Una de las rutas más bonitas de España para hacer en invierno está en Huesca: un paseo entre cascadas y grandes bosques

Cañón de Añisclo.

Huesca, en pleno Pirineo aragonés, alberga uno de los mejores rincones de España para realizar rutas de senderismo en invierno. El valle de Añisclo, situado dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ofrece a los amantes de la naturaleza un recorrido lleno de contrastes y belleza natural. Esta ruta transcurre por el cañón del río Bellos, un entorno montañoso en la temporada invernal, cuando la nieve cubre los picos y las cascadas adquieren una nueva dimensión.

El valle de Añisclo, que forma parte de uno de los parques más emblemáticos de España, se ha convertido en un lugar frecuentado por aquellos que desean disfrutar del invierno en su versión más pura. Sin la afluencia masiva de turistas que se registra en otras épocas del año, el valle ofrece una experiencia más tranquila y serena, ideal para los que buscan el contacto directo con la naturaleza.

Además, la ruta por el cañón del río Bellos es de fácil acceso y apta para senderistas con un nivel básico o intermedio, lo que permite a los caminantes disfrutar del entorno sin grandes dificultades.

Comienza en el aparcamiento del Cañón de Añisclo, en Escalona, y sigue un circuito circular que se puede recorrer en unas dos horas. El sendero pasa por el puente románico hacia la ermita de San Úrbez, un importante lugar de peregrinación, y luego desciende hasta el río Aso. A lo largo del trayecto, se puede admirar el paisaje con formaciones rocosas, pozas y llanuras. Se puede hacer una pequeña desviación para ver las ruinas del Molino de Aso, justo antes de llegar a las cascadas del río Aso.

El río Bellos, que da nombre al cañón, forma parte fundamental del recorrido, fluyendo entre las paredes rocosas del cañón. En invierno, el agua cristalina que corre por el río se ve salpicada por las heladas, creando un contraste llamativo con las rocas que lo rodean. En los tramos más bajos del cañón, las cascadas que en verano se desploman con fuerza, ahora se congelan parcialmente, dando lugar a estructuras de hielo que reflejan la luz del sol de una manera única.

A lo largo de la ruta, el paisaje cambia, de forma paulatina, de las zonas más profundas del cañón a los claros del bosque que se extiende a su alrededor. Los grandes árboles que dominan la vegetación, como los abetos, pinos y hayas, cubren el terreno de un manto de nieve que convierte la caminata en una experiencia visualmente atractiva. La sensación de estar rodeado por la tranquilidad de un entorno natural apenas alterado por la mano del hombre es uno de los grandes atractivos del recorrido.

El invierno también es una época interesante para los amantes de la fauna, ya que en esta estación los animales adaptados a las condiciones más extremas se hacen más visibles. Aunque muchos de los mamíferos y aves que habitan en el valle suelen ser discretos y difíciles de avistar, la nieve puede revelar sus huellas, lo que ofrece a los observadores una oportunidad única para conocer las especies que habitan en el entorno. Ciervos, corzos, jabalíes y, en ocasiones, el esquivo rebeco pueden ser vistos en las zonas más altas, mientras que en el bosque habitan especies más pequeñas, como el zorro o el tejón.

Además, el avistamiento de aves es una actividad popular entre los senderistas durante el invierno. Se convierte en un lugar idóneo para la observación de especies como el buitre leonado o el águila real, que sobrevuelan el cañón en busca de alimento. En las zonas más bajas, el eco de los búhos o la presencia de pícidos como el pito negro son una constante. El invierno, con su ambiente más silencioso, favorece este tipo de observación, que permite apreciar más detalladamente las especies que habitan.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, al que pertenece el valle de Añisclo, es uno de los espacios naturales más importantes de España. Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, el parque ofrece una diversidad de paisajes que van desde los verdes valles hasta los picos nevados que se alzan por encima de los 3.000 metros. En invierno, la nieve transforma este espacio en un lugar de gran belleza, donde el senderismo adquiere una dimensión diferente debido a las condiciones climatológicas.

La accesibilidad y la diversidad del paisaje hacen que esta ruta sea una de las más interesantes para realizar en los meses fríos. Aunque otras rutas del parque son populares durante el verano, el valle ofrece un recorrido más tranquilo y sereno durante el invierno. La carretera que conecta el valle con el resto del parque es generalmente accesible durante esta temporada, lo que facilita la llegada a la zona.

Con su recorrido por el cañón del río Bellos, es un destino ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza que desean conocer el Pirineo en su versión invernal. Este recorrido, que transita entre bosques y cascadas congeladas, ofrece una visión diferente de uno de los parajes naturales más emblemáticos de España. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en su conjunto, es un lugar que invita a la reflexión y al disfrute de los paisajes más puros de la geografía española, siendo el Valle de Añisclo una de las rutas más accesibles para recorrer durante los meses más fríos del año.

Si va a visitar espacios naturales, recuerda la importancia de respetar el entorno y sigue las guías y recomendaciones oficiales para no poner en peligro el lugar ni tu integridad física.

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