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Grande Amore, crudo malestar en forma de electro punk

Nuno Pico (derecha) junto a Clara Redondo y mariagrep (izquierda), integrantes de Grande Amore

Daniel Salgado

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Grande Amore no quiere ser la voz de nadie. No busca establecer la verdad de su generación. No pretende erigirse en faro. Y sin embargo, su áspero electro punk habla a la época. “Todo o mundo viviu unha guerra / esta é a guerra que a min e tocou”, canta. Hay en su segundo disco, incluso contra su voluntad pero nunca un disco pertenece únicamente de su autor, todo un retrato de grupo: la precariedad como horizonte vital, una rabia ahogada, cierto humor amargo, el futuro desvanecido. “La realidad está jodida”, resume Nuno Pico, el hombre detrás de Grande Amore: “Yo siempre fui un poco agónico. Ahora la realidad coincide conmigo”.

Su último trabajo se titula II y despacha diez canciones en 28 minutos. En gallego. Rápido, directo, en crudo. “Es un disco mucho menos ecléctico que el primero”, dice Pico (Burela, Lugo, 1995) en conversación con elDiario.es, “lo tenía mucho más claro. Es desencantado, amargo”. Una sucesión de puñetazos, bailable y existencialista, en el que ha desaparecido “la parte más ligera”. Esa que desembocó en canciones como Vamos enchernos (e vamos falar de cousas) o Perdón por ser tan sexy, ambas de su debut homónimo publicado en 2021, pequeños himnos del underground gallego. Pero las circunstancias han cambiado. “Naide ten piso /naide ten traballo / naide ten claro / se ten que marchar”, dice en Pelea, que fue el primer adelanto de II y en el que se notan ecos de los alemanes DFA.

“A mí me influencia el contexto, como a todo el mundo”, considera en referencia a su lírica, angustiada aunque a menudo con una sonrisa agria, “pero también las letras de grupos como The Smiths o Siouxsie & the Banshees, que me flipan”. Pico se define entre risas como “persona atormentada” y explica que, de escribir las letras de II en 2007, antes de la penúltima crisis del neoliberalismo, serían igualmente las de una persona atormentada. “Pero entonces la gente podría decirme 'ponte a trabajar y gana 4.000 euros al mes”, aventura con sorna, “en estos tiempos, sin embargo, encajan mejor”. Lo que no hay es rastro evidente de The Smiths ni de Siouxsie & the Banshees en la música de Grande Amore. Y, con todo, esta se nutre de maneras y por vías inesperadas.

Fue Carlangas el encargado de producir II. “Lo repito en las entrevistas, pero es cierto, fue una producción casi filosófica”, dice, “tomar cañas y hablar de bandas que nos flipan. 'Como mola la voz de Judas Priest en sus discos de los 80', aunque eso después no suene en el disco”. La reivindicación tropicalista de la canción ligera en la que se ha embarcado Carlangas no tiene, de entrada, un vínculo evidente con el post punk ennegrecido de Grande Amore. Pero sí comparten padres fundadores. “Hay un espíritu minimalista que nos marcó mucho, el de bandas como The Stooges o Ramones”, dice Pico. Y este se traduce en el sonido de II, cajas de ritmos, sintetizadores, guitarras y voz. No mucho más. “A Carlangas y a mí nos gusta un libro de David Byrne [ex líder de Talking Heads], Cómo funciona la música, en el que defiende la necesidad de poner trabas a la hora de grabar música”, confiesa. Delimitar el territorio y sus líneas de fuga como método para estimular la creatividad. Reducir las herramientas a lo básico.

Nuno Pico ya había usado productor externo en su primer disco. Entonces fue Hevi, de Malandrómeda, ahora Carlangas. “A mí se me da bien la transmisión de energía, sacar esa parte visceral, pero no tengo paciencia para imaginar un universo sonoro”, se explica, “colaborar con alguien que me aporte eso es importante. Además, me ayuda a salir de cierta soledad en la que a veces acabas enrocado”. II se grabó en marzo de 2022 y si demoró en ver la luz fue debido a la intensa agenda de conciertos de Grande Amore. Su portada, obra del diseñador canadiense Adam Kindred, remite a la estética del metal extremo. Y no por casualidad. “Gracias a Xaime Miranda, el cineasta con el que hago todos los videoclips, descubrí discos de black o doom metal que me volaron la cabeza”, asegura, “me encanta la sensación de estar descubriendo cosas. Y quizás no se noten directamente, pero influyeron en el disco”. Como lo hicieron sus adorados Sisters of Mercy, Cabaret Voltaire o Motorhëad. Y desde luego Suicide.

Antes de la irrupción de Grande Amore, Nuno Pico escribía y cantaba en la banda Oh! Ayatollah. Pop nervioso de guitarras, deudor -dice Pico- del punk artístico neoyorquino, en 2018 autoeditaron su único larga duración, Volve a canción protesta. Nada más alejado del electro punk existencialista de Grande Amore. Pero una cosa no quita la otra. “Ahora estamos haciendo canciones. Yo no siento mi trayectoria como una evolución, sino como dos facetas de mi trabajo, dos partes de mí que conviven. Agradezco la posibilidad de estar en dos proyectos tan distintos”, dice. De momento es Grande Amore el que concentra sus esfuerzos.

Para el directo, acompañan a Pico Clara Redondo en las guitarras y mariagrep en los teclados y sámpler. Atrás queda el Nuno solo sobre el escenario, a cargo de voces y bases. “El vídeo de Alan Vega en La Edad de Oro siempre me flipó. Yo quise hacer lo mismo, solo en el escenario. Eso está bien para unos meses”, confiesa, “¿pero después? Si eres una persona como yo que tiende a la melancolía...”. En todo caso, Grande Amore a tres no parará en los próximos meses. El 6 de octubre toca en Lanzarote, al día siguiente en las fiestas de San Froilán en Lugo y ya tienen fechas comprometidas en Barreiros (Lugo), Oviedo o León.

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