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“La jerarquía militar favorece que se oculten los casos de acoso sexual”

Zaida Cantera, multada por votar 'no' a Rajoy, se plantea afiliarse al PSOE, si le "dejan"

Alejandro Ávila

Ni linchamiento ni campaña de desprestigio. El coronel José Lezcano-Mújica ha recibido un nuevo revés judicial. Tras ser condenado a casi tres años de prisión por acosar a la diputada Zaida Cantera (entonces militar), su demanda por supuestas ofensas y calumnias han caído en saco roto. El Juzgado de Primera Instancia número 18 de Sevilla ha asegurado que él mismo atentó contra su propio honor al acosar a Cantera, sin que tuviera que mediar ningún programa de televisión (Salvados), ni ningún libro (No, mi general).

Cantera, que tuvo que abandonar la carrera militar por el estrés al que estuvo sometida, no solo denunció a su superior, sino que emprendió su particular lucha contra el acoso sexual en el Ejército español y la ley del silencio que imperaba en él. Retirada del Ejército con la máxima pensión, la exmilitar trabaja, como diputada del Partido Socialista, en tres comisiones: Igualdad, Defensa y Asuntos Exteriores. Recibe la sentencia con cierto hartazgo, tras cerca de ocho años de juicios y acosos.

¿Aporta esta sentencia un nuevo granito de arena en la modernización del Ejército?

Más que repercutir sobre las Fuerzas Armadas, es una victoria contra mi acosador, que me denunció por haber hecho públicos los abusos y las humillaciones a las que me había sometido. La victoria en las Fuerzas Armadas se logrará cuando a las personas que cometen este tipo de delitos, que violentan el deber de proteger a sus subordinados, no se les permita seguir. Ni a un pederastra se le puede dejar que siga trabajando en un colegio, ni a un policía que sea un ladrón. Hay trabajos en los que no caben una serie de errores: en el Ejército vistes un uniforme al que van ligados principios y valores. 

El coronel José Lezcano-Mújica le ha puesto esta denuncia, tras ser condenado por acoso sexual. ¿Se sienten impunes algunos en las Fuerzas Armadas?

Este hombre lo que quiere es venganza, forma parte de su propio espíritu, no hay más que leer los hechos probados de la sentencia. Hay que recordar que primero me denunció por la vía militar. Perdió y recurrió, volvió a perder y recurrió. Y luego, cuando fui civil, me denunció, de nuevo, por lo civil. Yo ya he pasado por todo esto, pero por la vía militar. Entran ganas de preguntarle a los tribunales que si me van a volver a juzgar si me vuelvo a cambiar de estatus. No se puede juzgar a las personas dos veces por lo mismo. 

Si Lezcano-Mújica recurre la sentencia, ¿le preocupa que pueda prosperar?

A estas alturas, he decidido pasar página y aprender de lo que me ha pasado para intentar ayudar a otras personas, no sólo desde el punto de vista político, sino moral. La experiencia te ayuda a afrontar determinadas situaciones legales. Todo esto cansa, porque fue coger el acta de diputada y le faltó tiempo para denunciarme a mí y a Irene Lozano, dos mujeres, pero ningún hombre. Tiene obcecación con la figura femenina.

¿Cree que ha mejorado la situación de la mujer en el Ejército desde que ganó su juicio?

Algo sí. Por lo menos con el protocolo (contra el acoso sexual en las Fuerzas Armadas) hay menos impunidad. Eso sí, las sentencias siguen siendo restrictivas, por debajo de los tres años, sobre todo si afecta a mandos... no vaya a ser que echemos a alguno de las Fuerzas Armadas. Hay actitudes patriarcales, machistas y misóginas que deberían estar desterradas de nuestra cultura y aún más de las fuerzas de seguridad, que deben velar por la igualdad de hombres y mujeres.

¿Cómo se entiende que él siga en el Ejército y usted y su marido hayan tenido que abandonarlo?

No se entiende... Sólo se entiende en el ámbito de un Ejército que necesita una profunda renovación en algunas cuestiones.

¿El protocolo contra el acoso sexual en las Fuerzas Armadas es suficiente para proteger a la mujer?

Mantuve desde un principio que necesitaba mejoras, porque el protocolo decía que no iba a contar ni con recursos económicos ni de personal. ¡Toma ya! Invento un protocolo, pero no lo doto de recursos. Por otro lado, debería haber una sola unidad centralizada en el Ministerio de Defensa, que trate por igual a todas las víctimas y todos los perpetradores, tenga una sola doctrina y sea independiente de las cadenas de mando. El sistema actual rezuma el tufillo de 'no-vamos-a-quitarle-la-potestad-a-los-jefes'. Estamos hablando de la dignidad de mujeres y eso no puede depender de la cadena de mandos. Al contrario de lo que me dijo el exministro de Defensa Pedro Morenés, la disciplina y jerarquía no solo no impide que haya casos de acoso sexual, sino que en algunos casos favorece que se oculten.

¿Ve similitudes entre su caso y el del catedrático universitario condenado a 7 años de prisión por acosar a tres compañeras?catedrático universitario condenado a 7 años de prisión

Hay tres estamentos que siguen manteniendo una estructura arcaica: la Justicia, las Fuerzas Armadas y la Universidad. Son estructuras jerarquizadas donde existen códigos internos e impera la ley del silencio. Lo que hacía este catedrático era conocido por muchas personas, pero cuando las víctimas lo denunciaron, fueron ellas las represaliadas. Cuando una víctima de acoso sexual denuncia, pasa a ser la mala de una película de miedo, porque ha roto la omertá.

¿Es lo que ocurre en el Ejército?

Es la viva imagen de lo que pasa en las Fuerzas Armadas. Una marinero fue agredida sexualmente y un almirante le dijo que no denunciara porque iba a manchar el buen nombre de la Armada. Hay un paralelismo entre la Universidad y las Fuerzas Armadas, en el sentido de que te piden que no denuncies. Alegan que es más importante el honor de la Armada que tu situación física, tu honor o que te hayan intentado violar. Tu ascenso depende de que cumplas con esa omertá.

Se le diagnosticó estrés postraumático, como a los soldados que llegan del frente de batalla: ¿Fue peor sufrir el acoso que volver de la guerra?

Sí. A ti te han preparado para ese ambiente hostil en zona de operaciones y cuentas con armas físicas y psicológicas, que te permiten hace frente a esas situaciones. En cambio, cuando te acosan sexual, psicológica y laboralmente, no tienes armas para defenderte. Llegas a tu país y resulta que en tu propio trabajo, con compañeros en los que debes confiar, y en cuyas manos pones tu salud y tu seguridad, recibes una agresión. Y lo hacen en un acuartelamiento contra lo más profundo de tu ser, que es tu condición de mujer. Sólo encontré apoyo entre mis compañeros y capitanes, pero no entre mis mandos. Cuando rompí la omertá, me convertí en una proscrita. 

Es vocal de la Comisión de Defensa y de la de Igualdad en el Congreso de los Diputados: ¿Cómo va a luchar por la igualdad en el Ejército?

Hemos planteado protocolos contra el acoso sexual y laboral en la Guardia Civil y la Policía. Hemos hechos muchas preguntas sobre el tema. La Guardia Civil me decía el otro día que sólo habían tenido tres casos de acoso sexual en los últimos diez años. ¿En serio, sólo ha habido tres? Será que ellos conozcan o hayan tomado nota. En cuanto a la igualdad: ¿Por qué no se tiene en cuenta el género cuando se compra material? ¿Por qué una mujer tiene que llevar chaleco antibalas, botas, casco o pistola de hombre?

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