La Ruta de los Puentes de La Adrada: un sendero con influjo medieval que recorre el cauce del río Tiétar

Vista aérea del Castillo de Adrada, con parte de la ruta senderista

Elena Segura

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Una ruta sencilla, accesible para todos y cargada de encanto. Así es la Ruta de los Puentes, en el pueblo de La Adrada, en Castilla y León. La ruta debe su nombre a los cinco puentes que la vertebran, enraizados en la historia medieval de nuestro país. Pero no todo son puentes en esta ruta castellanoleonesa, durante nuestro recorrido veremos hermosos riachuelos, imponentes castillos y el encantador municipio de La Adrada. Con apenas 15 kms de extensión, el recorrido te permitirá hacer otros planes en la localidad. Para ir bien equipado en este recorrido no necesitarás mucho, tan solo con calzado y ropa cómoda podrás recorrerlo sin gran dificultad. Recuerda llevar hidratación y algo de almuerzo para el camino.

La ruta nace en la localidad de La Adrada. Se puede aparcar en numerosos puntos de la ruta, pero recomendamos que aparques por el pueblo. Un lugar cercano al itinerario será junto al cementerio local, permitiéndote comenzar la ruta sin perderte. Camina por la carretera de La Iglesuela hasta llegar a un campo de fútbol. Busca un abrevadero, te servirá de guía para orientarte en el inicio de esta ruta, y toma el camino a su izquierda, que desemboca en el arroyo del Franquillo. Este caudal de agua te sorprenderá por su aspecto cristalino, que refleja con viveza el paisaje. El recorrido junto al arroyo se irá ensanchando hasta atravesar la pradera conocida como Nava de las Viñas, que te sorprenderá por su verdor.

Al inicio de la pradera brotará un camino a la derecha que vamos a obviar. Seguiremos recto hasta llegar al final de la pradera. Desde aquí podrás disfrutar de unas vistas espectaculares de La Adrada, su castillo y la imponente Sierra del Valle. Este conjunto rocoso forma parte de las montañas orientales de la Sierra de Gredos. Otros dos caminos surgirán a nuestra derecha, que también deberemos ignorar. Finalmente llegaremos a otro abrevadero y una nave ganadera a nuestra derecha. Un poco más adelante la ruta se bifurca y tomaremos el camino más ancho, el de nuestra derecha sin señalizar. Un ligero descenso nos llevará a nuestra siguiente parada, el Puente Mosquea.

Antaño conocido como el puente de la Escalona, el río Tiétar atraviesa su ancho arco. En este punto de la ruta, ya llevamos 2,5 kms de recorrido. Esta zona unía antiguamente La Adrada con otro municipio, Fresnedilla, por lo que era muy frecuentado por comerciantes y ganaderos. A la derecha del puente veremos un cruce de caminos.

Atravesando el Puente de la Escalona andaremos otros 250 metros, encontrándonos con otro puente, conocido como El Chico. Este puente sobre el arroyo de la Cercá tiene una minúscula pasarela sobre la que se muestra un arco apuntado y un pavimento descabalgado. El tiempo ha respetado las marcas dejadas por los canteros que cincelaron en la piedra de la estructura. Esto se hacía para que pudieran identificar sus propios trabajos.

Una vez cruzado el puente podemos aprovechar para hacer una pequeña parada en uno de los parajes más bonitos de la ruta. A la derecha y a lo lejos, se pueden distinguir dos pequeñas montañas, juntas y redondeadas, conocidas como Las Cabezas por su peculiar forma. Siguiendo una senda a nuestra izquierda, paralela al arroyo, llegaremos a un “canchal” –pendiente de piedra y granito fácilmente escalable– y a la derecha, a unos 200 metros, llegaremos a unos antiguos asentamientos de piedra, que se cree que data del siglo XVII. Los moradores de la zona construyeron tanto sus viviendas como los corrales para el ganado en este lugar, alto y protegido, gozando de la ventaja de tener agua del río y el arroyo a escasos metros. En esta antigua construcción podremos encontrar también marcas de canteros.

Siguiendo esta ruta llegaremos hasta la carretera que une La Adrada con otro pueblo, Iglesuela. Pasaremos por el complejo rural La Espuela dejándolo a nuestra derecha; en este punto habremos llegado casi a la primera mitad de la ruta, a la altura de 6,3 kms. Cruzamos la carretera y llegaremos al Puente Mocha, que también recorre el río Tiétar. Se trata de un puente de un tamaño para nada desdeñable, de origen romano y reconstruido en la Edad Media. En el siglo XVI fue reacondicionado para facilitar la comunicación entre Carlos I y Felipe II.

Recorriendo el transcurso del río pasaremos por Las Juntas, donde el río Tiétar se una al río Escoria, que separa Toledo de Ávila. Muy próximo está el puente El Vao, en ruinas al ser destruido durante la Guerra Civil. Ya habremos recorrido 13 kms. Las Juntas preceden a la pradera de Navalagrulla, un lugar que se recomienda visitar en primavera, con unos pastos plagados de verdor. Bordeamos la zona dejándola a nuestra derecha, siguiendo el este hasta reencontrarnos con nuestro coche.

Qué ver en La Adrada

Si has terminado la ruta pero tienes ganas de más, no dudes en explorar el municipio de La Adrada. Estas son algunas de las paradas imprescindibles en este singular pueblo, a solo una hora de Madrid:

  • El Castillo: se erige en lo alto de una colina, sobre los restos de un castillo que fue estancia temporal de Enrique III, Juan II, Enrique IV y que incluso recibió la visita de los Reyes Católicos.
  • Iglesia de El Salvador: el templo, de notables dimensiones, empezó a construirse a mediados del siglo XVI, bajo la dirección de Pedro de Tolosa, aparejador de las obras del Escorial. 
  • La Ermita de La Virgen de La Yedra: una ermita sencilla pero encantadora, restaurada gracias a la contribución de los vecinos del municipio. Está ubicada en el parque de La Nava y su interior se guarda la imagen de la Virgen de la Yedra, patrona de la localidad.
  • La calle de la Feria y la casa del Tío Talis. Si nos situamos al comienzo de la calle de la Feria, desde la Plaza de la Villa, encontramos uno de los edificios más emblemáticos del pueblo, que divide la calle en dos: el ramal derecho continúa siendo la calle de la Feria y el izquierdo, el antiguo camino de Piedralaves, posiblemente la calle principal de un antiguo barrio judío. Se trata del mejor ejemplo de arquitectura popular de toda la villa, una construcción que data de 1783 y que nos llamará la atención de inmediato. Este edificio de planta irregular, acabado en piedra natural y teja cerámica, consta de dos plantas y buhardilla. Al fondo, podremos ver la Sierra del Valle, dejando una vista espectacular.
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