Kin-Man Chan: “Deberíamos tener derecho al sufragio universal, y queremos hacer que ocurra”
Kin-Man Chan es uno de los líderes del movimiento Occupy Central (Movimiento de los Paraguas, Hong Kong) que en 2014 reinvindicó de manera pacífica una auténtica democracia para Hong Kong. Esta semana, del 14 al 18 de diciembre, visita Sevilla para participar en las jornadas 'Gobernanza sostenible y derechos civiles en la China actual' organizadas por la Universidad de Sevilla con la colaboración de la Universidad Pablo de Olavide, la Unviersidad Loyola y la Universidad de Granada. Esta entrevista se realizó en abril en Hong Kong.
Pregunta: ¿Podría presentar brevemente el 'Movimiento de los paraguas' y sus objetivos fundamentales?
Respuesta: El Movimiento de los Paraguas estalló a raíz de una huelga de estudiantes, pero llevábamos más de dos años preparándolo. Surgió a inicios de 2013 como una iniciativa que aboga por la democracia y que reclama a Pekín que cumpla su promesa de conceder a Hong Kong un auténtico sufragio universal para elegir al Jefe del Ejecutivo en 2017.
Según las directrices de nuestra Ley Fundamental se debe establecer un Comité Electivo destinado a monitorizar a los candidatos que después se someterán a votación popular. Pero tememos que el proceso convierta nuestra democracia en papel mojado. Deseamos elecciones con los estándares internacionales: personas de perfiles políticos plurales puedan participar y ser votadas. Si no se ofrece a diferentes partidos políticos la posibilidad de participar en las elecciones, el voto no tendrá significado porque no reflejará la voluntad popular.
Antes de que comenzara nuestro movimiento hace dos años, nos dimos cuenta de que Pekín no desea posibilitar una auténtica democracia en Hong Kong y que existen pocas probabilidades de que se cumplan las promesas realizadas. Pero nosotros tenemos claro que sin democracia Hong Kong no puede gozar de una buena gobernanza. Somos una sociedad muy moderna e institucionalizada. Podemos recibir puntualmente nuestro correo y mantener en buen estado nuestras carreteras porque disponemos de un funcionariado muy eficiente. Contamos con tribunales independientes. Pero al Gobierno de Hong Kong le es complicado llevar a cabo cualquier tipo de política, sobre todo cuando son necesarias reformas, porque le falta legitimidad social.
(…) Cualquier medida política controvertida tropieza con graves obstáculos, particularmente, cuando se trata de hacer frente al problema de los monopolios. Tenemos una economía poco saludable porque dependemos demasiado del sector financiero(...). No todo el mundo se vería beneficiado por economías de este tipo. Queremos un desarrollo más equilibrado. Para luchar contra estas grandes empresas necesitas que la gente respalde al Gobierno. Pero no, nuestro gobierno, de hecho, el jefe del ejecutivo, fue elegido por un círculo muy reducido, y las personas que lo integran muy a menudo vienen del sector de los negocios y tienen relaciones muy estrechas con Pekín. Así que, hasta que no tengamos democracia, nos será muy difícil avanzar.
Pensamos que aunque nuestra autoestima no sea muy alta en este momento, debemos luchar por la democracia. Deberíamos tener derecho al sufragio universal, y queremos hacer que ocurra. De todos modos, hemos estado hablando sobre esto durante dos o tres años, pero esta ocasión es distinta a las del pasado porque es algo muy crítico.
Si Pekín se niega a darle a la gente de Hong Kong una democracia verdadera, nosotros ocuparemos. Y así ocurrió. A pesar de que en los últimos dos años Pekín usó cualquier medio para asustarnos, para evitar que hiciéramos que esto ocurriera, pasó igualmente. Así es como es la sociedad civil de Hong Kong. Estoy contento, particularmente en cuanto la gente joven, por lo valientes que fueron. Y aunque no tuvimos éxito, no pudimos cambiar el sistema esta vez, creo que mientras el espíritu de la democracia permanezca vivo aún tendremos esperanza.
