una pequeña isla ubicada en el archipiélago de Madeira. Se la conoce también como Ilha Dourada, un seudónimo que le debe al color dorado de su gran playa de 9 km de largo, de arena fina y sedosa bañada por agua azul turquesa. Un lugar espectacular, perfecto para desconectar lejos del turismo de masas al encontrarse poco accesible en medio del océano Atlántico.
Naturaleza en estado puro, con mucho viento y muchas olas, por lo que es una de las playas de referencia entre los amantes del surf y el kitesurf. Una playa salvaje ubicada a solo 5 km de Cascais y en las inmediaciones del Parque Natural de la Serra de Sintra, donde las corrientes son fuertes y el paisaje accidentado. Por su bravura no es una playa para todo el mundo, sobre todo si vamos buscando un baño tranquilo, pero su belleza natural es sobrecogedora.
Una preciosa playa ubicada entre Sesimbra y Setúbal, ideal para relajarse en familia y con un entorno natural intacto que nos tenemos que esforzar por cuidar y preservar. Sus aguas son tranquilas a pesar de pertenecer al Atlántico pues los acantilados de la Serra da Arrábida frenan el viento y sus corrientes. Cuenta con buenos servicios, incluso restaurantes, y está a media hora en coche de Lisboa. Una vez allí hay aparcamientos y accesos acondicionados.
Dejamos de lado las pequeñas playas escondidas entre acantilados para dar paso a una kilométrica extensión de arena. A pesar de ubicarse en los límites de la Reserva Natural del Estuario del Sado, un espacio natural preservado, su facilidad de acceso y sus numerosos servicios hacen que sea una playa muy frecuentada por los veraneantes, por lo que debemos ser especialmente conscientes del impacto que puede ocasionar nuestra presencia.
La playa de Galapinhos está muy cerca de la playa de Creiro y comparte con ella muchas de sus características. Se encuentra en las inmediaciones de la Sierra de Arrábida y en 2017 fue elegida por lectores de 130 países como la playa más bonita del mundo en la web European Best Destinations. Una zona tranquila y aguas transparentes que merece la pena recorrer de punta a punta con calma y sin prisas para disfrutar de su naturaleza.
Estamos en la costa del Alentejo, junto a la población de Almograve, para detenernos en una playa que parece estar hecha para admirar el paisaje. Aquí se viene para conocer el poder de la naturaleza, la fuerza del viento y el genio del océano. No hay que olvidar que nos encontramos en un espacio virgen dentro del Parque Natural do Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina, y que por tanto ha de ser cuidado y respetado como es debido.
Volvemos al Algarve para llegar a una playa totalmente diferente a la de Almograve, está a medio camino entre Sagres y Lagos y aunque en su origen era utilizada únicamente por los pescadores hoy es un importante enclave turístico. El acceso es sencillo y los servicios son numerosos, por lo que su arena acoge cómodamente a las familias que quieren disfrutar de sus aguas tranquilas. No se puede ir a la playa de Salema y no acercarse a ver las huellas de dinosaurios que hay impresas en la arena petrificada.
Muy cerca del Cabo de San Vicente merece la pena acercarse a visitar la Praia do Castelejo. Para encontrarla tendrás que buscarla a conciencia, pero una vez allí, y tras aparcar, podrás descender por el acantilado para llegar a esta playa de arena limpia y dorada que contrasta con las paredes de pizarra negra, a la vez que es violentamente azotada por Atlántico. No es una playa muy concurrida pero las condiciones son excelentes para la práctica del surf.
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