Tres rutas de senderismo que puedes hacer en la provincia de Cádiz

Sendero del río Majaceite

Elena Segura

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La tacita de plata, La Habana con más salero: Cádiz es una de las ciudades más bellas de España, pero su provincia no le queda a la zaga. Se trata de una joya de la naturaleza, con un litoral rico en flora y fauna y unos ecosistemas de montaña y paisajes naturales sin parangón. En este artículo destacamos tres rutas senderistas aptas para principiantes en las que perderse.

Río Majaceite

En pleno parque natural Sierra de Grazalema se encuentra uno de los paisajes más conocidos de la provincia gaditana: el sendero del río de Majaceite: apenas 5,3 kilómetros -unas dos horas de caminata- que separan los pueblos de Benamahoma y El Bosque.

El sendero arranca en la parte baja de Benamahoma. Antes de comenzar a andar recomendamos visitar el Ecomuseo del Agua, situado a principio del camino y radicado en un antiguo molino de molienda que se impulsaba con el río.

A lo largo de la ribera del río Majaceite se suceden chopos, sauces, adelfas, zarzaparrillas o madreselvas que crecen tan cerca unos de otros que dan una sensación de frescura al senderista, incluso en los meses más calurosos. A lo largo del camino nos encontramos con varios molinos y batanes -máquina que transformaba tejidos abiertos en otros más tupidos y que funcionaba con una rueda hidráulica-.

Antes de alcanzar El Bosque se puede disfrutar de la vista sobre el bosque de ribera, así como de la majestuosa panorámica de la Sierra del Pinar y del Pico del Torreón. También encontramos el Jardín Botánico El Castillejo, cuya visita permite conocer la flora del Parque Natural Sierra de Grazalema.

Al final del camino alcanzamos El Bosque, una de las principales localidades de la sierra de Cádiz donde se disfruta de una amplia oferta gastronómica con la que se puede degustar productos de la zona como los quesos de oveja merina.

La Garganta del Capitán

El sendero de La Garganta del Capitán se encuentra dentro del parque natural Los Alcornocales y la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo. Este espacio está protegido por la Junta de Andalucía desde el año 1989 y es uno de los ejemplos de bosque Mediterráneo salvaje. El parque es el hogar del llamado corzo andaluz, una especie única que solo habita en este lugar del planeta y que está especialmente amenazada. Los Alcornocales también conserva verdaderos tesoros naturales, como bosques de helechos gigantes, típicos de la vegetación subtropical.

Este sendero dentro del parque cuenta con una longitud de 12 kilómetros, seis de ida y otros seis de vuelta. Aunque haga calor, a lo largo de la ruta hay muchas zonas de sombre que alivian las temperaturas.

El comienzo de la ruta está indicado en la zona habilitada para aparcar entre el Cobre y el Centro Penitenciario Botafuegos. A lo largo del recorrido encontramos bosques de laurisilva con alisos, fresnos, laureles y quejigos en la zona de la Garganta. En el camino podemos disfrutar de las vistas a la Bahía de Algeciras, el bosque alcornocal, o el monte público Hoyo de Don Pedro.

Al salir del sendero se llega a una cascada que cae de las rocas a una piscina natural. Es importante recordar que no está designada como zona de baño y, por tanto, el baño no está permitido. Tampoco está permitida la permanencia con elementos de acampada, como mesas, sillas o sombrillas, en cualquiera de sus tramos.

A lo largo del camino se pueden ver tumbas de la Edad del Bronce talladas en la roca de arenisca, así como la lápida del supuesto 'Capitán' que da nombre a esta garganta, además de antiguos molinos harineros cuyos restos aún pueden verse a orillas del arroyo.

Cuenta la leyenda que en esta tumba en la que está tallada una cruz en la piedra está enterrado el bandolero Gabriel Moreno que el 13 de junio de 1834 fue abatido cuando huía de las Fuerzas del Orden junto al grupo de salteadores del que formaba parte, según está escrito en la lápida. Su tesoro permanecería escondido en algún lugar de la sierra.

Río de la Miel

El sendero del río de la Miel también nace en barrio algecireño de El Cobre, donde se puede aparcar y se encuentra un panel explicativo. El camino sigue el curso del río de la Miel, llamado así por los musulmanes que conquistaron la península Ibérica, bien por el dulzor de sus aguas o por el color del caudal. Allí encontramos el Molino de Escalona, el único que sobrevive en funcionamiento.

Justo al lado del molino, el punto de partida hacia el bosque está marcado por un antiguo puente de un solo ojo, en apariencia romano. Más adelante, la Fuente de las Niñas, un caño que nace de la propia roca y cuya agua fresca es perfectamente apta para el consumo, merece una parada. Junto a la fuente se encuentra el Molino del Águila que sigue en pie desde el siglo XVIII.

Dejando el molino atrás se alcanza el cartel de final del recorrido, justo al llegar a la cascada conocida como la Poza de la Chorrera. Esta pequeña laguna de color turquesa se corresponde con el último gran salto de agua que hace el río desde su nacimiento.

En el río de la Miel también se encuentran más cascadas. Al bordear la poza de la Chorrera se puede acceder a otros saltos de agua, aunque el camino se vuelve un poco más difícil al tener que escalar un poco los tramos rocosos. De hecho, hay partes del parque que al ser reserva natural requieren de un permiso especial en la Oficina de Turismo de Algeciras.

Un poco más arriba se encuentra la llamada Poza de la Cola de Caballo. Los helechos y otras plantas trepan por las rocas mientras cae el agua. La humedad del entorno crea una especie de selva tropical o laurisilva que mantiene una temperatura bastante constante durante todo el año.

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