P: ¿Tiene poco apoyo político, la mayoría de los ciudadanos de Hong Kong no le apoyan? Eso es lo que he escuchado
R: Según una encuesta, la opinión está dividida. Durante la ocupación, la Universidad China de Hong Kong hizo una encuesta que decía que alrededor del 38% de la gente apoyaba el movimiento y otro 30% estaba en contra. Y el veintitantos por ciento no se pronunció. Pero si miras los datos con más detalle verás que de entre los jóvenes entre 18 y 29 años, más del 60% apoyaba el movimiento, más del 20% permaneció neutral y sólo un pequeño porcentaje dijo no al movimiento. Mientras que entre la gente de mediana edad o de edad avanzada, ves que en torno a un 50% dijo que no. Así que realmente es una guerra entre el pasado y el futuro. Sé que hay gente que está en contra, pero también hemos recibido mucho apoyo de la comunidad. Al menos 1,2 millones de personas han visitado el lugar de la ocupación. Eso es increíble, estamos hablando de más de un millón de personas que han visitado el lugar. Así que si miro más allá, hacia el futuro, conservo la esperanza.
P: Estaba pensando que, en cuanto a ese apoyo, ¿qué ocurre con los empresarios? ¿Están interesados en la democracia?
No, no. Pienso que esta es una sociedad muy conservadora. Particularmente la gente de mediana edad o edad avanzada. La mayor parte de los empresarios tienen mucho cuidado de no enfadar a Pekín, tienen miedo de cualquier cosa que pueda hacer tambalear al barco. Pero aun así, contamos con jóvenes profesionales que vienen del sector de los negocios, y que han dado su apoyo al movimiento los dos últimos años. Contamos con el exitoso director general de la compañía Tony Choy, que mostró su apoyo públicamente el primer día. Pero, ¿qué le ocurrió? Fue atemorizado por Pekín, y tuvo que apartarse del movimiento. Pero no sólo eso, también tuvo que cerrar su portal de noticias, que es el más importante de Hong Kong. Se lo cerraron por un día.
P: ¿Desapareció?
R: Sí, durante un día. La web de noticias más importante en Hong Kong. Así que podrás imaginarte la seriedad de la amenaza.
P: ¿Y cuál es el nombre…?
R: Tony Choy. Y el portal se llama House News. Ahora hemos relanzado el portal desde aquí, lo hicimos después de la ocupación. Tenía mucho éxito antes , y por eso China tenía que ejercer presión sobre él. Gente que viene del mundo de los negocios se tiene que enfrentar a amenazas como ésta, pero afortunadamente tenemos un grupo de inversores que han sido esenciales para nosotros durante estos dos años. Esta gente no dependía de China, a diferencia de Tony Choy, que tiene a más de 5.000 trabajadores en China. Esta es la razón por la que estaba amenazado. Por eso dejó su trabajo de CEO de esta compañía, y ahora es libre de hacer lo que quiera. Puede ser banquero o gestor de fondos, y puede ser crítico y sumarse a nuestro movimiento. Hay gente así, pero no representa al sector empresarial. El sector empresarial depende tanto de China que todo el mundo se anda con mucho cuidado, incluso el sector del entretenimiento. Un par de cantantes se unieron al movimiento de los paraguas, pero debían tomar una decisión: abandonar el mercado chino. Muchos de estos artistas dependen del mercado chino en Hong Kong. Si quieres ganar mucho dinero tienes que acudir a China, así que es muy difícil.
P: Como le dije, estamos organizando un evento internacional en Ecuador para el año que viene y estamos interesados en las inversiones de China en Latinoamérica. ¿Qué piensa de la influencia de China en términos de derechos humanos en el mundo?
R: Mira lo que ha pasado en Hong Kong. Hong Kong depende mucho del mercado chino. Incluso los grandes grupos de comunicación, que tienen grandes inversiones en China y que se volvieron cada vez más cuidadosos en cuanto a la retransmisión de noticias sobre China, en escribir editoriales. Algo así pasa en Hong Kong. Aunque es una sociedad libre, mira los periódicos, la televisión, la radio… se autocensuran porque tienen que preocuparse del mercado chino o de sus inversiones en China, porque normalmente estos grupos de comunicación pertenecen a grandes empresas. Por tanto, la política y las inversiones están relacionadas. Además, cuando un país depende mucho de China, se guardarán de criticar a China. La comunidad internacional se muestra cada día más prudente en cuanto a no “enfadar” al Gobierno chino y no perjudicar sus oportunidades de negocio. Indudablemente, esto es algo que debería inquietarnos.
