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Rueda se lanza a una cascada de promesas electorales que obvia sus más de 5.000 días en el Gobierno gallego

El candidato dle PP a la Presidencia de la Xunta, Alfonso Rueda, en una visita a una clínica veterinaria en campaña electoral

Daniel Salgado

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Alfonso Rueda forma parte de los sucesivos gobiernos gallegos del Partido Popular desde el 20 de abril de 2009, cuando tomó posesión como conselleiro de Presidencia en el primer gabinete de Feijóo. Desde el 14 de mayo de 2022, tras el salto de este a la política madrileña, Rueda es presidente de la Xunta de Galicia. Más de 5.400 días en el puente de mando de la comunidad y casi dos años en lo más alto no le han servido, sin embargo, para nutrir su campaña electoral de lo hecho hasta ahora. Apenas habla de ello en los mítines. En esta segunda y última semana se ha lanzado a una cascada de promesas como si nunca hubiera gobernado, de chips y vacunas gratis para mascotas a la ampliación del acceso a la fecundación in vitro. A algunas de ellas incluso se opuso cuando la oposición las planteó en el Parlamento gallego.

El todavía jefe del Ejecutivo autonómico eligió Ferrol, la única de las siete ciudades de la comunidad cuyo alcalde es del PP, para hablar este martes de las medidas que adoptará en sus “100 primeros días de gobierno”. Si obtiene la mayoría absoluta, algo que le conceden, aunque apretada, la mayor parte de las encuestas, no se trataría, en ningún caso, de sus 100 primeros días. A 14 de febrero son ya 641 jornadas las que lleva como jefe del Ejecutivo. Solo el mantra de la estabilidad, que suele ilustrar con el hecho de que ha aprobado los presupuestos en tiempo y forma –los populares tienen mayoría absoluta en la Cámara gallega, la noticia sería que no lo hiciesen–, forma parte del repertorio electoral de Rueda. La iniciativa de la que más suele presumir, la gratuidad de las escuelas infantiles –que además beneficiaba a las privadas–, la dejó encarrilada Feijóo. Sobre logros, no mucho más, como evidenció en el único debate, el de TVG, en el que participó.

Pero la carrera hacia las urnas es el tiempo de las promesas. Y una vez que el propio Feijóo, al confesar sus tratos con Junts, hizo saltar por los aires la estrategia de madrileñizar la campaña, Rueda ha elegido hablar de lo que hará. Como si hubiese acabado de llegar. En el mitin de Ferrol reiteró que la matrícula universitaria “será gratuita en todos los cursos”. Él y su partido votaron en contra en las diversas ocasiones en que BNG y Partido Socialista lo sometieron a discusión parlamentaria, la última vez en el Debate sobre el Estado de la Autonomía. También iniciará la construcción de “375 viviendas de promoción pública”. Su gobierno, y los anteriores de Núñez Feijóo en los que fue conselleiro y vicepresidente, nunca consideraron esa una cuestión importante a la que atender. Durante la pasada década, hubo varios ejercicios en que la edificación de vivienda pública quedo a cero. En cinco años, levantaron 617. El bipartito de Pérez Touriño, 9.000 en la legislatura escasa en que gobernó. “No habíamos detectado el problema”, se justificó Rueda hace unos meses.

Para esos 100 primeros días que en realidad no serán, si alcanza la mayoría necesaria, sus 100 primeros días, también se ha comprometido a aligerar los gastos de propietarios de animales de compañía, la rebaja del impuesto a las herencias –el único anuncio claro que dejó en el debate de la CRTVG– y a que el suelo público empresarial sea “a coste cero durante los primeros ocho años de actividad”. Esta última idea la publicitó la Xunta en su página web el 1 de febrero. Se trata de un millón de metros cuadrados en 39 polígonos industriales con bonificaciones de hasta el 50% en el precio de venta. La confusión entre partido e institución, trabajada por el PP con ahínco, le ha valido a Alfonso Rueda numerosos apercibimientos y dos expedientes sancionadores de la Junta Electoral.

El último fue comunicado este martes. El órgano que vela por el cumplimiento de la legislación electoral –que también ha dado dos toques de atención al PSOE– lo acusa de hacer anuncios propagandísticos desde el atril de presidente el pasado 8 de febrero. Ese día enumeró algunas ayudas aprobadas en la reunión semanal de su gabinete, pero se negó a responder a preguntas de la presa sobre asuntos que no incumbiesen a la misma. Se escudó para ello en otra llamada de atención de la Junta Electoral al respecto. Lo cierto es que Rueda ha desaparecido de todo territorio mediático que no controle. Apenas ha concedido entrevistas fuera de su zona de confort periodístico. A elDiario.es se la ha negado. Su pobre desempeño en el mencionado debate de la televisión pública gallega lo llevó a retirarse, él mismo pero también cualquier representante de su formación, del que había programado para este miércoles RTVE y en el que solo participaron la nacionalista Ana Pontón y el socialista José Ramón Gómez Besteiro. Tampoco acudirá al propuesto por la Cadena Ser entre él y Pontón, líder de la oposición.

Contra el BNG

Al mismo tiempo que reducía su exposición, Alfonso Rueda intentaba rectificar su estrategia de fondo. Lo que había comenzado como una batalla más en la guerra de Feijóo y las derechas contra Sánchez –así enfocaba el PP gallego la campaña–, ha pasado a convertirse en una confrontación con el BNG de Ana Pontón. A los nacionalistas los sondeos les auguran un crecimiento histórico y el CIS incluso abre la puerta a que encabecen un gobierno alternativo al de las derechas. Estas han tomado nota y han puesto a su maquinaria a funcionar, lo que implica no solo militantes y altos cargos, sino también a los medios públicos y a los afectos. El argumentario de los últimos días consiste en vincular a la izquierda nacionalista gallega con ETA. No importa la realidad. Las relaciones entre el BNG y la izquierda abertzale estuvieron en suspenso durante los largos años en los que actuaba la banda armada y solo se rearticularon una vez esta anunció “el cese definitivo” de la violencia en 2011.

El caso es que el PP considera esa vía la manera de taponar la subida de un Bloque al que su discurso de ambición transversal y foco en lo social le está dando resultado. Tanto que el CIS registra algún trasvase de voto no anecdótico desde la derecha. “Ya estamos llegando a votantes del PP”, aseguro Pontón en entrevista en elDiario.es. Mientras cargos y prensa próxima al PP se dedicaban con fruición a argumentar los lazos del nacionalismo gallego con el terrorismo, su candidata era recibida por el presidente de la patronal autonómica este mismo miércoles. “Sus propuestas son amigables”, entendió el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Juan Manuel Vieites.

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