Algo tiene Cantabria que siempre termina enamorando a quien la visita. Será por el verde de sus valles, por el profundo azul de su mar, por la arquitectura tradicional de sus pueblos o por su suculenta gastronomía. Pero de un modo u otro, es uno de esos destinos que siempre nos deja con ganas de volver. Será el encanto de lo auténtico, la belleza de sus paisajes o el aroma del aire puro, pero Cantabria cautiva y sus pueblos son grandes responsables de su poderoso atractivo.
Quedarse con solo seis pueblos bonitos de todos los que tiene Cantabria es difícil y arriesgado. Cada cual seguro que tiene sus preferidos, pero hoy por hoy solo unos pocos pueden presumir de pertenecer a la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España, y esos son los seis que te mostramos aquí: Bárcena Mayor, Carmona, Liérganes, Potes, Mogrovejo y Santillana del Mar. Cada uno con sus encantos y características, por supuesto, pero todos pueden ser el destino perfecto para vivir una escapada rodeada de prados y montes en plena naturaleza.
Bárcena Mayor
Estamos en el Parque Natural Saja-Besaya, enmarcado por un verde y espectacular entorno natural. Aquí Bárcena Mayor fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1979 y presume, ni más ni menos, que de ser el pueblo más antiguo de Cantabria. Está rodeado de pequeñas colinas y sus callejuelas concentran un buen número de ejemplos de la arquitectura típica de casas montañesas, mientras que el río Argoza, que baña la localidad, nos permite dar un refrescante paseo siguiendo su curso.
La iglesia de Santa María, del siglo XVII y con retablo barroco, es uno de los principales monumentos de Bárcena Mayor, aunque posiblemente lo que más te llame la atención sean sus antiguas casonas montañesas con amplias solanas, soportales y cerramientos de madera, ya que son la verdadera esencia de este pueblo cántabro. Un pequeño rincón en medio del monte que en invierno cautiva con el olor de sus chimeneas y en primavera y verano con las floridas balconadas de sus calles. Y donde además, cómo no, siempre es un buen plan sentarse a degustar un buen cocido montañés en cualquiera de sus restaurantes.
Carmona
A poco más de media hora en coche de Bárcena Mayor se encuentra Carmona, igualmente declarada Conjunto Histórico-Artístico, y ubicada entre los valles del Saja y del Nansa. Un enclave que para muchos es uno de los más bonitos de Cantabria. Sus no más de 200 habitantes dan forma a un pequeño y tranquilo pueblo de típica arquitectura montañesa ideal para los amantes de la naturaleza y quienes busquen un refugio para desconectar. El entorno es perfecto para hacer senderismo, por lo que no hay excusa para salir a estirar las piernas rodeados de verde y vacas tudancas.
El Palacio de los Díaz Cossio Calderón y Mier, conocido como la Casona de Carmona o la Venta de Carmona, sobresale sin duda entre el resto de casas de piedra. Data del siglo XVIII y hoy en día es un hotel. Pero para ver el pueblo en todo su esplendor la mejor opción es acercarse al Mirador de la Asomada del Rivero, en la carretera dirección a Renedo de Cabuérniga, para así contemplar cómo las casas marrones de Carmona destacan entre los prados que las rodean.
Liérganes
Liérganes, ubicado en los Valles Pasiegos, no podía faltar en esta selección de algunos de los pueblos más bonitos de Cantabria. Llama la atención por muchas cosas, como por ejemplo por su conjunto urbano declarado de Interés Histórico-Artístico Nacional en 1978, por su puente romano, por la leyenda del Hombre Pez, e incluso por su famoso chocolate con churros. Aquí hay mucho que hacer, así que te recomendamos no visitarlo con prisas.
La leyenda del Hombre Pez nos habla de Francisco de la Vega, que nació en la localidad en 1660, y que tras arrojarse al río Miera, desapareció en el Cantábrico. Según dicen, fue localizado años después, sin razón y sin habla, en la bahía de Cádiz. Y es tal su importancia en Liérganes que cuenta con su propio Centro de Interpretación del Hombre Pez, ubicado en un antiguo molino sobre el río Miera. La Casa de los Cañones es también una visita imprescindible, así como las famosas ‘Tetas de Liérganes’, dos colinas conocidas popularmente así por su parecido a la anatomía femenina que invitan a caminar por ellas en una ruta circular. Si buscas un plan de absoluto relax, entonces échale un ojo al balneario de Liérganes.
