Petra es una de esas maravillas del mundo que deberías visitar en al algún momento de tu vida. No importa la cantidad de fotos, documentales o películas que hayas visto sobre ella, el momento en el que aparece ante ti la famosa fachada de El Tesoro entre las estrechas paredes del cañón del Siq siempre es emocionante. Aunque sea tu décima visita. Siempre provoca un pequeño pellizco en el estómago.
Pero Petra levanta un gran número de incógnitas, dudas que le surgen al viajero antes incluso de poner sus pies en Jordania y que los historiadores y arqueólogos han ido resolviendo poco a poco. Datos que interesa conocer para ser verdaderamente conscientes de la dimensión, relevancia y singularidad de este lugar, porque Petra es mucho, muchísimo más, que la foto que abre este artículo.
1. ¿Quién hizo Petra?
Aunque podrás encontrar restos de diferentes civilizaciones y hubiera asentamientos sedentarios edomitas a finales del siglo VIII a. C, la Petra que hoy conocemos fue la capital del antiguo Imperio Nabateo. Vivió su mayor época de esplendor en el siglo I a.C. y concentró gran parte de la actividad comercial de la época. Jugó un papel fundamental en la ruta del incienso y las especias que unía Omán y Yemen con el Mediterráneo y se convirtió en un cruce de caminos, almacén de mercancías y punto de encuentro de diferentes mercaderes. Llegó a alcanzar una población de unos 30.000 habitantes, más tarde se anexionó al Imperio Romano y también al Bizantino.
2. ¿Por qué se la llama “la ciudad perdida”?
Petra históricamente se ha conocido como “la ciudad perdida”, aunque evidentemente nunca fue realmente así. Un gran terremoto destruyó gran parte de la ciudad en el año 363 d.C. y el cambio de los itinerarios comerciales hizo que Petra fuera perdiendo poco a poco importancia y población, hasta que fue abandonada. A mediados del siglo VII solo los beduinos de la zona sabían de su existencia. Durante la Edad Media fue ocupada por los caballeros cruzados hasta que en 1187 fueron derrotados por Saladino, y desde aquel momento las ruinas de Petra quedaron prácticamente en el olvido. En 1812, tras hacerse pasar por santón musulmán, el explorador suizo Jean Louis Burckhardt convenció a los beduinos locales y se infiltró en la zona en busca de una ciudad perdida de la que había oído hablar, y Petra apareció frente a él. Así es como la ciudad olvidada dejó de estarlo y pasó a ser conocida en Occidente.
3. ¿Qué son las famosas fachadas de Petra?
Esta es una de las grandes dudas que surgen cuando se ven las primeras imágenes de Petra. Sus espectaculares fachadas talladas en la roca de la montaña no son palacios, ni monumentos, ni viviendas. Sino tumbas. Petra, además de ser una ciudad comercial, también fue una importante ciudad funeraria para los nabateos, por lo que las tumbas esculpidas en piedra se cuentan por decenas y se reparten por una enorme extensión de terreno que difícilmente conseguirás ver al completo aunque emplees dos días enteros. Las más famosas son El Tesoro, el Monasterio y las Tumbas Reales, aunque hay muchas otras, menos espectaculares, en las que también merece la pena detenerse.
4. ¿Qué hay dentro de sus monumentales fachadas?
Si has visto Indiana Jones y la Última Cruzada tendrás una imagen un poco distorsionada de Petra. Sí, atravesar el Siq y encontrarse de golpe con El Tesoro es tan sobrecogedor como le pareció a Indy (Harrison Ford) y a su padre (Sean Connery), pero si atravesases su puerta no encontrarías una gran cueva, y mucho menos al último de los tres hermanos caballeros de las Primeras Cruzadas que custodia el Santo Grial. Quizá te resulte un poco decepcionante, pero dentro de las fachadas realmente no hay nada. Espacios rectangulares excavados en la roca, unos más grandes que otros, algunos quizá con columnas talladas en las paredes, otros con tumbas escarbadas en el suelo, pero nada más. Únicamente en la Pequeña Petra, un grupo de enterramientos ubicado a unos pocos kilómetros de la Petra principal, podrás ver una tumba que aún conserva restos de frescos en el techo.
5. ¿Por qué solo se conservan las tumbas?
Esto, en realidad, no es exactamente así. Aunque la cara más famosa de Petra sea la de las fachadas de sus tumbas en el yacimiento más importante de Jordania también encontrarás un gran teatro esculpido igualmente en la roca, el resto de un templo nabateo, lo que aún queda de un templo romano, una calle columnada de la misma época, y la planta de una iglesia bizantina. Los expertos nos dicen que sus pasados pobladores nabateos vivían en jaimas de tela y piel, como aún hacen los beduinos nómadas de hoy día, y que por eso solo se conserva aquello que se talló en la roca. Es decir: las tumbas.
6. ¿Cómo era posible vivir en medio del desierto?
Una de las claves del auge de Petra, de su numerosa población y su importancia comercial, estuvo sin duda en su acceso al agua potable. Su ubicación y una compleja red de canales, que aún se puede apreciar a lo largo del propio Siq, le permitía recoger agua de lluvia suficiente para abastecer tanto a locales como a comerciantes de paso. Incluido el ganado y los animales de carga de las caravanas que pasaban por allí. ¿Qué si no, más que el agua, podía convertir un entorno hostil como el del desierto de Jordania en una de las ciudades más importantes de su tiempo? Esta facilidad para disponer de agua dada su ubicación también tenía sus peligros, y es que las riadas e inundaciones causaron graves daños y destrozos en toda la ciudad.
7. ¿Por qué las tumbas tienen esa orientación?
Cuando recorres toda la extensión de Petra compruebas que las tumbas podrían haber sido hechas en mil y un lugares diferentes, pero que estén donde están no es casualidad. Varias de las tumbas de Petra tienen una orientación astronómica, demostrando que los antiguos nabateos tuvieron muy en cuenta los movimientos del sol. De esta manera, durante los solsticios y los equinoccios la luz del sol penetra e incide de diferente manera en ellas. Un buen ejemplo es el caso del Monasterio, en el que durante el solsticio de invierno la luz ilumina directamente el altar principal.
8. ¿Por qué hay un altar de los sacrificios?
El altar de los sacrificios es, junto a las tumbas y los templos, otro de los puntos claves que tienes que visitar en Petra. Llegar a él implica una subida de al menos 40 minutos, pero el esfuerzo bien merece la pena. Por su historia y por sus vistas. El altar de los sacrificios fue un lugar de culto para los nabateos. Contaba con dos grandes obeliscos de seis metros de altura y un altar donde se llevaba a cabo el sacrificio de diferentes animales. Todavía hoy se puede apreciar al detalle cómo fue en su momento. Los nabateos eran politeistas árabes y adoraban a una gran variedad de dioses locales, pero sobre todos ellos destacaba Dushara, el señor de la montaña. Estos sacrificios y ofrecimientos necesitaban de un lugar sagrado, en la cima de una montaña, cerca de las divinidades, y dos mil años después podrás ver con exactitud dónde se llevaban a cabo.