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XIII Congreso de CCOO-Euskadi

Santi Martínez, candidato a liderar CCOO: “La única Renta Básica que hay en este país se la llevan las empresas”

Santi Martínez, candidato a secretario general de CCOO-Euskadi.

Belén Ferreras

Bilbao —

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En el XIII congreso de CCOO-Euskadi que arranca este jueves Santi Martínez (Barakaldo, 1977) es el candidato de consenso para asumir el mando en sustitución de Loli García, que deja la dirección de la tercera central de Euskadi en representación después de ocho años al frente. Salvo sorpresas de última hora, Martínez será elegido secretario general con amplia mayoría y sin tener que competir en votos con ningún rival, como muestra del momento tranquilo y de unidad que atraviesa la central sindical.

Licenciado en Derecho en Deusto y Máster en Estrategias, Agentes y Políticas de Cooperación al Desarrollo, lleva muchos años vinculado al sindicato que opta a dirigir, pero “en segundo plano”, dice, porque el suyo ha sido “un viaje de la periferia al centro sindical”. Empezó su andadura en el sindicato en el Centro de Información al trabajador extranjero como asesor especializado en extranjería en el año 2006. Tras pasar por la Fundación Paz y Solidaridad del sindicato se incorporó en 2010 a la Comisión Ejecutiva como responsable de Gazteak, a propuesta de Unai Sordo, el actual secretario general de CCOO que participará en el cierre del Congreso este viernes.

En el siguiente mandato de Sordo en Euskadi, hasta 2017, ostentó la responsabilidad en la secretaría de Movimientos Sociales, y ya en el año 2017, con Loli García en la secretaría general, asumió las labores de Acción Sociopolítica y Comunicación. Defensor del diálogo, alerta de los peligros de los conflictos que son “un fin en sí mismo”, porque “los trabajadores no pueden estar en un conflicto permanente”. “Eso significa que, o estás negociando mal, o que estás haciendo del conflicto”, dice. Pero a la vez, defiende la necesidad de enfrentarse a una patronal que “tiene que repartir los beneficios” y exige al Gobierno vasco “que tenga en cuenta a los sindicatos en todos los foros”. “Somos las antenas de las necesidades de los trabajadores”.

¿La suya será una nueva dirección con voluntad de continuidad o de cambio?

Es una dirección de continuidad en la mitad de sus componentes y la otra mitad son personas que entran nuevas en la ejecutiva. Hay una voluntad de integración de algunas de las organizaciones del sindicato y entran componentes de otras federaciones, pero los pesos pesados de la anterior dirección continúan conmigo. De hecho, si no llega a ser por la apuesta de la ejecutiva anterior por mi yo no me hubiera atrevido tampoco a dar el paso a presentarme. Me pareció muy importante tener ese apoyo de la actual ejecutiva para poder dar este paso, porque creo que ser una candidatura de consenso es lo mejor para la organización.

CCOO es en estos momentos el tercer sindicato en representatividad en Euskadi, por detrás de LAB, pero llevan años pugnando por ese segundo puesto y a veces muy igualados. ¿Qué línea debe seguir el sindicato para hacerse con el segundo puesto?

El propio lema del congreso, 'Respuestas', da una pista de por dónde tenemos que ir. El contexto actual tiene como característica fundamental la de la incertidumbre, y el sindicato ahí se tiene que ubicar, dando respuestas a la clase trabajadora y remarcando un perfil de utilidad. La presencia del sindicato genera más derechos, más democracia laboral y tenemos que remarcar ese perfil de utilidad y extender la propia idea de sindicato, la de la defensa colectiva de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores frente a un mundo que es cada vez más individualista y menos solidario. Y esto se tiene que trasladar a la vida real de la gente.

¿De qué forma?

Pues en primer lugar extender físicamente el sindicato, es decir acercarlo. Vamos a reforzar el desarrollo organizativo para vincularlo más a las comarcas, acercar los servicios que antes dábamos, prioritariamente en las sedes centrales, a las comarcas. Y también extender la presencia del sindicato más allá de la etapa laboral de las personas. Con el colectivo prelaboral, que ya lo hemos hecho con intervenciones en centros de formación profesional y centros de estudio explicando por qué es importante sindicalizarse, porque necesitas estar organizado ante lo que está por venir. En el mundo del trabajo, cuando la persona entra a trabajar defendiendo sus derechos. Y queremos estar en el post de la vida laboral, asesorando a las personas en qué derechos puede tener o que qué prestaciones puede obtener a través del sistema de Seguridad Social que es un mundo complejo. Queremos ser centrales en las vidas de la gente, formar parte de ese 'kit de seguridad vital', si se me permite la expresión. El sistema de negociación de colectiva es poco proafiliativo, porque al final la única condición que te hace falta para que te afecte un convenio es que seas trabajador o trabajadora del sector. En ese sentido, queremos fortalecer el vínculo de la persona afectada por un convenio a lo que se negocia dando participación al afiliado.

