Premio Princesa de Asturias a la “solidaridad” de la UE mientras incumple las cuotas de refugiados
El Premio Princesa de Asturias de la Concordia, que busca condecorar a instituciones que “contribuyen a la lucha contra la injusticia o la pobreza” ha recaído este año sobre la Unión Europea. En un momento en el que los valores de la UE se encuentran en entredicho ante su respuesta a la crisis humanitaria de refugiados, el jurado ha distinguido a los 28 por “la implantación y difusión en el mundo de valores como la libertad, los derechos humanos y la solidaridad” .
Cuando se cumple el 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma, el jurado defiende que “la Unión Europea ha logrado el más largo período de paz de la Europa moderna”. Además, considera que sus valores de “libertad, derechos humanos y solidaridad” proyectan “esperanza hacia el futuro, en tiempos de incertidumbre, proponiendo un ejemplo de progreso y de bienestar”.
La candidatura fue propuesta por el eurodiputado socialista español Jonás Fernández y ha recibido el apoyo de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, según informa la agencia Efe.
Destacan su “relación integradora con Turquía”
Junto al acta del jurado, la Fundación Príncipe de Asturias (FPA) realiza un repaso de la trayectoria de la Unión Europea. En ella, asegura que los 28 han “fomentado una relación más integradora y constructiva con vecinos como Turquía, Oriente Próximo o el norte de África”. Según desarrolla, “los Estados miembros y más de 500 millones de personas son beneficiarios de una integración europea que, basada en el Estado de Derecho, ha demostrado ser un proyecto de paz en sí misma”.
También reconocen algunos “nuevos retos” a los que se enfrenta la Unión Europea, “como la salida definitiva de la crisis económica y social” o el Brexit en Reino Unido.
Sin embargo, no realizan ninguna mención relativa a la crisis humanitaria de refugiados. En 2015, alrededor de un millón de personas llegaron a la Unión Europea cruzando el mar Egeo en inestables embarcaciones con la intención de alcanzar los países del norte de Europa, como Alemania o Bélgica.
La FPA no menciona a los refugiados
Una de las escasas medidas aprobadas por los Estados miembros para atender este éxodo masivo de personas fue el establecimiento de un sistema de reubicación de solicitantes de asilo desde Italia y Grecia a través de un sistema de cuotas. Tras diferentes reuniones, los Estados aprobaron a regañadientes el compromosido de realojar a un total de 160.000 personas antes de septiembre de 2017. A dos meses del vencimiento del plazo, los Estados solo han reubicado al 13% de ellas.
Como respuesta a la llegada de refugiados, los 28 cerraron la ruta de los Balcanes a través del Acuerdo entre la UE-Turquía, que permite la devolución de todos los solicitantes de asilo que arriben a las islas griegas de forma irregular, una medida muy criticada por organizaciones de derechos humanos, que consideran que incumple la propia normativa Europa.
Sin embargo, los Estados miembros no han tomado medidas efectivas para frenar las incesantes muertes de migrantes en el Mediterráneo. En lo que va de 2017, 1.800 personas han fallecido en su intento de llegar a la UE por esta vía. La ruta migratoria extendida entre Italia y Libia es una de las principales puertas de entrada a Europa para quienes huyen de sus países, pero también la más mortífera. Como solución, las ONG llevan años reclamando en vano la apertura de mecanismos legales y seguros de entrada a Europa.
No es la primera vez que la Unión Europea es condecorada en relación a la defensa de los derechos humanos. En 2012 recibió el premio Nobel de la Paz en 2012 por “haber contribuido a lo largo de seis décadas al avance de la paz y reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa”.
En ediciones anteriores, el Premio Princesa de Asturias de la Concordia ha recaído organizaciones como Aldeas Infantiles (2016), Manos Unidas (2010) o Médicos Sin Fronteras (1991); personalidades destacadas como la periodista y abogada congoleña Caddy Adzuba (2014), la política colombiana Ingrid Betancourt (2008), o la escritora J. K. Rowling (2003); u organismos internacionales como Unicef (2006).