Mirar desde lo alto de Trujillo, desde las almenas de su castillo, es todo lo que necesitas para comprender muchas cosas. Primero, que quien edificó ahí esa fortaleza sabía muy bien lo que hacía; segundo, que el esplendor de sus calles fue de los más importantes de España hace unos siglos; y tercero, que habías hecho muy mal en no visitar su casco histórico hasta ahora.
Trujillo ha vivido todas las épocas y por él han pasado todas las etapas de la historia. Desde la prehistoria hasta hoy día, con romanos, visigodos y árabes incluidos. Pero fue tras el descubrimiento de América, al ser cuna de conquistadores del Nuevo Mundo, cuando Trujillo cobró la importancia que hoy conserva.
Encontrarás Trujillo en España, cerca de Cáceres, pero también en Perú, en Colombia, en Venezuela… y es que Francisco Pizarro, “conquistador del Perú”, Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas, y Diego García de Paredes, compañero de Pizarro, fueron naturales de esta localidad extremeña. Entre ellos y las importantes familias de indianos que volvieron llenos de fortunas tras hacer las Américas, Trujillo está repleto de espectaculares casonas, palacios e iglesias.
La primera vez que visitas Trujillo no sabes muy bien dónde mirar y es que en su casco antiguo cada casa parece superar a la anterior. Además de dar un paseo a tu aire y recorrer todas sus cuestas y callejuelas, es recomendable acudir a la Oficina de Turismo de Trujillo, situada en la Plaza Mayor, para aprovechar sus visitas guiadas por algunos de los elementos más importantes de su legado histórico. Incluso así, toma nota y asegúrate de no perderte nada de lo que te contamos a continuación.
La Plaza Mayor de Trujillo
Es el centro neurálgico de Trujillo y su cara más característica. Durante siglos ha sigo lugar de reunión, celebración, mercados, fiesta y espectáculos. Fue en el siglo XVI cuando se convirtió en una plaza señorial, aquí los conquistadores y las familias de la nobleza erigieron sus imponentes casas y palacios, mientras que en el centro una estatua ecuestre de bronce recuerda las conquistas de Francisco Pizarro. Las iglesias de San Francisco, Santa Clara y San Martín, construidas entre los siglos XIV y XVI, también se alzan alrededor de la plaza.
El castillo y las murallas de Trujillo
El castillo que corona Trujillo y que marca su silueta desde la lejanía es un castillo árabe califal, se comenzó hacia el año 900 y sus murallas se terminaron en el s. XI, construyéndose durante la época de mayor esplendor del Califato de Córdoba. Tras la Reconquista fue modificado y ampliado hasta alcanzar la estructura que luce hoy día. En su interior se conservan dos grandes aljibes árabes con bóveda de cañón.
Su aspecto es imponente pero aún mejores son las vistas que se tienen desde él, cuando Trujillo queda a nuestros pies y la llanura extremeña se extiende hasta donde da la vista mires hacia donde mires.
El palacio de los Marqueses de la Conquista
Es imposible no verlo una vez que estás en la Plaza Mayor de Trujillo. Es de estilo renacentista y fue construido en el s. XVI por orden de Hernando Pizarro y su mujer para cumplir con la voluntad de Francisco Pizarro. Residencia de los familiares de Pizarro, le debe su nombre al título que se le otorgó al conquistador por su intervención en Perú. El palacio también se puede visitar por dentro pero es el balcón de la esquina, monumentalmente decorado, su característica más destacada.
El palacio de San Carlos
También es conocido como palacio de los Vargas-Carvajal y fue construido entre los siglos XVI y XVII sobre una antigua fortaleza visigoda. Como el de la Conquista el de San Carlos es otra de las edificaciones que conforman la Plaza Mayor, está construido en sillería y es el edificio civil de mayor tamaño. También destaca su balcón esquinado y hoy en día está habilitado para albergar el convento de las jerónimas.
Iglesia de Santa María la Mayor
Es el edificio parroquial más importante de Trujillo y el mejor ejemplo del románico del lugar. Se comenzó a levantar tras la Reconquista, se dice que sobre una antigua mezquita árabe, y su construcción abarcó del s. XIII al XVI. Por fuera es la torre Julia la que llama la atención, la más antigua, mientras que una segunda torre se añadió en el s. XVI. Por dentro destaca la belleza de las pinturas del retablo gótico y las espectaculares bóvedas de crucería.
Como ves, Trujillo fue centro de gente importante y gran riqueza, por lo que no queda ahí la cosa. Si tienes tiempo no dejes de visitar también la iglesia de San Martín, en la Plaza Mayor, así como los palacios de Luis Chaves el Viejo, adosado a la muralla, y el de Juan Pizarro de Orellana, el que fue corregidor de Cuzco en Perú. Con todo esto, verás cómo Trujillo te transporta fácilmente varios siglos atrás.