¿Cuántos afiliados tiene CCOO?

Alrededor de 47.500 personas afiliadas, de esa cantidad el 45% son mujeres. Hemos crecido en afiliación femenina, pero es verdad que hay una diferencia entre ese porcentaje de afiliación femenina y el porcentaje de representación, porque de unos 3.500 delegados y delegadas aproximadamente, el porcentaje de representación femenina está en un 39% aproximadamente. Queremos que coincida el porcentaje de afiliación con el de representación y que más mujeres entren a representar al sindicato.

La semana pasada ELA daba cuenta de su afiliación y aseguraba que ese número de afiliados les permitía tener una potente caja de resistencia. ¿CCOO se plantea poner en marcha un mecanismo similar en estos tiempos en los que parece aumentar la conflictividad?

Nosotras ya tenemos una herramienta, que es el Fondo de Solidaridad. No lo llamamos caja de resistencia. Su uso está acotado en función del conflicto y de que el órgano dirección vea la necesidad sindical de acompañar ese conflicto. A pesar del contexto complicado que hemos vivido no es una demanda generalizada en los conflictos en que hemos estado.

¿Quizá porque no están en conflictos tan largos como los que capitanea ELA?

Puede ser una de las de las razones. Yo creo que hay organizaciones que hacen una especie de épica del conflicto que es una narrativa que se puede comprar muy bien, que tiene cierto grado de heroísmo, de osadía y de contrapoder. Pero a veces no es la más útil para la clase trabajadora. Después de una épica del conflicto tiene que haber una épica del pacto. La gente trabajadora no puede estar en un conflicto permanente. Eso significa que, o estás negociando mal, o que estás haciendo del conflicto un fin en sí mismo. Nosotras creemos que después del conflicto tiene que haber un pacto casi siempre.

La épica del conflicto se puede comprar muy bien, pero a veces no es la más útil para la clase trabajadora

Se dice que Euskadi está a la cabeza de la conflictividad laboral. Entonces, ¿se hacen huelgas sin motivo?

Bueno, hay conflictos que quizás se puedan alargar sin sentido, probablemente no estemos nosotros ahí. Yo entiendo que tiene que haber una lógica entre la movilización y la negociación para poder llegar a acuerdos. A veces es verdad que a pesar de la movilización y la negociación no se llegan a acuerdos y el conflicto se alarga. Pero hay ocasiones en las que el conflicto se puede convertir en un fin en sí mismo. Serán otras organizaciones sindicales las que tengan que dar cuenta de eso porque nosotros no estamos en ese esquema.

El último conflicto en Educación ha sido largo y finalmente han firmado todos los sindicatos menos ELA.

Nosotros valoramos el acuerdo en Educación porque teníamos una foto inicial que es de hace 15 años, y una foto final que es después de 15 años, donde no todo se ha traducido en una subida la lineal del 7%, sino que se ha traducido en mejoras que nosotras hemos estimado que van a promover la calidad educativa en el sistema público de enseñanza y eso nos parece fundamental. En esa foto final ELA no ha estado y, en mi opinión, creo que forma parte de esta épica del conflicto, que cuando no eres sindicato mayoritario en el conflicto, y cuando, además, hay una especie de contrapoder con lo público, se multiplica. Entonces, en este caso, creo que todos esos factores han ayudado para que ELA no esté en lo que nosotras consideramos que es un buen acuerdo.

A raíz del problema en Educación ha habido críticas por parte de la consejera y del lehendakari hacia los sindicatos y la huelga. ¿Ve desde el Gobierno una intención de criminalizarles?