P: ¿Es cierto que el movimiento 'Occupy' está apoyado por EEUU de alguna manera?
R: Contamos con el apoyo de muchísima gente de todo el mundo, pero hemos tenido mucho cuidado en no recibir ayuda de ningún gobierno, ni de organizaciones respaldadas por gobiernos. Éste es un movimiento local que lucha por la democracia, un movimiento independiente. No queremos estar conectados con el gobierno de ningún país, aunque sí procuraremos mantenerlos informados. Si el gobierno de China toma medidas para acabar con nuestro movimiento, necesitaremos el respaldo moral del resto del mundo; que otros gobiernos censuren tales medidas. Hong Kong es rico, podemos contar con los fondos que recibimos por parte de quienes apoyan movimientos democráticos como Occupy Central. Deseamos un movimiento local e independiente, agradecemos el apoyo moral por parte de otros países, pero no queremos su intervención directa.
P: ¿Han pensado que si la democracia triunfa en Hong Kong, el mismo tipo de demandas podría extenderse por toda China y podría ser peligroso porque el país no esté preparado para un régimen democrático?
R: Sí, creo que Pekín tiene esto bastante en cuenta: si a Hong Kong se le concede la democracia, esto podría afectar como mínimo a ciudades costeras, sobre todo, en las costas del sureste de China, que podrían plantearse similares demandas.
P: ¿Cree que es el momento oportuno para ello?
R: Existe esta preocupación. Pero pienso que tarde o temprano China tiene que enfrentarse a este reto. La sociedad china goza de una educación cada vez más elevada, la clase media está emergiendo y necesitamos una sociedad civil más vibrante, medios de comunicación más libres e independientes que vigilen y contrapesen al Gobierno, para hacer posible una mejor gobernanza. Por lo tanto, tarde o temprano China tendrá que enfrentarse a este desafío democrático.
Hong Kong es una sociedad madura, cuenta con la estructura jurídico-política de un Estado de Derecho, una amplia clase media de alto nivel educativo… ¿Por qué China no deja que Hong Kong sea un lugar donde experimentar la democracia, de modo que pueda aprender de su ejemplo? Taiwan es ya de hecho una democracia y China no hace más que hablar de reunificación; pero ¿cómo se va a abordar la reunificación con una sociedad democrática? Esto es algo que China tiene que aprender. Hong Kong forma ya parte de China y creo que podría constituir un excelente laboratorio para experimentar lo que sería la democracia en China. Estoy bastante seguro de que podamos ser una ciudad próspera y estable también en una democracia. Considero que si no alcanzamos la democracia se estarán sembrando las semillas de futuros conflictos. Porque los jóvenes tienen grandes expectativas en cuanto a participación política. Si no se consigue la democracia, habrá problemas en Hong Kong.
P: ¿No tiene miedo a que se desencadene otra 'primavera árabe' fallida? Es decir, ¿que se produzcan levantamientos en regiones como Xinjiang, Tibet, Mongolia... y que las cosas se tuerzan?
R: China tiene que cambiar su forma de gobernar y aprender a respetar la diversidad social. Es un país tan enorme que tarde o temprano tiene que abandonar este sistema unitario y represivo; tiene que otorgar más autonomía a cada región y permitir que sus diversos pueblos participen en el Gobierno de un modo más democrático. Es preciso avanzar reformas en este sentido. De otro modo, tarde o temprano estallarán revoluciones. Nosotros no abogamos por la revolución. Deseamos una reforma gradual, por vías democráticas, como en Taiwan. Allí no necesitaron una revolución, y aun así, se goza de democracia. El Kuomintang está todavía en el poder.
Democracia no tiene por qué significar el fin del Partido Comunista. Si éste abre gradualmente el sistema, paso a paso, puede construir una China democrática sin revolución. Ésta es la decisión a la que se enfrentan nuestros líderes. Espero que tengan la sabiduría de acertar. ¿Por qué no empezar a pensar en este tipo de reforma gradual empezando por Hong Kong?.
