Así es el pueblo austriaco de Hallstatt: tan bonito que China hizo su propia copia

Hallstatt, en Austria.

Roberto Ruiz

28 de marzo de 2025 22:21 h

Cuando pensamos en lugares que parecen sacados de un cuento, Hallstatt nos viene a la mente al instante. Este pequeño pueblo austriaco, enclavado a orillas del lago Hallstätter See y abrazado por las montañas alpinas, tiene ese encanto que enamora a quienes sueñan con viajar a un paisaje de cuento. Un lugar de callejuelas estrechas, casas de madera y donde el aire puro está asegurado. Un pueblo tan bonito, tan idílico, que desde hace unos años tiene una réplica en China, demostrando que su belleza va más allá de cualquier frontera.

Durante siglos, este pueblo estuvo aislado y solo se podía acceder a él en barco o por estrechos senderos. Su historia está marcada por la explotación de la sal, el llamado 'oro blanco' que se extrae aquí desde el año 5000 a.C. y dio origen a la llamada Cultura de Hallstatt, a caballo entre la Edad del Bronce y la del Hierro. En 1311 el pueblo se convirtió en una ciudad comercial y, aunque su economía sigue ligada a la sal, hoy el turismo es su principal motor. Como verás, ni siquiera hace falta preguntarse por qué. 

Un paseo para descubrir Hallstatt

Hallstatt parece una postal, pero es 'de carne y hueso'. Y no, no decepciona ni aunque haga mal tiempo durante tu visita. Es un lugar cargado de historia, aunque son su ubicación, su arquitectura y su entorno natural los motivos que llevan hasta él a infinidad de turistas cada año. 

  • El lago Hallstätter See

Al llegar, lo primero que llamará tu atención es el lago. Sus aguas cristalinas reflejan con todo lujo de detalles las montañas, el cielo y las edificaciones del pueblo, por lo que tendremos un espejo ante nuestros pies. Si te animas y quieres pasar de la contemplación a la acción, siempre puedes embarcarte en una de sus pequeñas barcas que te permitirán recorrer sus orillas y descubrir nuevos paisajes. 

  • Recorrer el pueblo a pie

Hallstatt no es grande, por lo que podrás pasearlo de punta a punta tantas veces como te apetezca. Sus calles estrechas y empedradas, flanqueadas por casas de madera con balcones adornados con flores, te invitan a caminar sin prisa y a disfrutar de cada detalle. La Marktplatz, o plaza principal, es el corazón del pueblo. El lugar perfecto para sentarse a tomar algo y observar de cerca el ritmo tranquilo de sus vecinos. 

  • La iglesia luterana y el osario

Uno de los símbolos inconfundibles de Hallstatt es su iglesia luterana, cuya alta torre se refleja en las aguas del lago y se ha convertido en el icono del pueblo. Justo al lado, en lo alto de una colina, se encuentra la iglesia católica acompañada de un pequeño osario. Este singular espacio alberga más de 1.200 calaveras decoradas a mano, una tradición que surgió debido a la falta de espacio en los cementerios y que, con el tiempo, se convirtió en una peculiar forma de rendir homenaje a los antepasados. 

  • El Museo de Hallstatt

Para los amantes de la historia, una visita obligada es el museo local. Aquí podrás conocer la evolución de Hallstatt, desde sus orígenes ligados a la minería de sal hasta la influencia que tuvo en la cultura de la Edad del Bronce. El museo alberga una colección de artefactos y exposiciones que te permitirán entender cómo la extracción de sal no solo dio nombre al pueblo, sino que también fue la base de su prosperidad a lo largo de los siglos. 

Las mejores vistas de Hallstatt

Hallstatt es tan bonito desde dentro como desde fuera, y para apreciarlo como es debido debemos alejarnos lo suficiente y así verlo integrado en el espectacular entorno que lo rodea.

Uno de los lugares más reconocidos es el mirador de Gosaumühlstraße. Desde aquí conseguirás la imagen más clásica de Hallstatt: el pueblo enmarcado por el lago y rodeado de montañas. Así que ve con la idea de que desde allí harás un buen número de fotos. 

