Osakidetza repiensa sus ambulatorios: “No todo se resuelve con la bata blanca. Tenemos mucha cultura medicocentrista”

El consejero de Salud, Alberto Martínez, continúa persuadido de que en junio podrá cerrar un gran pacto para mejorar Osakidetza en la mesa que sienta al Gobierno con partidos, sindicatos, universidades, colegios profesionales y otras entidades, uno de los grandes compromisos iniciales en la legislatura de Imanol Pradales. Y eso que la principal fuerza de la oposición, EH Bildu, ha exhibido en la reunión de este miércoles -la octava de este foro- ciertas discrepancias de forma por la “metodología” para fraguar los acuerdos y de fondo al entender que ha de quedar clara la priorización de la Sanidad pública sobre la privada. También el PP, Sumar, Satse o LAB han sido críticos.
En la fase actual de los trabajos, se han creado 24 subgrupos para lanzar propuestas y objetivos en otras tantas áreas de Osakidetza. La pasada semana se presentaron las conclusiones de ocho y esta semana de otros seis. Quedan diez y, además, los documentos como tales no están aprobados por la mesa aunque Salud insiste en que tienen mucho consenso detrás. Uno de los más relevantes y que sí concita adhesiones, según varias fuentes, es el relativo a la mejora de la atención primaria.
La doctora Magdalena Presmanes, una de las coordinadoras del dictamen sobre primaria, ha explicado a los medios de comunicación que hay voluntad compartida de lograr un “fortalecimiento” de este ámbito, que tiene que ser mucho más allá de la “puerta de entrada” a Osakidetza para convertirse en un eje integral de cuidados. Esta profesional ha destacado la importancia de incorporar nuevos perfiles a los ambulatorios, desde psicólogos, ópticos o nutricionistas hasta administrativos especializados en el ámbito sanitario que vayan más allá de la burocracia. “No todo se resuelve con la bata blanca. Tenemos mucha cultura medicocentrista. La expertía en muchas cosas no está en la medicina. Cada uno desde su perfil puede aportar mucho”, ha indicado también Presmanes.
También ha apuntado a la “importancia de mantener equipos estables” porque la “continuidad asistencial”, que siempre te vea el mismo profesional e idealmente “desde el nacimiento hasta la muerte”, también cura. Se busca una atención primaria “proactiva” y no tanto “reactiva” imbricada en la prevención en su comunidad y que tenga formación continua para hacer frente a retos como la cronicidad, la violencia de género, la desprotección de los menores, la soledad, las consecuencias de los procesos migratorios indeseados o la salud mental.
Preguntada por las dificultades que atraviesan los ambulatorios de Osakidetza, no ha negado los problemas por la escasez de personal y ha admitido que el verano será “apretado”. Es ya una costumbre que haya recortes horarios generalizados e incluso cierres. Pero ha señalado que aunque haya percepción de empeoramiento de la calidad y aunque “las listas de espera sean mejorables”, “en las distancias cortas, en general, los pacientes están satisfechos” cuando salen del ambulatorio. “Es cierto que tenemos dificultades, que tenemos menos profesionales y que para dar respuesta tenemos que lidiar con lo que tenemos. Pero más allá de ese discurso del 'mi médico no está', en general, la satisfacción de los pacientes es alta”, ha insistido.
Presmanes ha avisado también de que el centro de salud no puede convertirse en una urgencia extrahospitalaria ni pretender que atienda todo al instante. Se han presentado, asimismo, las conclusiones sobre las mejores necesarias en salud mental y aquí también se ha pedido descongestionar -“bajar la presión”, según palabras textuales- el sistema. Hay problemas importantes que “no son patologías” y que se pueden tratar en otros ámbitos, ha apuntado el dinamizador de este subgrupo, Rafael Segarra. Ha sido muy claro: “El problema de la soledad no se trata con una pastilla. El problema de las diferencias conyugales no es un problema de salud. Como tampoco un profesional de la salud mental puede mejorar un contrato laboral o hacer que el jefe desaparezca”.
En el resto de bloques, se ha incidido en las patologías “tiempodependientes”, es decir, en aquellas que son críticas cuanto más tiempo tardan en ser atendidas, como los ictus e infartos. Se ha abogado por reducir la brecha entre la cobertura en las capitales y en la zona rural y también por formar a escolares en el uso de desfibriladores o en técnicas básicas de reanimación. Asimismo, se ha planteado también tener sensibilidad en el final de la vida, “empoderar” a las personas en ese momento vital para que decidan su muerte con “dignidad”. Se ha planteado un observatorio sobre la materia aunque, en febrero, el Parlamento rechazó una propuesta en esa línea de EH Bildu a instancias del Gobierno.
Precisamente esa formación, por boca de Rebeka Ubera, observa con preocupación el devenir de los trabajos de la mesa. La parlamentaria ha indicado que no hay un criterio común a la hora de votar los bloques. EH Bildu detecta “prisa” del Gobierno en tener el pacto -en puridad se prometió que estaría listo ya en marzo- y ha demandado “seriedad” para tejer un documento que responda a lo “mucho” que hay en juego. Por ejemplo, Ubera exige que quede clara la priorización absoluta de la pública frente a la privada, un punto “gordiano” si el Ejecutivo quiere contar en el pacto con la principal fuerza de la oposición y, por extensión con otros participantes como Sumar o LAB.
“Hacemos una lectura de que es un foro difícil. Algunos documentos, es verdad, tienen bastante consenso. Pero hay otros en que hay discrepancias. Estamos haciendo el camino. No se puede decir que haya nada aprobado”, apunta también Amaia Mayor, del principal sindicato de Osakidetza, Satse.
El Gobierno, de su lado, destaca los avances que ya se están dando. La viceconsejera Lore Bilbao, de hecho, ha calificado de “excelente” en euskera la jornada de este miércoles por los documentos presentados y porque se ha puesto al paciente en el centro de las medidas. Para el consejero Martínez este posible pacto es una “pista de despegue” y ha comprometido que al menos anualmente se hará un seguimiento para garantizar que los compromisos no queden en papel mojado. De hecho, dando por hecho que habrá acuerdo, ha indicado que esa reunión se hará coincidir con el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril.
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