Creo que desde el Gobierno a veces se peca de sobreactuación con el tema de los conflictos, sobre todo cuando se vinculan con su propia gestión de lo público. Yo creo que después de 15 años sin convenio regulador echar la culpa de no llegar a un acuerdo a las organizaciones sindicales que se movilizan, cualquiera que lo mire desde fuera, puede pensar que no tiene mucho sentido. Dicho esto, si el Gobierno vasco quiere corresponsabilidad, tiene que establecer los cauces necesarios para que esa corresponsabilidad se lleve afecto y desde luego una negociación que también ha tenido su parte de espectáculo, con horas intempestivas, reuniones bilaterales, con un proceso negociador poco claro y transparente... pues bueno. Pero, además del acuerdo, lo que creo que ha conseguido el conflicto y las huelgas ha sido fortalecer el vínculo de la comunidad educativa que ha estado unida. La estrategia negociadora del Gobierno vasco buscaba un enfrentamiento de la comunidad educativa y no lo han logrado.

Desde el Gobierno vasco a veces se peca de sobreactuación con el tema de los conflictos, sobre todo cuando se vinculan con su propia gestión de lo público

¿Las relaciones con el Gobierno de Pradales son mejores que las que tenían con el Gobierno de Urkullu?

Hay que hay que fortalecer el vínculo relacional con el Gobierno porque ellos son nuevos, entre comillas, y esta dirección también va a ser nueva. Tenemos que seguir manteniendo las relaciones institucionales con el Gobierno vasco y lo vamos a seguir haciendo, porque siempre hemos tenido vocación de diálogo. Pero sí queremos demandar al Gobierno vasco que esa corresponsabilidad que se nos demanda las organizaciones sindicales, tiene que tener un foro donde articularla. Tenemos oportunidades para hacerlo, desde la crisis industrial, desde la creación, por ejemplo, de un grupo de defensa de la industria, donde no tenían presente a los sindicatos al principio. Eso es un para mí un mal comienzo, porque las organizaciones sindicales somos las antenas de las necesidades de las personas trabajadoras en los centros de trabajo estén en crisis o no. Hay que potenciar la señal de esa antena, y para eso tenemos que tener foros de interlocución sólidos donde se nos tenga en cuenta, y tenemos que tener un papel, no tanto en el final de los conflictos, que se nos llame para ver cómo podemos resolver algo que está en una etapa final. Tenemos que estar al principio. El Gobierno también tiene que tener un papel preventivo de lo que pueda pasar, porque yo creo que además tiene herramientas para hacerlo. Se puede establecer una política pública preventiva de defensa de la industria.  Se pueden establecer un diseño, una línea de por dónde pueden ir las futuras crisis que afecten a la clase trabajadora y los sindicatos tenemos que estar ahí porque somos los representantes de la clase trabajadora porque somos las antenas buenas en los conflictos. Nosotros somos una organización socio-política y queremos tener también un papel en la incidencia de las políticas públicas, de Industria, pero también de Vivienda, de Fiscalidad, de RGI... en temas que son de interés para la ciudadanía que no son puramente laborales, pero en los que también queremos tener un papel.

Y la Mesa de defensa de la Industria, ¿cree que sirve para algo o lo ve cono una escenificación?

Yo creo que ha empezado como una escenificación, pero puede ser un buen punto de partida para ir hacia algo más sólido. Pero ahí tenemos que tener un papel las organizaciones sindicales y tiene que tener un papel el propio Gobierno para establecer qué objetivos tiene en ese pacto por la industria. Tiene que pasar del efectismo de lo visual, del titular, a los hechos. En ese camino nos tendrán al lado, pero si nos quedamos solo en lo visual y en lo efectista, pues no vamos a estar acompañando eso.

Queremos ser centrales en las vidas de la gente formar parte de ese 'kit de seguridad vital'

Ahora se habla de muchos millones de ayudas desde lo público a la industria, ¿qué le parece?

Creo que el que se condicionen las ayudas a las empresas es una de las variables que hay que poner encima de la mesa en contextos de crisis. Tienen que estar condicionadas al mantenimiento del empleo y de empleo de calidad. Tienen que estar condicionadas también a que los empresarios, que son los primeros que aparecen cuando se abren foros para ayudar a las empresas, pero no aparecen con un acuerdo interconfederal para hablar sobre el salario mínimo de convenio en Euskadi, cumplan su función como agente social. Porque claro, si aparecen para una cosa, pero para la otra no, pues igual estás incumpliendo tu deber como agente social. Todo el tema de las ayudas hay que ordenarlo, dimensionarlo y redirigirlo con objetivos. Y en ese esquema tiene que entrar el condicionamiento a las ayudas públicas. Estamos en este país debatiendo sobre la Renta Básica universal y resulta que la única Renta Básica universal que hay en este país se la llevan las empresas. Es dinero público y las empresas que lo reciban tienen que tener una vocación de permanencia, de arraigo en el país y de mantener un empleo de calidad. En Euskadi, por ejemplo, somos líderes en horas extras no pagadas. Creo que se ha hablado un 53% de horas extras sin pagar y eso son 183 millones de euros que se defraudan a los trabajadores y a la Seguridad Social. Vamos a medir bien lo de las ayudas públicas, porque igual tenemos que vigilar otras cosas.

