Toxicología documenta en Gran Canaria la primera muerte por burundanga de España
El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses acaba de documentar en Canarias el primer caso en España de muerte por escopolamina, la popular burundanga, la droga que supuestamente emplean algunos delincuentes para lograr la sumisión total de la persona a la que se administran.
Cinco funcionarios adscritos a ese organismo del Ministerio de Justicia en Canarias y en Madrid publican en el último número de la revista de la Asociación Española de Toxicología las circunstancias en las que murió en febrero de este año un empresario belga al que drogaron en un local nocturno de Playa del Inglés, en el sur de Gran Canaria, y cuya muerte se debió a la ingestión de escopolamina.
El artículo, que adelanta El País y al que ha tenido acceso Efe, subraya los efectos de la escopolamina: un alcaloide extraído de ciertas plantas con capacidad para “anular la voluntad” de la persona que lo ingiere, de forma que propicia su “sumisión química”.
En España, relatan los autores, muy pocas veces se ha podido probar el uso de escopolamina, a pesar de que “se ha incrementado notablemente su interés mediático y social”, fundamentalmente por los relatos de quienes denuncian haber sido drogados con burundanga por alguien que les robó o les agredió sexualmente.
El trabajo relata un caso cierto, el que sufrieron dos hombres este invierno en el sur de Gran Canaria: un varón de 45 años y otro de 55 que se sintieron muy mal tras tomar unas copas en un local.
Los dos presentaron síndrome anticolinérgico, midriasis y agitación psicomotriz. Los médicos consiguieron intervenir a tiempo con el primero de ellos, pero el segundo, Philippe V., falleció.
El superviviente relató a los investigadores que habían bebido alcohol, pero que no habían tomado droga alguna, lo que hizo sospechar de que alguien les dio burundanga para desvalijarlos.
La autopsia del fallecido, las muestras biológicas y el contenido de una bolsa con una sustancia blanca que se logró incautar sirvieron para establecer que habían sido drogados con escopolamina.
“Se confirma por tanto la presencia de esta sustancia como medio de sumisión para cometer un delito, dando lugar al primer caso de fallecimiento por escopolamina en España”, resumen los autores del artículo, cuya primera firmante es Inmaculada Frías, miembro de la delegación en Canarias del Instituto Nacional de Toxicología.