Qué ver en una escapada a Trillo, el pueblo de las cascadas
“Desde Trillo huele el mundo a otro color”, escribió Camilo José Cela en 'Viaje a la Alcarria', publicado en 1948. Trillo, situado en esta comarca de la provincia de Guadalajara, es uno de los 17 pueblos que recorrió Cela en aquel viaje de 10 días y que supuso su primer ensayo sobre zonas de España que ahora conocemos como la 'España vacía'.
“Al llegar a Trillo el paisaje aún más feraz. La vegetación crece al apoyo del agua, y los árboles suben, airosos como en Brihuega”, así describió el 'pueblo de las cascadas' este autor de la literatura de posguerra que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1989 y que es, sobre todo, conocido por las novelas 'La familia de Pascual Duarte' y 'La colmena'.
Trillo, que se encuentra a una hora y media de Madrid y 55 minutos de Guadalajara, se encuentra en la desembocadura del río Cifuentes al Tajo, por lo que está rodeado de agua. Naturaleza y edificaciones antiguas se dan la mano en un entorno perfecto para una escapada de fin de semana. También se sitúa cerca el llamado 'Jardín de La Alcarria': Brihuega, la ciudad de la lavanda.
El pueblo guadalajereño se localiza, además, en un paraje con una vegetación exuberante y frondosa en las puertas del Parque Natural del Alto Tajo con las Tetas de Viana como emblema, dos cerros gemelos terminados en meseta que se encuentran en el camino pedregoso que va a Viana de Mondéjar, pedanía de Trillo. Sus dos cimas idénticas, con 1.145 metros de altura, son el punto más elevado de la comarca. Se puede realizar una bonita ruta de senderismo entre ambas localidades.
“Hermosa cola de caballo”
Por entre las calles de esta singular localidad se cruzan diferentes cascadas. El salto de agua más espectacular de Trillo es la Cascada del Cifuentes. “La cascada de Cifuentes es una hermosa cola de caballo, de unos quince o veinte metros de altura, de agua espumeante y rugidora. Sus márgenes están rodeados de pájaros que se pasan el día silbando. El sitio para hacer una casa es muy bonito, incluso demasiado bonito”, contó Cela sobre este pueblo castellanomanchego.
Otra de las cascadas principales se conoce como El Chorreón y sus aguas explotan en una caída de más de 15 metros. Es posible hacer una ruta y verla desde cerca, ya que hay pasarelas a ambos lados del río. Algunos tramos se pueden recorrer en piragua y en el entorno también se pueden practicar otras actividades como la pesca, el ciclismo o el senderismo.
En las orillas del Cifuentes se alza la Casa de los Molinos, el edificio más antiguo del pueblo, donde se molían los cereales aprovechando la fuerza del agua durante la Edad Media. Se construyó en el siglo XII y ha sido reconvertida en un centro cultural Prometeion que versa sobre la energía. Este nombre hace referencia al héroe del fuego: los dioses habían prohibido que los mortales accediesen al secreto del fuego, en cambio, Prometeo incumplió el mandato y se lo entregó a los hombres.
El museo conserva la estructura de la minicentral hidroeléctrica instalada en el edificio, aún en funcionamiento. Junto a ella y a otras muestras de la ingeniería hidráulica, el visitante se encuentra con dos juegos interactivos: La huida de Prometeo y El fuego de Prometeo, que proponen un reto para saber más sobre esa historia.
Puentes y batallas
Una de las construcciones que más abunda en este pueblo guadalajareño son los puentes: el Puente sobre el Tajo, el Puente de Arriba y el puente Murel llevan consigo una serie de episodios históricos de batallas que acaecieron en este municipio.
En el caso del Puente del Tajo se considera que su construcción data de mediados del siglo XVI. Fue reducido a escombros por el ejército de Napoleón durante la Guerra de la Independencia tal y como indica una inscripción en el propio puente. Probablemente, antes del siglo XVI hubiera otro puente que permitiera salvar el río. Durante la Guerra Civil también se intentó su voladura. A pesar de todos los obstáculos, ha llegado hasta nuestros días como uno de los símbolos de Trillo.
Trillo también debe su popularidad a la fama de sus aguas termales. El balneario de Carlos III es otro de los grandes reclamos turísticos de la villa. Los tratamientos termales que ofrece con sus aguas minero-medicinales y terapéuticas procedentes del río Tajo, lo convierten en un lugar de peregrinación.
Este hotel histórico fue inaugurado en 1777. Los romanos ya conocían las propiedades de estas aguas, aunque no fue hasta la época del rey Carlos III, quien pidió examinar científicamente las aguas, y se constataron así sus beneficios. El busto del monarca da la bienvenida a los huéspedes en el vestíbulo.
Entre Carpetania y Celtiberia
El municipio guadalajareño también cuenta con diferentes monumentos y lugares de interés gracias a la rica herencia cultural e histórica del lugar. En época romana Trillo ya gozaba de interés al estar situada en la región fronteriza de Carpetania y Celtiberia. En el siglo XIV se construyó el castillo bajo las órdenes del infante don Juan Manuel. Todavía se pueden apreciar sus ruinas.
Además, los edificios religiosos forman parte del tejido urbano del pueblo. Entre ellos, resaltan la Iglesia de la Asunción de Santa María, parroquia principal de estilo renacentista (siglo XVI) edificada con grandes sillares de piedra arenisca y las ermitas de San Juan, San Roque y la Virgen de la Soledad. Los vestigios del Monasterio de Santa María de Óvila conservan la memoria de la importancia de este monasterio del siglo XIII en las afueras de la localidad.
Desde este pueblo guadalajereño se pueden visitar otras localidades cercanos como Brihuega o Pastrana. También es interesante darse un paseo por Cifuentes, la capital de La Alcarria y donde nace el río homónimo que da lugar a las cascadas de Trillo.
Cuando Cela llega a Trillo cae la noche durante su narración en 'Viaje a la Alcarria'. “-Oiga usted, perdone la curiosidad, ¿usted cuando come huevos fritos toma siempre cinco? El viajero no contesta, hace que está dormido. Fuera, en medio de un silencio impresionante, ruge, monótona, la cascada del Cifuentes”.
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