Si prefieres verlo desde una perspectiva más elevada, entonces el Skywalk te espera. Este mirador, accesible mediante un funicular, se sitúa a unos 350 metros sobre el pueblo y ofrece una vista de 360º que abarca desde el lago hasta las cumbres alpinas. Es el sitio perfecto para hacerse una idea de la inmensidad del paisaje.

Y para los más intrépidos, el mirador de Five Fingers siempre está ahí. Situado en una estructura metálica que se extiende como una mano gigante sobre el vacío, este punto de observación te desafía a disfrutar de las vistas asomándote al abismo. Con sus cinco plataformas, este mirador es ideal para sentirte muy pequeño en un paisaje enorme, rodeado de lagos y montañas.

Más allá del pueblo: un vistazo a los alrededores

Si tienes tiempo, te recomendamos que vayas un poco más allá del pueblo y te animes a descubrir paisajes y experiencias que complementarán tu visita.

Lo primero que te proponemos hacer, por ser prácticamente imprescindible, es visitar las famosas minas de sal de Hallstatt. Están consideradas las más antiguas del mundo, se calcula que se explotan desde hace 7.000 años, y llegarás a ellas en el mismo funicular que te sube hasta el mirador Skywalk. Durante el recorrido guiado, que dura aproximadamente dos horas, se exploran túneles subterráneos, cámaras de extracción y exposiciones sobre la historia de la minería de sal. Curiosamente, no faltan toboganes para bajar de un nivel a otro tal y como hacían los antiguos mineros.

Otro de los destinos cercanos es la cascada Waldbachstrub. Este salto de agua ofrece un espectáculo natural de gran fuerza y belleza. Ya de por sí la caminata hasta la cascada merece la pena, por lo que es un plan perfecto para los amantes del senderismo.

Otra opción, totalmente diferente, es adentrarte en el mundo subterráneo con una excursión a las cuevas de hielo de Dachstein. A través de una visita guiada podrás caminar por un recorrido en el que las formaciones de hielo han ido dando forma a diferentes salas, donde no faltan los juegos de luces que atraviesan el agua helada.

Además, la región de Salzkammergut, en la que se encuentra Hallstatt, es famosa por sus lagos. El Wolfgang See, por ejemplo, es otro destino cercano que merece una visita si quieres ir un poco más allá del Hallstätter See. 

El Hallstatt de China: una réplica tan asombrosa como curiosa

La fascinación por Hallstatt ha cruzado fronteras, tanto que en China se decidió recrear este pequeño pueblo austriaco en el centro de la ciudad de Huizhou. Bautizada como Hallstatt See - Huizhou, esta iniciativa urbana reproduce de manera sorprendente algunos de los elementos más característicos del original desde 2012.

La réplica incluye una copia del emblemático campanario, la fuente y otros detalles arquitectónicos que hacen de Hallstatt un lugar tan especial. Caminar por estas calles, si conoces el Hallstatt original, asegura un importante choque cultural, pues por muy fiel que sea la réplica, se añaden toques propios de la cultura china. La idea sin duda es extravagante, y aunque los austriacos en un principio se mostraron escépticos, han llegado a ver en esta iniciativa una oportunidad para fomentar el turismo en su región. 

Llegar a Hallstatt: un trayecto que vale la pena

Por donde está, el viaje hasta Hallstatt ya es parte de la experiencia. Si te encuentras en Salzburgo, una opción recomendable es tomar el tren hasta la estación de Hallstatt, seguido de un breve pero encantador trayecto en ferri que cruza el lago donde ya empezarás a tomar conciencia del espectacular paisaje que te rodea. Otra posibilidad es combinar autobuses y trenes: desde Salzburgo puedes llegar a la cercana Bad Ischl y, desde allí, conectar con otro autobús que te deje a pocos minutos caminando del corazón del pueblo.

Si prefieres la libertad de tu propio vehículo, ten en cuenta que el centro de Hallstatt es completamente peatonal. Esto significa que, al llegar en coche, tendrás que dejarlo en uno de los parkings habilitados a las afueras y adentrarte a pie por las callecitas empedradas que dan forma a su casco urbano. Además, una vez allí el coche no lo querrás para nada, a no ser que después continúes tu viaje hacia otro destino.

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