Incluso al turista que ya haya visitado Asturias le sorprenderá que una región tan pequeña en lo que a superficie se refiere pueda ser tan grande y contener tantísimos paisajes distintos. Te proponemos 9 rutas que te descubrirán todo un mundo para hacer turismo rural por rincones donde los paisanos aún conservan sus costumbres, edificaciones ancestrales y especialidades gastronómicas.
1. Taramundi
Dentro del occidente asturiano, Taramundi fue el concejo pionero en el turismo rural desde que se inaugurara en 1986 el Hotel La Rectoral y, quizá por ello, sea ya uno de los destinos favoritos del turismo de naturaleza y de descanso. Taramundi se localiza en la comarca de Oscos-Eo, a la cual también pertenecen Santa Eulalia de Oscos, San Martín de Oscos, Villanueva de Oscos, San Tirso de Abres, Vegadeo y Castropol. En general, esta zona está caracterizada por el hierro, el fuego, el verde de sus bosques, y las casas de pizarra que, tras llover, cobran el color de la plata. En particular, sus productos gastronómicos más típicos son las mermeladas, pan y miel, sus deliciosos quesos… Y en artesanía, destacan sus navajas, jerséis, bufandas, mantas, colchas o guantes del trabajo del telar tan típico de la zona.
2. Vegadeo
La hermosísima Vegadeo es una tierra marcada por los peregrinos que van a Santiago. Equipándose en la capital del concejo, se pueden hacer varias rutas como la del Estraperlo, la Senda Verde de As Minas o hasta el mazo de Meredo. Por su parte, en el cercano concejo de Castropol llama la atención su capital asomada a la ría del Eo, una villa llena de encanto y señorío, declarada Bien de Interés Cultural, con grandes casas blasonadas, con sus fachadas blancas y sus tejados de pizarra.
3. Santa Eulalia de Oscos
En Santa Eulalia, hay que ver la capital, del mismo nombre, realizar actividades acuáticas en Ferreira y visitar Pumares, Quintá o Busqueimado. Y, sobre todo, visitar las cascadas de Seimeira, dentro de La Reserva de la Biosfera Oscos-Eo y Terras de Burón; la del Forcón de los Ríos o la de Os Cortíos.
Los amantes de los lugares con magia también tienen para escoger en el concejo limítrofe de San Tirso de Abres, concretamente, la llamada Pena do Encanto, una cascada en medio de la naturaleza a la que se llega desde el pueblo de Salcido. En El Llano, capital del concejo, destacan la capilla de San Juan y, sin duda, el gran protagonista del lugar, el río Eo.
4. San Martín
Desde el centro de San Martín (donde es visita obligada el mítico bar tienda Casa Pequenón, de María Jesús Quintana), parten otras rutas muy interesantes hacia la mina Carmina y hacia A Coba, perteneciente a Grandas de Salime. Se trata de un pueblo precioso, pequeñito, con sus zonas emparradas y un sendero por las laderas del monte Marón con unas fantásticas vistas del valle del río Agüeiraque, su puente de piedra sobre el río y su viejo molino en ruinas.
5. Degaña e Ibias
Un territorio ideal para quienes buscan la paz es la Reserva de la Biosfera y parte del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, un rincón magnífico para el senderismo y los deportes en la naturaleza, como el descenso en canoa por el Ibias. Ambos concejos cuentan con la senda moura y con varias rutas a las lagunas de la zona, que permiten visitar pueblos que son auténticas joyas etnográficas. Empezando por Uría, con sus caleyas y caminos llenos de emparrados y sus casas de piedra, que se torna anaranjada o rojiza con el reflejo del sol, y siguiendo por Riodeporcos, Algerdo, Valvaler, Serorio o Pradías.
6. Valle del Navia
En el Valle del Navia hay infinitas maravillas que visitar. Por resumir, Coaña cuenta con el puerto más pequeño del Occidente. Pesoz, con pueblos tan singulares como Argul; Illano, con las piscinas más rústicas y curiosas de la zona; Grandas de Salime, con su espectacular Salto de Salime, que fue en su día la presa más alta de España; Navia, con su impresionante ría navegable; Tapia de Casariego, con su impronta marinera y su sabor a sal; Villayón, el reino de las cascadas; y Boal, con su indiscutible historia indiana y emigrante.
7. Cangas del Narcea
Con su Parque Natural, el concejo está lleno de pueblos, valles, bosques, ríos y caminos por los que es un placer perderse. Municipios como Besullo o Genestoso son imperdibles. Y merece la pena acercarse en octubre a su fiesta de la Vendimia para conocer el Vino de Calidad de Cangas, de la Denominación de Origen Protegido Cangas.
8. Somiedo
Se trata de un concejo de montañas y pastos por donde campa a sus anchas la vaca Asturiana de los Valles, en concreto, los cinco grandes valles abiertos denominados Somiedo, Pigüeña, Valle, Las Morteras y Saliencia. Por ellos se diseminan brañas como las de Sousas, Mumián, Saliencia o La Pornacal, así como los tradicionales teitos, construcciones típicas de Somiedo cuyo elemento más singular es su cubierta, realizada a base de elementos vegetales. Para conocer mejor su idiosincrasia, podemos hacer rutas en bici, a pie o a caballo por pueblos con encanto tal que La Rebollada, Valle del Lago, Pola de Somiedo, Saliencia, La Peral, Arbellales...; y disfrutar de sus bosques, hayedos y robledales muy bien conservados como Tibleos o La Enramada. Además, es el reino del oso pardo y se pueden observar desde miradores de las peñas de Gua, cerca de Caunedo.
9. Comarca del Bajo Nalón
Los concejos que forman la comarca del Bajo Nalón son Muros del Nalón, Soto del Barco y Pravia. En esta última son interesantes los miradores de Monteagudo y La Peñona, así como la senda verde que va desde Pravia hasta Quinzanas y la ruta de los marineros. En Soto del Barco destaca San Juan de la Arena, y pueblos de interior como Riberas y La Ferrería, también con arquitectura indiana. El mirador de Los Quebrantos ofrece vistas singulares, pero aparte hay una senda de los miradores como el del Espíritu Santo, Las Tolvas, Los Glayos o La Atalaya. Sus playas y piscinas de mar son una belleza para relajarse viendo el Cantábrico bramar.