Ruta por la Menorca talayótica, un viaje al megalitismo balear
No es difícil viajar en el tiempo cuando se visita Menorca. Allí, en un territorio de solo 700 km2 , se concentran más de 1.500 yacimientos arqueológicos de hace 4.000 años atrás, un gran número de vestigios megalíticos que nos hablan de la prehistoria de la isla. Entre navetas, talayots, taulas, poblados y necrópolis Menorca cuenta con un importante conjunto de monumentos construidos por civilizaciones pasadas, levantados desde el año 2.300 a.C. hasta la conquista romana en el 123 a.C. De todos ellos 32 están a la espera de convertirse en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La cultura talayótica dejó diferentes estructuras repartidas por la isla. Son tantas que cuesta definir una ruta que las una a todas, por lo que es mejor hacerse una idea de cuáles son las más destacadas y así poder visitarlas de forma independiente. Son una de las principales señas de identidad de Menorca, hace muchos siglos que son parte de su paisaje y entre ellas encontraremos cinco tipos principales de construcciones: las navetas funerarias, hechas para acoger enterramientos colectivos; los talaiots, como torres troncocónicas destinadas a la vigilancia y defensa; las taulas, con función ritual y en cuyo interior se ubica una estructura formada por una columna y un capitel en forma de T; las necrópolis, muchas veces realizas en cuevas; e incluso restos de poblados originarios de la Edad del Bronce.
Para que sepas por dónde empezar vamos a recomendarte una decena de yacimientos que se pueden considerar imprescindibles. Con ellos podrás descubrir de primera mano cómo era la esencia de la Menorca prehistórica, pero eso no hace que una visita al Museo de Menorca, en el antiguo convento de Sant Francesc, en Maó, y al Museo Municipal de la Ciudadela, en el palacio Can Saura, deje de ser totalmente recomendable.
- Naveta des Tudons
Su visita es del todo obligatoria pues el magnífico estado de conservación que ofrece es excepcional, y sus características tipológicas únicas. Este tipo de tumba solo se encuentra en Menorca y en su interior se hallaron restos de más de un centenar de individuos, junto a sus ajuares y pequeños recipientes. Las piedras de la construcción se unieron sin utilizar ningún tipo de argamasa.
- Talatí de Dalt
Es uno de los poblados talayóticos más emblemáticos de Menorca y eso se lo debe a su peculiar taula en perfecto estado de conservación. Llama la atención porque una columna y su capitel están caídos y apoyados sobre la T de la taula. Además de dos pequeños talayots con construcciones adosadas, destaca un gran talayot central que se mantiene en muy buen estado.
- Poblado talayótico de Trepucó
Entre todos los poblados talayóticos que puedes encontrar en la isla este es uno de los más grandes. Alcanza los 5.000 m2 y está a unos 2 km al sur de Maó. En él se conservan dos talayots, restos de viviendas, parte de una muralla ciclópea con dos torres cuadradas y uno de los más espectaculares recintos de taula de la isla. La zona visitable se encuentra dentro de una fortificación de planta estrellada originaria del siglo XVIII.
- Poblado de Torralba d'en Salort
Es sin duda una de las construcciones talayóticas más espectaculares. Aquí encontrarás la taula mejor conservada de toda la isla, con una gran T que alcanza ni más ni menos que los 5 metros de altura. Fue habitado entre el año 1000 a.C. y la época romana, y además de la taula verás dos talayots, una sala hipóstila, algunas cuevas excavadas y un tramo de muralla ciclópea.
- Necrópolis de Cala Morell
Es uno de los más espectaculares cementerios prehistóricos de la isla. A la belleza de la cala y sus acantilados se suma un conjunto de 14 cuevas de enterramiento picadas en la roca. En ellas encontramos singulares características arquitectónicas como ventanas, ábsides, tarimas a diferentes alturas e incluso columnas interiores, algunas incluso con capitel tallado en la piedra.
- Necrópolis de Calescoves
Este recinto funerario cuenta con más de noventa cavidades excavadas en las paredes de los barrancos de la costa que en su día hicieron de tumbas. Lo encontrarás en la carretera que va de Sant Climent a Cala'n Porter y se usó como necrópolis durante unos mil años, entre el siglo XI a. C y el proceso de romanización. Calescoves es famosa también por haber sido un importante fondeadero para las potencias del Mediterráneo entre los siglos IV a. C. y VI d. C.
- Navetas de Rafal Rubí
Estas navetas nos recordarán a las Tudons, aunque estas son más pequeñas y tienen la particularidad de estar próximas la una de la otra. Dos tumbas colectivas, con una losa perforada de acceso a la cámara interior, en las que se han encontrado tanto restos humanos del año 904 a. C. como objetos de cerámica y colgantes de bronce.
- Talayots de Cornia Nou
En este poblado talayótico datado entre los años 1000 y 750 a. C se conservan en buenas condiciones dos talayots de diferente tipología. El mayor y más espectacular tiene una planta circular de unos 26 metros de diámetro, supera los 10 metros de altura, cuenta con escaleras en la parte superior y con espacios adosados a su base destinados a la manipulación de alimentos. El otro, más pequeño, presenta la peculiaridad de tener un corredor cubierto con losas que lo atraviesa diametralmente.
- Torre d'en Galmés
Se trata del poblado talayótico mejor conservado de toda la isla. Ocupa cinco hectáreas y se identifican numerosas casas, siendo la más monumental la conocida como ‘Círculo Cartailhac'. Podrás apreciar aljibes y sistemas de recogida de agua, salas hipóstilas y cuevas que recibieron diferentes usos. Cuenta con su propio Centro de Interpretación, donde a través de imágenes y diferentes objetos es más fácil hacerse una idea del poblado.
- Poblado talayótico de Binissafullet
Este pequeño poblado talayótico repleto de acebuches llama la atención por la variedad de restos que conserva. En el centro encontramos un talayot de forma circular, a un lado una sala hipóstila y al otro un recinto de taula restaurado en 1992. Como curiosidad, aquí además de gran cantidad de ánforas púnicas también se han encontrado restos óseos de corderos y cabritos, junto a los restos de una gran hoguera. Rastros todos ellos que nos hablan de los rituales que aquí se celebraban entre los siglos IV y III a.C.