El Gobierno vasco tiene que tener en cuenta a los sindicatos en todos los foros, porque somos las antenas de las necesidades de los trabajadores

¿Van a plantear en ese foro industrial la necesidad de condicionar las ayudas públicas?

Esa idea del condicionamiento de las ayudas públicas siempre la hemos mantenido, en cualquier contexto. Y en cuanto tengamos la oportunidad de plasmarlo en un grupo de trabajo, lo plasmaremos. De momento, lo que nos hemos encontrado ha sido una primera reunión del grupo de defensa de la industria donde no estábamos convocadas. Hubo una segunda reunión en la que sí estuvimos, en la que hubo un apartado expositivo con una presentación explicando parte de los objetivos del grupo de Industria y eso ahora tiene que seguir adelante, esperemos que en grupos de trabajo articulados donde podamos tener un papel más relevante y donde se nos permita plasmar el condicionamiento de las ayudas públicas e ir hacia un esquema en el que podamos tener la capacidad, como país, como política pública, de tener capacidad prospectiva para saber qué otros entornos industriales van a entrar en crisis.

En estos momentos hay muchos conflictos abiertos, ¿hay que esperar que vaya a más?

Bueno, hasta hace poco el 96% de la población trabajadora está cubierta por un convenio colectivo, lo que pasa que dentro de ese 96% ya hemos bajado 9 puntos porcentuales el porcentaje de población trabajadora que tiene el convenio en vigor. Esto significa que hay convenios que ya están finalizando su vigor, otros están en prórroga, otros que tenemos que empezar a negociar ya en el curso que viene, algunos de enjundia, como el Metal de Bizkaia, y el de Álava, que se negociarán en 2026. Tenemos una foto favorable en cuanto a la cobertura de la negociación colectiva, pero es verdad que ahora es cuando empiezan los procesos negociadores. Estimamos que el IPC van a seguir estando relativamente altos durante unos años y eso puede influir en la conflictividad, entre comillas. Eso, y que las empresas siguen teniendo beneficios récord que se tienen que repartir a través de la negociación colectiva entre la clase trabajadora.

La patronal se queja continuamente de elevados niveles de absentismo, ¿en qué punto está la negociación de este tema en la Mesa de Diálogo Social?

En la Mesa de Diálogo Social se estableció un grupo técnico en el que efectivamente participamos para debatir sobre la Incapacidad Temporal (IT), que este es un primer error de bulto intencionado de la patronal cuando se habla de absentismo, porque se intenta asociar esa palabra con una culpabilización hacia el trabajador o trabajadora al que le dan una baja médica. Y también hay una especie de culpabilización hacia la clase trabajadora del ámbito sanitario, porque parece que las bajas se cogen como el vale de la carnicería. La baja tiene que estar justificada y la justifica un facultativo o una facultativa que dice que no estás es en condiciones para trabajar durante determinado tiempo. Lo que se detectó en ese grupo de trabajo es que la mayoría de las IT provienen enfermedades músculoesqueléticas o de enfermedades derivadas o asociadas a enfermedades leves de salud. Tampoco hace falta ser Einstein para sospechar que las enfermedades músculoesqueléticas y las de salud mental leve, en muchas ocasiones, pueden tener un origen profesional. La mayoría se tratan como IT común, lo que significa que la seguridad Social está pagando de más, porque esto lo deberían pagar en parte las empresas si se cataloga como enfermedad profesional. Y significa que hay mucha gente de baja por estas causas y significa también que hay un sistema sanitario vasco que necesita mejorar, porque es verdad y eso es evidente, que hay listas de espera para determinadas pruebas que hacen que los procesos de baja se alarguen, pero eso no responde al trabajador o trabajadora, responde a un sistema sanitario vasco que necesita mejorar. Y para mejorar necesita impuestos y ahí nos encontramos con una patronal que siempre se queja del tema de la excesiva fiscalidad. Cerrando el círculo, un mejor sistema sanitario se consigue con más impuestos, y Confebask debería intentar ser más asertivo ante determinadas reformas fiscales que le obligan a pagar más, y no quejarse tanto.

