La ruta entre cañones y riberas en Teruel: un sendero fluvial repleto de pasarelas y piscinas naturales

Estrecho de Vallore Montoro de Mezquita

Elena Segura

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La provincia de Teruel cuenta con bellos pueblos y una naturaleza espectacular repleta de rutas de senderismo. Una de ellas, que combina cañones, senderos fluviales y piscinas naturales es la que une los pueblos de Montoro de la Mezquita y Aliaga. Se trata de un camino impresionante en el que se recorre un cañón que hasta hace poco tiempo era intransitable y que es uno de los más hermosos parajes de la provincia aragonesa.

El recorrido se puede comenzar desde Montoro de Mezquita, ubicado en el corazón del Maestrazgo turolense. Es una pedanía que pertenece a Villarluengo y que no suma más que unas cuantas casas y una decena de personas. Desde la pedanía se camina hasta las Eras, donde una señal nos lleva hasta el Estrecho de Valloré. A lo largo de un kilómetro recorremos un abrupto camino fluvial de altas paredes y pozas dibujadas por las aguas del río Guadalope, afluente del Ebro.

Este sendero cuenta con 200 metros de pasarelas que puede recorrer toda la familia, ya que no entrañan ninguna dificultad. Al final del camino nos encontramos con un valle en el que empieza un segundo estrecho. Desde aquí se puede subir hasta el Mirador de Valloré que cuenta con una panorámica impresionante que incluye la visión del pueblo, los perfiles de la montaña e incluso el vuelo de los buitres. Desde allí parte una ruta circular de hora y media.

Desde este punto también se pueden visitar las pinturas rupestres del Cantalar y la ermita de San Pedro de la Roqueta, donde cada año acuden en romería los pueblos de Villarluengo, Pitarque y Montoro.

Por otro lado, se puede continuar con el curso del río y llegar hasta Aliaga, el pueblo más cercano. Esto es plausible desde 2023 cuando se conectó el Maestrazgo con las Cuencas Mineras a través de la creación de pasarelas de Guadalope en algunos de los tramos del recorrido. Previamente, era prácticamente imposible acceder al cañón. Gracias a ello se puede disfrutar de un lugar con una importante riqueza paisajística, faunística y geológica.

Previsión meteorológica y equipación adecuada

Pero hay que planificar el recorrido de este sendero que abarca 23 kilómetros hasta que llegamos al barrio minero de Santa Bárbara. Para ello es imprescindible consultar la previsión meteorológica y llevar la equipación adecuada.

Para ello necesitaremos un calzado de senderismo de buena calidad, una mochila de senderismo, la ropa adaptada al tiempo, gafas de sol, gorra y protector solar, un sistema de hidratación y abastecimiento de comida y una herramienta de navegación, como un teléfono móvil. De forma opcional también podemos llevar bastones para andar y una cubierta para la mochila por si llueve.

Si se hace el total del camino supone son unas cinco horas y media caminando, aunque también puede realizarse por tramos. En este largo recorrido nos encontramos con el Estrecho de las Tajadas y aguas abajo los Órganos de Montoro, uno de los cinco monumentos naturales de la comarca del Maestrazgo.

También se camina por la presa de Aldehuela, el impresionante desfiladero de La Hoz Mala, el antiguo Molino harinero de la Tosca y la Boca del Infierno, ya en las Cuencas Mineras.

En el caso de los Órganos de Montoro, nos encontramos con una excepción geológica que cuenta con más de 200 metros de altura. Estas impresionantes agujas calcáreas nacieron en el Cretácico y se formaron a consecuencia de la acción del agua, el hielo, el viento y la erosión fluvial, de modo que dieron lugar a esta formación tan singular. Para conseguir las mejores vistas lo ideal es situarse en la carretera que circula entre Ejulve y Villarluengo, en el collado de Casa Mazuelos.

El nombre de este capricho geológico se debe a que las rocas forman una especie de tubos de un órgano. También le rodea una leyenda de una lucha de dioses en la que el vencedor, para celebrarlo, acumuló piedras para construir un valle sagrado y esculpió un órgano enorme para el que se compusieron siete sinfonías.

Al atravesar la Boca del Infierno podemos continuar por un camino cómodo que conecta con los Estrechos de Valloré con sus puentes y pasarelas.

Aliaga, por su parte, es una villa de 450 habitantes, situada a 1150 metros de altitud. Su iglesia parroquial de San Juan Bautista, del siglo XVII, cuenta con un esbelto campanario. Tras atravesar un puente romano-medieval sobre el río Guadalope, se alza el Santuario de la Virgen de la Zarza, una construcción barroca en la que destaca la fachada con dos torrecillas laterales y la decoración del interior.

La economía tradicional de Aliaga fue agrícola y ganadera, hasta que con la revolución industrial la extracción del carbón ocupó el primer plano. El barrio de Santa Bárbara fue una consecuencia del desarrollo minero de la zona de Aliaga entre las décadas de los cuarenta a los sesenta. Santa Bárbara evolucionó al mismo ritmo que la central térmica, configurándose como un barrio proletario.

Otro barrio obrero fue el de La Aldehuela, construido a finales de los años cuarenta para alojar a los trabajadores de la central térmica. En la actualidad, “el embalse se ha convertido en lugar de nidificación de aves que han encontrado en los carrizales de las orillas un óptimo refugio”, según se informa en la web del Ayuntamiento.

La central térmica entró en funcionamiento en 1950 utilizando el agua del embalse para su sistema de refrigeración. Obtenía el carbón desde las minas mediante vagonetas transportadas por cables aéreos. A pesar de que se integró un tercer generador las minas de la zona no consiguieron suministrar el suficiente carbón y el combustible tuvo que transportarse finalmente por carretera desde otras cuencas mineras vecinas. La central cerró de forma definitiva en 1982.

Para llegar a las pasarelas de Valloré desde Teruel hay que coger la N-420 y la A-1403 en un trayecto de una hora y media en coche. Por otro lado, para llegar desde Zaragoza son dos horas en la carretera y hay que tomar la A-222.

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