Los pueblos más bonitos del sur de Francia que son perfectos para una escapada de puente

Jara B. Gavín

16 de noviembre de 2023 22:49 h

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El adjetivo bonito se le queda corto a estos pueblos del país vecino. Y es que Francia esconde miles de pequeñas e idílicas localidades que parecen sacadas de una postal, de las cuales 172 cuentan con el sello que los reconoce oficialmente como los pueblos más bonitos de Francia. Si agrupamos estas poblaciones de menos de 2000 habitantes por regiones, Occitania se lleva la palma con la mayor concentración de pueblos bellos del país, y justo hasta allí queremos acompañarte.

Este es un viaje por los pueblos de cuento más bonitos de Midi-Pyrénées, al Sur de Francia, perfecto para pasar un puente largo y sentirse como un auténtico bon vivant.

Al Sur del Sur: Saint-Lizier, Foix y Mirepoix

El viaje comienza en Saint-Lizier, uno de esos pueblos 'con etiqueta' que fue sede de un antiguo obispado. De aquella época todavía conserva su arquitectura medieval, la Catedral de San Licerio, con sus frescos románicos, el antiguo Palacio de los Obispos o la farmacia del s.XVIII que se halla en el interior del antiguo hospital.

A poco más de 80 kilómetros de Saint-Lizier, se encuentra Mirepoix, cuya plaza central rodeada de casas de mil colores con entramado de madera y una catedral gótica impresionante, hacen de este uno de esos pueblos que parecen salidos de un cuento infantil.

Antes, un pequeño desvío nos llevará hasta Foix, donde su famoso Chateau, encaramado a una gran roca sobre la ciudad, hará las delicias de cualquier amante de los castillos. Si es tu caso, reserva unas cuatro horas para visitarlo y disfrutar de todas las actividades interactivas que se ofrecen.

Hacia el Norte: Castres, Lautrec y Cordes-sur-Ciel

De camino a otros dos de los pueblos catalogados como “más bellos de Francia” te recomendamos hacer un alto en la ciudad de Castres, donde las vistas de las antiguas curtidurías sobre el río Agout son realmente cautivadoras. Tampoco deberías perderte el Museo de Goya donde, además de tres obras del artista maño, podrás ver algunas obras de Velázquez, Murillo o Picasso.

Continuando el viaje hacia el Norte, lo primero que llamará tu atención al llegar a Lautrec es su enorme molino de viento, situado en lo alto del pueblo. Las vistas de los verdes prados que circundan el pueblo son realmente bonitas desde allí, aunque para llegar tendrás que vértelas con unas cuantas cuestas que, eso sí, se verán amenizadas con infinitas puertas y ventanas pintadas en el azul pastel autóctono, y varios restos de anuncios y carteles de los años 60, que parecen decir que la sombra de Toulouse-Lautrec es realmente alargada en el lugar de origen de su familia.

Si te interesa la obra del pintor y cartelista, para llegar a Cordes-sur-Ciel vas a tener que pasar por Albi, donde puedes hacer una parada técnica en el maravilloso palacio de la Berbie, que hoy alberga el Museo Toulouse-Lautrec, donde se exponen más de mil obras del artista.

Como su nombre sugiere, Cordes-sur-Ciel parece elevarse hacia el cielo sobre la colina por la que se extiende. Este pueblo medieval, coronado por una iglesia gótica impresionante, está rodeado por campos infinitos que contrastan con el color rojizo de sus edificios. Sus calles adoquinadas están salpicadas de casas de entramado de madera y talleres de artistas, creando una atmósfera bohemia que ha atraído a visitantes y residentes creativos durante décadas. Cordes es el lugar donde querrás hacer noche antes de enfrentarte a la traca final de este pequeño viaje.

El plato fuerte a orillas del Lot: Saint-Cirq-Lapopie, Rocamadour y Cahors

Serán tres de los lugares con más afluencia de visitantes del sur de Francia, te costará aparcar y, seguramente, encontrarás más gente de la deseada, pero cuando el río suena…

En concreto, las aguas del río Lot, que discurre apacible bajo el acantilado sobre el que se alza Saint-Cirq-Lapopie, deben sonar más alto de lo normal porque este pueblo es, nada más y nada menos, que el más bonito de Francia o, según su curiosa etiqueta oficial, “el pueblo favorito de los franceses”. Comprenderás por qué tan pronto te sumerjas en su centro urbano, formado por casas de origen medieval y estrechos callejones en los que se suceden pequeñas galerías de arte, tiendas de artesanía y bares de lo más pintoresco.

Poco más de una hora separa este pueblo de cuento de uno de los lugares más visitados de Francia, tras el Mont Saint-Michelle y Carcassonne. Empotrado en la ladera de un acantilado, Rocamadour parece desafiar la gravedad con sus casas colgando de la roca. Este lugar sagrado ha atraído a peregrinos durante siglos: sus callejones empedrados llevan a la Capilla de Notre Dame y a la estatua de la Virgen Negra, otorgándole un carácter único. Guarda las últimas horas de la tarde para disfrutar del atardecer desde lo alto.

Este viaje de fantasía por algunos de los pueblos más bonitos del sur de Francia termina en la pequeña ciudad de Cahors, capital de la región del Lot, que a estas alturas ya se habrá convertido en uno de tus lugares favoritos de Francia.

La capital no desmerece ni un ápice al resto de la región y pasear a orillas del Lot cruzando el Pont Valentré, visitar la catedral de St.Étienne o intentar encontrar los 25 jardines secretos que esconde la ciudad, harán las delicias de cualquiera. Si haces coincidir tu visita en martes o sábado, podrás disfrutar también de uno de los mercados más bonitos del sur de Francia. Si allá donde fueres te gusta probar los platos típicos, no dejes de probar el pato en todas sus versiones.