¿Pero sólo sentarse a negociar sobre la cuestión no es comprar el discurso de la patronal en este tema?

No, la verdad es que yo no percibo esa sensación, porque de lo que hemos hablado siempre ha sido de incapacidad temporal, o sea de la baja médica de toda la vida, nunca hemos usado el término absentismo. Otra cosa es que estuviéramos en una mesa donde se pone en cuestión los permisos por las reducciones de jornada, los permisos de lactancia y otra serie de derechos adquiridos que ellos califican como absentismo. Ahí no nos sentaríamos jamás con Confebask. Estamos hablando de IT y es ahí a donde circunscribimos el debate, que ha servido para detectar que la mayoría de las incapacidades temporales provienen de estas dos variables que muchas veces esconden una enfermedad profesional detrás que no se detecta.

En estos momentos ¿qué se puede hacer para forzar a la patronal a que negocie el salario mínimo de convenio?

Creo que tiene que haber una interlocución del gobierno con la patronal para intentar forzar ese tipo de situaciones. Siempre hemos defendido esta vía como la mejor para intentar llegar a un salario mínimo de convenio en Euskadi, que fue la que determinó el Parlamento Vasco en marzo de 2023. El salario mínimo de convenio es la iniciativa que más pluralidad sindical tiene, porque estamos las cuatro organizaciones sindicales grandes apoyando la iniciativa, tenemos un mapa de negociación colectiva que da cobertura al 96% de la población trabajadora, con lo cual la línea de base de la que partimos es muy posibilista. Existen otros precedentes como el acuerdo interconfederal de negociación de estructura de la negociación colectiva que se firmó en el 2017, que vino impulsado por una resolución en el 2016 del diálogo social. Podríamos aprovechar ese impulso para intentar llevarlo a la mesa del CRL. Yo creo que existen diferentes inputs para intentar que la patronal regrese a la mesa. 

La mayoría de las incapacidades temporales esconden una enfermedad profesional detrás que no se detecta

¿El Gobierno vasco con el vicelehendakari Mikel Torres a la cabeza están presionando suficientemente a los empresarios?

Desde la vicelehendakaritza hubo una vocación sincera de apoyar este proceso, además, expresada públicamente. El Gobierno puso sobre la mesa un acompañamiento a ese acuerdo en forma de grupo de técnico que cuantificara cuál sería el salario mínimo de convenio en Euskadi. Ese paso se dio, hubo una reacción robusta en cuanto a las declaraciones cuando Confebask dijo que no iba a estar en la mesa, pero creo que hay que seguir acompañando ese proceso para fortalecer la que para nosotras es la mejor vía o lo que más certidumbre genera, que es la del salario mínimo de convenio.

¿Pero cómo?

Se puede seguir instando a la patronal a que vuelva a ese acuerdo. Se puede advertir a la patronal sobre los peligros que puede tener debatir o abrir este melón a nivel estatal, se puede instalar la patronal a que ese reparto esos beneficios que están creciendo año tras año se tienen que repartir vía negociación colectiva. Se puede instar a patronal a que se convierta en un agente social que no huya de los espacios de interlocución, sino que los acompañe, se puede abrir una vía en el diálogo social como se hizo en el 2016, para que desde allí se acuerde llevar a la patronal a ese escenario de acuerdo interprofesional. Claro, no puedes decidir por la patronal, puedes acompañar el proceso, puedes instar puedes motivarlo, pero no sé hasta dónde puede llegar el acompañamiento de vicelehendakaritza porque no puede obligarles.

¿Y CCOO se plantea apoyar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que promueven en el Parlamento Vasco los sindicatos nacionalistas?

No estamos en el tema de la ILP,  primero porque las organizaciones promotoras no quieren que estemos, no ha habido una invitación. Hay una falta de pluralidad sindical en el origen de la ILP. Pero en cualquier caso, a la ILP le falta de certidumbre. Tiene que pasar por dos filtros, que son el Parlamento Vasco y posteriormente el Parlamento español. El filtro del Parlamento Vasco puede pasarlo, pero, ¿qué va a pasar en el Congreso? No lo sé, y yo no me atrevería a llevar algo como el salario mínimo de convenio a un Parlamento español que puede coger una norma que pretende articular el SMI vasco con el SMI estatal y destrozar el SMI estatal. En Extremadura o de Andalucía, donde el poder adquisitivo sea menor, las patronales podrían reclamar que el SMI fuera también menor y desarticular a la baja el salario mínimo. Nosotros no vamos a estar en esquema. Tal y como está en el Parlamento español, a mí me parece peligrosísimo afrontarlo.

