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La cueva de Altamira, cómo visitar la ‘Capilla Sixtina’ del arte rupestre
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Todo empezó en Altamira. Esta cueva descubierta por Modesto Cubillas en 1868 y posteriormente estudiada por Marcelino Sanz de Sautuola fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. En sus techos se conserva uno de los ciclos pictóricos más importantes de la prehistoria y está a escasos kilómetros de Santillana del Mar, en Cantabria. Junto a ella la UNESCO decidió en 2008 añadir otras 17 cuevas de significativo valor hasta crear la agrupación ‘Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica’.
Las 18 cuevas se reparten por Cantabria, Asturias y País Vasco, y todas cuentan con destacadas muestras de arte rupestre perteneciente al Paleolítico. Muchas son excelentes ejemplos de la escuela artística franco-cantábrica, en la que encontramos realistas representaciones de animales característicos de la última era glaciar, como son los bisontes, los caballos, los uros o los renos. Es decir, aquellos modelos que se dejaban pintar hace entre 40.000 y 10.000 años atrás.
Pero no todo lo rupestre es Altamira, y aunque sea en el norte de la península donde encontramos mayor concentración de representaciones eso no significa que no haya otras repartidas por el resto del país. Por ejemplo, otras cuevas de importancia artística las podríamos encontrar en Cataluña, donde está la Roca de los Moros o El Abrigo de Cogull, en la Comunidad Valenciana, con el Parque Cultural Valltorta o la Cueva de la Araña, en Andalucía, con la Cueva de la Pileta, o en Castilla-La Mancha, en la Cueva de la Vieja. Sin embargo, la Cornisa Cantábrica se merece una mención especial.
En total son 10 cuevas las que forman parte de este conjunto Patrimonio de la Humanidad. Los estados de conservación son variables pero entre todas podemos apreciar por qué Cantabria se puede considerar el corazón del arte rupestre español. Aunque Altamira sea la más espectacular las demás no se quedan atrás. Si quieres visitarlas tienes toda la información sobre horarios y tarifas en Cuevas Prehistóricas de Cantabria.
Altamira marca la diferencia ante todas las demás por el tamaño, la calidad y el estado de conservación de sus obras. Sus bisontes la han convertido en la ‘Capilla Sixtina’ del arte rupestre y prácticamente no necesita presentación. Quizá te interese saber cómo visitar Altamira.
Es una cueva de pequeño tamaño pero es conocida por los profundos grabados y las pinturas rojas que aparecen en su roca, donde se distinguen bóvidos, ciervos y caballos. Así como multitud de símbolos.
Aunque destaca una curiosa representación antropomórfica son los animales grabados en la roca los que se llevan el protagonismo, al menos en cuanto a número y calidad. Son grandes y de concepción naturalista, donde vemos caballos, bisontes, uros, cabras, ciervos y un bisonte.
Además de haber animales plasmados en sus paredes, junto a algunos humanos, en la cueva de El Castillo destaca un gran número de manos en negativo, más de cincuenta. Estaríamos ante pinturas que pueden superar los 40.000 años de antigüedad.
Se encuentra a poco más de 600 metros de la cueva de El Castillo y ambas pueden conocerse en una misma visita. Aquí veremos las siluetas en negro de diversos animales. Su nombre le viene dado por un lote de monedas de la época de los Reyes Católicos encontrado en su interior.
Una cueva larga, con una galería conocida de 120 metros, donde se suceden diferentes salas. Hay pinturas y grabados de diferente índole, tanto con signos abstractos como representando animales como ciervos, caballos o bóvidos.
El nombre le viene por la propia forma de la cueva, donde dos pisos han quedado unidos por chimeneas cársticas. Aquí hay animales y símbolos cuadrangulares, pero los ciervos silueteados en negro son las representaciones más destacables.
En El Pendo encontramos ‘El friso de las pinturas’, un panel de 25 metros de largo en el que se agrupa una veintena de figuras pintadas en rojo, donde destacan hasta doce ciervas, una cabra, un caballo y otras formas.
En esta localidad del ayuntamiento de Ribamontán al Monte han encontrado restos humanos, e incluso de un león de las cavernas, pero también representaciones artísticas. Las hay grabadas y también marcadas mediante pigmentos, representándose diferentes cuadrúpedos herbívoros, como ciervos, así como manos humanas.
Fue descubierta en 1903 y es una cueva de pequeño tamaño. Encontramos diferentes figuras pintadas en rojo, sobre de todo de ciervas, muy numerosas. También hay un caballo y un uro, además de otras figuras difícil de identificar.
De todas las curvas consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Asturias encontramos cinco de ellas. En todas ellas veremos representaciones artísticas prehistóricas y muchas pueden ser visitadas, para saber cómo puedes informarte en Turismo de Asturias.
También se conoce como la Cueva de la Peña y fue descubierta en 1914. Se divide en varias salas y galerías, en una de ellas destacan los grabados y en otra las pinturas. En un pequeño espacio conocido como ‘El Camarín’ es donde encontramos la representación de caballos y un uro.
Es la cueva más conocida de Asturias y una de las más importantes de la Cornisa Cantábrica. Su repertorio pictórico se reparte en 11 conjuntos, donde destacan bóvidos, bisontes, ciervos y caballos en colores negros, rojos y violetas.
La de Covaciella no es visitable, aunque existe un aula de interpretación, y sus pinturas mantienen un fantástico estado de conservación al haber estado la cueva sellada durante miles de años. La definición de sus bisontes es sencillamente espectacular.
La de Llonín no es visitable pero alberga más de un centenar de figuras representadas. Hay cabras, un bisonte, un cuerno de reno y sobre todo ciervos, muchos ciervos. En 1957 la cueva fue utilizada para la fermentación de quesos de Cabrales, pero las pinturas no fueron identificadas como prehistóricas hasta 1971.
Se ubica junto a la desembocadura del río Cares y aunque tiene una longitud de unos 600 metros solo se visitan los 300 primeros. Hay ciervos, caballos y bisontes, pero también algo totalmente diferente: un pez y un mamut.
En el País Vasco, repartidas entre Vizcaya y Guipúzcoa, hay tres cuevas con arte rupestre reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Puedes ampliar información sobre ellas en Turismo de Euskadi.
La cueva esconde una enorme cantidad de representaciones artísticas, entre las que entre otros animales destacan las figuras de 32 bisontes, siete cápridos, seis caballos, un ciervo y un oso. Se ofrecen recorridos guiados.
Una cueva conocida por sus numerosos y meticulosos caballos, de los que se cuentan casi una veintena, aunque también encontremos bisontes y osos. Está cerrada al público pero existe una réplica que sí puede ser visitada.
Es una de las más importantes de toda la Cornisa Cantábrica y es que las representaciones que encontramos en ella son numerosas: 68 bisontes, 7 renos, 6 cabras, 5 caballos, 4 peces, un ciervo, un oso y una serpiente. Uno de sus bisontes es considerado una de las figuras más grandes del arte paleolítico con sus cuatro metros de largo y dos de alto.
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