Más en elDiario.es
Estos son los 15 “nuevos” pueblos más bonitos de España
Los 15 miradores más espectaculares de la geografía española
En España hay pueblos bonitos, pueblos muy bonitos y pueblos extremadamente bonitos, pero solo unos pocos pueden ser considerados Los Pueblos más Bonitos de España, una asociación que desde 2011 destaca algunos de los municipios de mayor belleza del territorio español.
Con estas 11 nuevas incorporaciones, la red de la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España pasa a reunir un total de 104 localidades de especial encanto. Todas ellas han superado más de 40 criterios relacionados con el cuidado del patrimonio, la armonía, la limpieza, la conservación, el cuidado de las zonas verdes, la cultura, las tradiciones e incluso la circulación de vehículos, por citar solo algunos de los requisitos necesarios para pertenecer a esta red de especial belleza.
Desde el 1 de enero de 2021 los pueblos de Beget, Molinaseca, Baños de la Encina, Genalguacil, Nuevo Baztán, Valverde de la Vera, Agulo, Roncal, Bulnes, Cudillero y Garachico pasan a ser considerados unos de los pueblos más bonitos de España, y esto es lo que te espera en cada uno de ellos.
En el Bierzo de León encontramos Molinaseca, una pequeña población de profunda influencia medieval. Aquí la arquitectura popular no pasa desapercibida, con galerías voladas de castaño, cubiertas de pizarra y casas solariegas con portadas de sillería. La estampa de su puente romano sobre el río Meruelo, con la iglesia de San Nicolás al fondo, es de auténtica postal. Un buen lugar para disfrutar además de la característica gastronomía berciana.
En Beget saben bien cómo cuidar su patrimonio, lo que le ha permitido mantener su esencia más pura a lo largo de los años. Sus orígenes se remontan a la Edad Media y se ubica en la Alta Garrotxa, un Espacio de Interés Natural prepirenaico que ya es llamativo de por sí, ideal para los amantes del senderismo y el ciclismo de montaña. El pueblo, con sus calles empedradas y sus puentes medievales, creció alrededor de la iglesia de Sant Cristòfol de Beget, de los siglos X-XIII.
En la Sierra Morena jienense, Baños de la Encina llama poderosamente la atención con su fortaleza califal levantada en el año 968. La localidad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1969 y conserva una identidad monumental de gran valor cultural. Además de su castillo, la gran sorpresa se encuentra en la ermita del Cristo del Llano, con un camarín de yeserías policromadas que no puede faltar en nuestra visita. La gastronomía de la tierra, con hierbas aromáticas, carne de monte y verduras, hará las delicias de los amantes del buen comer.
Estamos en La Vera, en el norte de Extremadura. Valverde de la Vera fue declarado Conjunto Histórico en 1970 y su arquitectura popular combina sillería, madera y ladrillo, por lo que merece la pena perderse a conciencia por sus calles y su plaza mayor. Albergó un castillo de los siglos XII y XIV pero de él solo quedan dos torres defensivas. Una de ellas, por cierto, es parte de la iglesia de Ntra. Sra. de las Fuentes Claras. La noche del Jueves al Viernes Santo se celebra el peregrinar de los Empalaos, una fiesta popular de gran tradición declarada de Interés Turístico Nacional desde 1980.
Garachico es un colorido y reluciente pueblo situado en el noroeste de la isla de Tenerife. Mantiene un casco histórico muy bien conservado a pesar de haber sido devastado casi por completo en 1706, pero algunos edificios históricos, como el convento de San Francisco o la fachada de la Casa de los Condes de la Gomera, se salvaron de la destrucción. Garachico se asoma al océano y en su costa, junto a las piscinas naturales de El Caletón, destaca el Castillo de San Miguel de 1575.
Agulo es tan bonito que se conoce como “El bombón de La Gomera”. Hace de mirador sobre el océano Atlántico y es una de las poblaciones más pequeñas y antiguas de la isla. Su casco antiguo presume de ser uno de los mejor conservados de todo el archipiélago, formado por estrechas calles empedradas, casas blancas y tejados rojizos. Su gastronomía basada en papa, ñame y berro da lugar a platos prácticamente endémicos.
Rocal da nombre a su propio valle, uno de los más bonitos de Navarra. Erronkari, en euskera, se levanta junto al río Esca y su puente de piedra es la carta de presentación que recibe al visitante. Sus calles empedradas te llevarán a la iglesia parroquial y de ella a edificios señoriales como la Casa Sanz, la Casa Gambra o la Casa López. Roncal, en el Pirineo Navarro, cuenta con su propio queso, mantecoso y ligeramente picante.
Cudillero es un pueblo marinero, de casas de colores y de rica gastronomía procedente del Cantábrico. Su distribución tiene forma de anfiteatro, adaptada al escarpado terreno de la costa, y las mejores vistas se consiguen desde su atalaya. Es uno de los principales puertos pesqueros de Asturias y junto al barrio de los pescadores destacan las casas indianas y el Palacio Selgas, más conocido como el “Versalles asturiano”. Si llegas queriendo saciar tu hambre te gustará saber que el rape, ya sea a la brasa, a la sidra, frito, con setas o con fabes, es una de sus especialidades.
Bulnes te espera en lo alto de los Picos de Europa. Antes había que estar muy en forma para llegar caminando hasta él, pero ahora un funicular nos pone las cosas mucho más fáciles. Cuenta con poco más de 30 habitantes y su arquitectura tradicional se basa en la piedra caliza y en robustas puertas de madera. Desde él los amantes de la montaña mejor preparados pueden emprender el camino al Picu Urriellu, el famoso Naranjo de Bulnes. Como buena tierra asturiana, aquí también se elaboran quesos artesanales de excepcional calidad.
Un punto blanco en medio de una sierra verde, así es Genalguacil. Se encuentra en el Valle del Genal, se ha adaptado a un terreno escalonado y la iglesia de San Pedro de Verona, con su torre octogonal, sobresale por encima de los tejados de tejas pardas. Cada año se transforma en un pueblo museo y sus calles se convierten en galerías de arte contemporáneo con más de 120 obras repartidas a nuestro paso. El corcho y las varas de olivo son la materia prima de su artesanía más popular.
Nuevo Baztán, en el sudeste de la Comunidad de Madrid, fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1941 y Bien de Interés Cultural en el año 2000. Cuenta con un llamativo núcleo señorial altamente monumental, donde el barroco y las plazas abiertas van de la mano. El Palacio-Iglesia de Goyeneche es uno de sus mayores atractivos con su piedra berroqueña caliza. Su gastronomía es eminentemente castellana y entre sus especialidades propias destacan los repápalos, un dulce elaborado con vino y canela.
Estos son los 15 “nuevos” pueblos más bonitos de España
Los 15 miradores más espectaculares de la geografía española