El Primero de Mayo el lema de CCOO era “hay que proteger lo conquistado”. ¿Estamos en un punto de inflexión ante la amenaza de retroceder en derechos?

Creo que llevamos en ese punto de inflexión hace ya tiempo. Quizá en Euskadi no lo hayamos visualizado así, pero uno se pone a ver el contexto a nivel mundial, lo que ha pasado desde la pandemia, la crisis de suministros, la subida de los precios, el ascenso de la ultraderecha, con opciones de gobernar en países importantes de la Unión Europea, la llegada de Trump, la política arancelaria…Pues todo esto no nos hace ser optimistas con respecto al contexto global. Vamos a proteger lo conquistado porque si hay un cambio de ciclo, vendrán otros gobiernos y vendrán otros tiempos, y van a intentar revertir lo conseguido.

Pese a ese contexto, da la sensación de que hay cada vez más desafección hacia los sindicatos, igual que hacia la política. Quizá no beneficia tampoco la falta de unidad, que no se da ni siquiera después de un accidente laboral.

Esa foto tras un accidente de trabajo es muy muy sintomática y siempre hemos defendido que estuviésemos unidos. No hemos tenido éxito. Es verdad que puede haber una desafección de la ciudadanía. ¿Qué podemos hacer para resolverlo? Remarcar la utilidad del sindicato. Hay que dejar claro y poner en valor el papel que ha tenido el sindicalismo confederal a la hora de salvar miles de empresas y cientos de miles de empleos, promoviendo una herramienta como los ERTE, el mecanismo red o los mecanismos de cobertura que nos salvaron en un contexto de cierre de centros de trabajo en pandemia. Yo creo que todo el mundo sabe el papel de sindicalismo confederal en ese sentido, o en la subida del salario mínimo del que hablábamos antes. Estamos hablando de un 60% de subida del salario mínimo, que significa un aumento de poder adquisitivo de la gente. Hay que recordarlo, ponerlo en valor e intentar que el sindicalismo refuerce un vínculo de cercanía con la clase trabajadora. 

¿Confía en que se apruebe la reducción de la jornada laboral?

Tengo que confiar en que sí. Me parece un hito que si uno pregunta al electorado de cualquiera de los partidos en el Parlamento español todos dirían que es una medida de cajón. Existe un récord de beneficios de las empresas que se tienen que repartir y esta es una forma de hacerlo. La jornada no se toca desde el año 1983, que es el año de las inundaciones en Bilbao para que nos hagamos una idea. De eso hace muchísimos años. Yo creo que ya va siendo ya va siendo hora de que se toque, es un tema de justicia social, es un una forma de repartir los beneficios. Pero tiene que venir acompañada de un refuerzo y una reforma del control horario para detectar tácticas fraudulentas. Es una medida importante, que va a tener un difícil recorrido parlamentario, y que no queremos que se desvirtúe en ese recorrido. No tendría sentido aprobar una reducción de jornada sin un control horario que te permita valorar si se cumple o no.

En el tema del control horario la propia administración vasca reconoce que es donde más multas por incumplimientos hay

Nosotras hemos hecho una valoración negativa de esa medida del control horario. A efectos prácticos sigue siendo una vía de escape para las empresas para las horas extras no pagadas. No está funcionando.

¿Cómo ve al sindicato dentro de cuatro años?

Le veo unido a nivel interno, y es importante tener una un alto grado de consenso para funcionar mejor. Le veo con un desarrollo organizativo consolidado, con la descentralización de los servicios, con una mayor incidencia sociopolítica, que se nos tenga en cuenta en Euskadi a la hora de hablar de políticas públicas y con una interlocución potente con el Gobierno y le veo con un mayor crecimiento en afiliación y representación. Esa es la foto que me gustaría.

¿Objetivo de afiliación?

No me pongo objetivos. Nuestro objetivo tiene que ser entrar en una dinámica de crecimiento constante. Y luego ya vamos a ver hasta dónde e llegamos, pero empezar ya a cambiar la dinámica para crecer de forma paulatina. Eso significará que estamos llegando con nuestro discurso a la clase trabajadora en Euskadi, que es nuestra  meta.

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