Ribeira Sacra: cinco motivos por los que ya deberías conocer esta joya gallega
Enclavada entre las provincias de Lugo (sur) y Ourense (norte), hallamos una de las joyas naturales más bellas de España: la Ribeira Sacra. Bañada por los ríos Miño, Sil y Cabe, esta región gallega no para de ganar adeptos. Su demanda turística ha crecido en los últimos siete años cerca de un 50% y cada vez es una opción más elegida fuera de temporada alta.
16.600 hectáreas protegidas, 1.200 bienes singulares y 22 ayuntamientos conforman una comarca en la que no faltan viñedos, castillos, iglesias, pazos y singulares formaciones rocosas. Si todavía no la conoces, a continuación, encontrarás cinco motivos que te animarán a visitarla en tus próximas vacaciones:
1. Podría convertirse en Patrimonio de la Humanidad
El Consejo de Patrimonio histórico (integrado por el gobierno y todas las CCAA) dio a conocer en su última reunión, celebrada precisamente en Galicia, que la Ribeira Sacra luchará por entrar a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Si este tesoro natural e histórico obtiene el mayor reconocimiento cultural del mundo entrará a formar parte de un selecto club al que ya pertenecen la Alhambra, la catedral de Burgos, el centro histórico de Burgos o el Monasterio de El Escorial. Y no parece que vaya a encontrar demasiados escollos para ello, sobre todo si tenemos en cuenta que la región cumple tres de los diez criterios de “valor universal excepcional” que exige el organismo internacional para evaluar positivamente candidatura: ser “testimonio único” (criterio tres); “conjunto arquitectónico o paisaje que ilustre una etapa de la historia humana” (número cuatro), y ser un “ejemplo de tradición de asentamiento humano o de interacción humana con el ambiente” (cinco).
Cabe señalar que este territorio (concretamente, una superficie de 180 kilómetros cuadrados) ya fue declarado recientemente Bien de Interés Cultural, un paso imprescindible para que la Unesco admita estudiar la declaración de esta área geográfica como patrimonio de la humanidad.
2. Sus viñedos jalonados en la montaña
La Ribeira Sacra es sinónimo de vino. No en vano, la comarca cuenta con Denominación de Origen propia desde 1997, gracias a la multitud de viñedos que, sorprendentemente, pueblan su paisaje. Y decimos de manera sorprendente porque la orografía de la zona, con altos desniveles, no invita precisamente a cultivar la uva. Todo lo contrario, obliga a plantar las vides de una forma muy particular: realizando socalcos (escalones) en las laderas de las montañas. El sistema, empleado desde hace miles de años, imposibilita mecanizar el proceso de cultivo, por lo que la recogida de la fruta se realiza de forma manual. No es de extrañar, pues, que a este procedimiento también se le conozca como ‘viticultura heroica’, un calificativo que en toda Europa solo se puede aplicar al 5% de los viñedos.
3. Su seña de identidad: los cañones del Sil
La Ribeira Sacra está dominada por la uva, pero también por el agua. Gracias a ella y a su acción erosiva podemos contemplar unas singulares formaciones naturales que bien podríamos asemejar con los fiordos: los cañones del río Sil. Sus sinuosas curvas y paredes escarpadas no dejan indiferente a nadie. Contemplarlos es posible de diversas maneras, pero nosotros os recomendamos dos: realizar un crucero en catamarán por alguna de sus zonas más profundas (hasta 500 metros) o bien acudir a alguno de sus miradores naturales colgados sobre el río. En ambos casos podrás maravillarte con parajes de gran encanto, como los ‘Balcones de Madrid’. Imperdibles.
4. Sus bosques mágicos
Los amantes del senderismo encontrarán en este enclave gallego un destino ideal para disfrutar de su hobby en alguno de sus frondosos bosques. Los de castaños y robles son los más habituales, aunque las peculiares condiciones climáticas de las zonas más resguardadas favorecen la presencia de especies mediterráneas como los alcornoques y los madroños, muy poco habituales en Galicia.
Algunos de los más espectaculares son el bosque benedictino de Santa Cristina de Ribas de Sil, en Parada de Sil; el de Santo Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín o el Bidueiral de Montederramo, que alberga uno de los bosques de abedules mejor conservados de la Comunidad Autónoma.
5. Su riqueza patrimonial: castillos, iglesias, conventos y puentes por doquier
Además de viñedos y espectaculares formaciones naturales, este territorio también puede presumir de contar con un amplio y rico patrimonio. Castillos, restos arqueológicos, pazos, puentes e iglesias pueblan la zona, aunque es precisamente en este último apartado, en el religioso, donde más puede alardear. Basta un dato para ilustrar el motivo: en un área de apenas 165 metros cuadrados, se documentan un total de 85 monasterios. La mayor parte de ellos datan de los siglos XII y XIII, lo que convierte a la Ribeira Sacra en un auténtico paraíso para los fans del románico.
Entre los más destacados de la comarca se encuentran los conventos de Santo Estevo de Ribas de Sil (reconvertido en Parador), el de San Pedro de Rocas (un templo excavado en roca viva), el de Santa Cristina de Ribas de Sil o el de Santa María de Montederramo.