Potes
Potes no necesita mucha presentación. Sin duda, ocupa los puestos de cabeza de cualquier lista que reúna a los pueblos más bonitos de Cantabria, y eso, junto a su ubicación en la puerta de los Picos de Europa, hace que sea tan conocido como turístico. Está en el corazón de Liébana, rodeado de montañas y en la confluencia de cuatro valles y de los ríos Deva y Quiviesa. Un paseo por su conjunto histórico nos llevará por la Torre del Infantado del siglo XV, la Iglesia de San Vicente Mártir del s. XVI, la Torre de Orejón de la Lama del s. XV y sus calles empedradas rodeadas de casonas. Es conocida como la villa de los puentes, y es que su paseo fluvial a orillas del río es también altamente recomendable.
Las calles de Potes nos hablan de un pasado de esplendor, pues ya en el siglo IX la villa estuvo vinculada a las casas nobles del Marqués de Santillana y a la del Infantado, y eso se deja ver en la majestuosidad de sus construcciones. ¿Dos razones más para visitar Potes? Una, que en 1983 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico; y dos, que el segundo fin de semana de noviembre celebra su Fiesta del Orujo, considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Mogrovejo
Mogrovejo, con tan solo 44 habitantes, es uno de los pueblos más pequeños de España. Está escondido en la comarca de Liébana, con los Picos de Europa como telón de fondo, por lo que la estampa que dejan sus bonitas casas de piedra del siglo XVI, su torre medieval y su iglesia del siglo XVII, es de absoluta postal. Se encuentra junto a la carretera que conecta Potes con Fuente Dé, donde se encuentra el teleférico que nos lleva al corazón de Picos de Europa. Muy cerca de Mogrovejo está también el monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los más bonitos e importantes de toda la provincia.
Mogrovejo en sí cuenta con uno de los mejores ejemplos que se conservan de casonas de sillería y mampostería, con balcones de forja, de los siglos XVI a XVIII. Está rodeado por extraordinarios bosques de robles, acebos y castaños, y es un lugar ideal, al igual que lo son sus alrededores, para saborear el cocido lebaniego y probar los quesucos de Liébana o el queso Picón Bejes-Tresviso y la miel, los tres con Denominación de Origen Protegida.
Santillana del Mar
Pocos son quienes visitan Cantabria sin hacer una parada en Santillana del Mar, y es que sin duda se trata, junto a Potes, de una de las localidades más turísticas de la provincia. También está declarada Conjunto Histórico-Artístico y ya desde la Edad Media ha sido uno de los núcleos más importantes de la región. Santillana cuenta con un patrimonio arquitectónico extraordinario, tanto religioso como civil, y para comprobarlo no tenemos más que dar un paseo que nos lleve por la Plaza de las Arenas, por la Colegiata de Santa Juliana del siglo XII, por la Plaza de Ramón Pelayo, por las Torres de Merino y de Don Borja, por la Casa Consistorial y por el área de los conventos de Regina Coeli y de San Ildefonso.
Tras conocer sus más importantes edificaciones, conviene recorrer sin rumbo su trazado de piedra medieval para empaparnos bien de todos sus encantos. Y aunque quizá hayas oído que Santillana del Mar es “el pueblo de las tres mentiras”, quizá te interese comprobar que ‘Santillana del Mar sí es santa, sí es llana y sí tiene mar’. Mención especial merece además el Museo y Centro de Investigación de Altamira, a solo 5 minutos en coche del pueblo, y que alberga la cueva que es considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre. Visitar la cueva original de Altamira es difícil, pero no imposible, aunque por suerte tenemos junto al museo la Neocueva, una reproducción exacta y milimétrica de la cueva original en la que podemos ver una fiel reproducción de las famosas pinturas de bisontes, ciervos y otras figuras. Por lo que a Santillana del Mar no le faltan atractivos para que le dediquemos una buena visita en nuestro paso por Cantabria.