El pueblo de Extremadura perfecto para una escapada en otoño: termas, senderismo y naturaleza
Con la llegada del otoño, varios territorios destacan por las joyas naturales que albergan y las actividades que ofrecen, que se convierten en una opción perfecta para planificar una escapada de fin de semana. Varios pueblos de la geografía española representan grandes oportunidades para disfrutar de un pequeño viaje y descubrir todo lo que tienen que ofrecer, desde balnearios hasta rutas senderistas en entornos naturales.
Dentro de la provincia de Badajoz, en Extremadura, un pequeño pueblo a tan solo 22 kilómetros de Mérida -la capital de la comunidad autónoma-, se erige como una alternativa interesante para pasar unos días y conocer los secretos que el emplazamiento esconde. Este no es otro que Alange, en la comarca de Tierra de Mérida-Vegas Bajas, una villa de poca superficie pero con gran historia.
Historia de Alange
Las prospecciones arqueológicas datan la presencia humana en las tierras de Alange desde el Paleolítico Inferior, aunque el primer núcleo puede datarse de la Edad de Bronce, del cual se han hallado diversos restos. Aun así, el enclave gana especial importancia a partir de la época romana, cuando este comienza a erigirse como una potencia gracias a las aguas de sus termas, consideradas medicinales.
Tiempo después, durante la ocupación árabe de la península, el pueblo desempeño un relevante papel en la lucha de los rebeldes mozárabes emeritenses contra el poder central ejercido desde Córdoba. Esto era principalmente debido a que Alange ocupaba uno de los puntos de pausa obligados durante la ruta central que dirigía a Badajoz desde la capital cordobesa.
A comienzos del siglo XIV, la villa de Alange es encomendada a la Orden de Santiago, un grupo religioso y militar surgido siglos atrás y encargado de expulsar a musulmanes y judíos de la península ibérica. De esta manera, el enclave pasó a pertenecer durante un tiempo a la Provincia de León, hasta que en el año 1566 el rey Felipe II les concediese el Privilegio de Jurisdicción de Primera Instancia.
Fue en ese entonces cuando el pueblo comenzó a perder relevancia histórica, hasta que a finales del siglo XVIII las termas -que habían sido abandonadas tras la ocupación romana- fueron restauradas y habilitadas de nuevo al uso.
Qué ver en Alange
La villa de Alange cuenta con una variada historia, con ocupaciones y reconquistas, similar a la de otros enclaves peninsulares, aunque con la peculiaridad de contar con una de las termas más importantes de todo el territorio español. Así, estas fueron declaradas Monumento Nacional en los años 30 y Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el año 1993.
Aunque se estima que esta maravilla ya existía tiempo antes, los primeros documentos la datan en época de los emperadores romanos Trajano y Adriano, en el siglo III. Estas se encuentran ubicadas en la parte baja del pueblo, a pie del Cerro de la Mesilla, y destacan por la propiedad curativa de sus aguas.
En la actualidad, no existen datos que prueben que tras los romanos, civilizaciones como los árabes o los cristianos aprovechasen las instalaciones, las cuales fueron restituidas para uso público de manera definitiva a comienzos del siglo XIX, cuando se terminó de construir el edificio actual.
Otro de los monumentos más destacados del pueblo es el Lavadero, el cual data de principios del siglo XX y se encuentra cerca del balneario. En la actualidad, el enclave ha sido rehabilitado como Centro de Interpretación de Agua, dejando así de lado las funciones que desempeñaba en el pasado como punto neurálgico, zona de lavado de ropa y secadero.
El pueblo de Alange cuenta también con varios monumentos religiosos y militares de distintas épocas. Uno de los más relevantes y antiguos es el Castillo de la Culebra, una fortaleza levantada por los árabes en el siglo IX. Esta no solo servía como punto de control por el paso de la Vía de Plata, sino que desde allí también se organizaban movimientos militares, como las sublevaciones que la ciudad de Mérida llevaba a cabo contra la capital de Córdoba en época musulmana.
El castillo ha pertenecido así tanto a árabes como a cristianos en diferentes épocas y lapsos de tiempo, hasta que este pasó a pertenecer de forma definitiva a la Orden de Santiago en el año 1243. Más tarde fue abandonado, conservándose en la actualidad la Torre del Homenaje o una de las entradas al mismo, la denominada Puerta del Sol.
Por otro lado, esta no es la única construcción histórica que se conserva en el enclave, ya que en la actualidad aún es posible visitar varios monumentos religiosos, como ermitas o iglesias. Algunos de los más relevantes son:
- Ermita de San Gregorio
- Ermita de San Bartolomé
- Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros
- Huerta Morisca del Valle de La Jabata
El pueblo de Alange está también rodeado por gran variedad de zonas verdes, volviéndolo un enclave idóneo para llevar actividades de senderismo o montañismo en las que descubrir la naturaleza extremeña. Aquí es posible disfrutar de gran cantidad de rutas y caminos; uno de los más destacados por la historia que alberga es el de Ibn Marwan.
Ruta Ibn Marwan
La ruta de Ibn Marwan es un antiguo recorrido de aproximadamente 3 kilómetros de longitud y una duración estimada de 2 horas, perfecto para realizar durante el otoño. El camino destaca por la historia que le precede, ya que en el año 875 se organizó una revuelta contra el Emir de Córdoba encabezada por Ibn Marwan -quién da nombre al camino-.
Sin embargo, la sublevación no duró mucho, puesto que tras tres meses resistiendo el asedio del ejército del Emir, los rebeldes firmaron un acuerdo de paz abandonando la fortaleza de Alange en la que estaban escondidos.
La ruta comienza en la Oficina de Turismo, desde donde habrá que ascender hasta llegar a la Calle Castillo. Una vez allí, es necesario seguir el sendero que dirige hasta los depósitos de agua. Durante el camino es posible ir accediendo a los aljibes donde los sublevados se defendieron durante meses.
El camino continúa por todo el castillo, desde el que es posible disfrutar de grandes vistas panorámicas e imaginar y recrear las experiencias vividas por los soldados siglos atrás. Una vez visto el monumento, será necesario descender por los restos de una calzada antigua que prosigue paralela a la muralla. Tras ello, la senda se une con el camino del depósito de agua de nuevo para terminar por donde se inició, hasta llegar al punto de partida de nuevo.
Sin embargo, este no es el único recorrido del que se puede disfrutar a lo largo del espacio, ya que Alange cuenta con varias opciones para disfrutar de rutas de senderismo. Algunas de los más destacadas son:
- La senda del Valle de la Jabata, de 6,5 kilómetros de longitud y 2 horas de duración.
- La ruta de la Luna Marinera, de 5 kilómetros de longitud y 2 horas de duración.
- La ruta del Arte Rupestre, de 7 kilómetros de longitud y 2 horas y media de duración.
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