Cuando las minorías no lo son tanto
Entre las primeras cuestiones que aprendemos según ponemos un pie en la escuela es a medir el mundo en el que vivimos. Kilos y metros, altos y bajos, grande o pequeño. Nada escapa a nuestra imperiosa necesidad de comparar dos elementos con alguna diferencia entre sí. Obviamente la cuestión racial no escapa a ello, con lo blanco como unidad de referencia y el resto como secundarios, nunca principales.
En uno de sus monólogos, el aclamado humorista Louis CK resumía perfectamente lo anterior: “Leí algo en el periódico el otro día que me dejó bastante confundido. Ponía que el 80% de las personas de Nueva York eran minorías. ¡¿No se debería dejar de llamarles minorías cuando son el 80% de la población?! Es una actitud de blanco, ¿no creéis?
La realidad es que el concepto minoría enmascara una realidad que tienen más que ver con las leyes, la educación o los prejuicios que con cantidades, pero nos empeñamos en señalarlo de esta forma. Es como el caso citado por Louis CK de Nueva York, sobre las “minorías” que suponen el 80% en la población pero que seguramente sí lo sean en los puestos de poder de la sociedad.
Para verlo de forma más nítida está el caso del país de Nelson Mandela. En Sudáfrica, donde la población negra es del 90%, el concepto de minoría no tiene que ver. Allí, según reveló el Instituto de las Relaciones de Raza sudafricano, los alumnos blancos tienen un 30% más de probabilidades de pasar cursos que sus compañeros negros. Llegados al mercado laboral, la población blanca tiene cuatro veces menos opciones de quedarse sin empleo que sus paisanos negros.
Sobre este tema reflexionaba también hace unos meses la investigadora Daniela Ortiz. En un post, decía que se trata de un concepto “usado por el poder blanco para encubrir la estructura racista colonial con una excusa tan violenta y humillante como decir que los problemas de las poblaciones racializadas son solo de un grupo no representativo de la sociedad al ser esta una 'minoría”.
Tenemos completamente aceptado quiénes son minoría en la sociedad y no hacemos nada por verlo de manera objetiva. En el tema racial, nadie pensaría en la población blanca como tal, sino que automáticamente pensamos en negros, latinos, asiáticos o gitanos como componentes de estos grupos aunque la realidad diga lo contrario. Al fin y al cabo, se usa el concepto minoría con grupos personas no blancas incluso cuando somos más porque no mide el número, sino el nivel de poder en la sociedad.
En un mundo con cada vez más “minorías” raciales, sexuales o de otros tipos, este concepto queda obsoleto para describir la realidad y solo se puede entender para definir a quienes no ostentan el poder frente a lo masculino, lo blanco o lo heterosexual. Una palabra más para perpetuar las relaciones que como sociedad debemos empezar a cambiar.