P: Algunas personas dicen que su movimiento es muy duro en sus reivindicaciones, que ustedes no hacen concesiones y que incluso algunos de los que participan en sus ocupaciones han llegado a pedir la independencia de Hong Kong.
R: En primer lugar, hablemos de lo que concierne a nuestra capacidad para hacer concesiones y llegar a acuerdos. En el pasado he sido considerado uno de los demócratas más moderados. Hace cuatro años, en realidad cinco, junto con el Partido Democrático, negocié con Pekín la reforma del Consejo Legislativo. Fui una de las personas que intervino en la redacción de la propuesta de reforma y formé parte del comité que llevó a cabo las negociaciones. En ese momento me manifesté dispuesto a transigir, porque respeté los tiempos marcados por el gobierno central.
En 2007 Pekín se comprometió a que en 2017 podríamos tener sufragio universal en la elección del Jefe del Ejecutivo, de modo que en 2020 también se logre el sufragio universal para la elección del Consejo Legislativo. Hasta llegar a esas fechas, podríamos hacer una serie de reformas graduales, y no establecer la democracia de repente.
Hace cinco años yo me oponía a quienes reivindicaban la democracia de modo inmediato porque los plazos ya se habían establecido, no me parecía realista luchar por una democracia inmediata en ese momento. Pero ahora estamos hablando de 2017, la fecha establecida por Pekín. Si perdemos esta oportunidad, si Pekín no cumple sus promesas y no hace honor a su palabra, ¿cómo podemos confiar en que más tarde vaya a respetarla y Hong Kong logre la democracia? Por eso creo que esta vez es diferente. Queremos decirle a Pekín que exigimos seriedad acerca de lo que se nos prometió, que no vamos a cejar, porque de hacerlo no sólo perderíamos nuestro sistema democrático, sino que también sufriría menoscabo nuestra integridad y se erosionaría gravemente el modelo “un país, dos sistemas” de que hemos gozado hasta ahora.
P: Xi Jinping podría ser el más destacado líder que ha tenido China desde la época de Deng Xiaoping, el más carismático, pero también es evidente que está incrementando el control sobre la clase política y sobre el conjunto de la sociedad ¿Cómo valora su lierazgo?
R: Xi Jinping ha sido un azote contra la corrupción y eso es algo muy arriesgado. No sólo está actuando sobre quienes ocupan los niveles más bajos de la jerarquía, sino también sobre políticos del más alto rango. Por otra parte, la gente está viendo lo corrupto que es el partido; de este modo, Xi está erosionado los pilares mismos del régimen comunista, por eso es peligroso.
Lo que cuestiono es el modo en el que está luchando contra la corrupción, no me parece sostenible. Está funcionando como un movimiento en lugar de construir vías institucionales para tratar el tema de la corrupción. La gente sospecha que en realidad ha sido para promocionarse el hecho de que su objetivo haya estado en algunos oficiales de alto rango, duda de su determinación de querer cambiar la situación, de construir un gobierno basado en la honestidad; nadie puede saberlo hasta que no consolide el poder. Hizo creer eso a la comunidad, que aún tiene la clara intención de construir un gobierno basado en la integridad. Esto exige favorecer la independencia del poder judicial, contar el apoyo de medios de comunicación más independientes, o incluso de la sociedad civil, para aportar equilibrio al gobierno.
China es un país tan grande que es impensable, no se puede confiar en un modelo vertical para acabar con la corrupción, es muy difícil en un país tan grande obtener información sobre el comportamiento de los líderes locales. Necesitamos gente en la base que mande esta información a las autoridades para diseñar un programa más sostenible que permita controlar a estos oficiales.
Por tanto, ahora mismo no hay un modelo sostenible. En el actual proceso de lucha contra la corrupción está concentrando demasiado poder en sus manos, no permite el desarrollo de unos medios independientes o de una sociedad civil más vibrante. Así que creo que, a largo plazo, puede generar otros problemas aparte de la corrupción.
No confío demasiado en esta reforma. Es muy trágico. Mientras Xi Jinping consolida su poder, Hong Kong debe abordar reformas políticas. Quizá no sea el mejor momento para ello, pero, desafortunadamente, dado que Pekín prometió que en 2017 gozaríamos de sufragio universal, debemos legislar para cumplir esa hoja de ruta, aunque la situación no sea la mejor.