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Los mismos “expertos” que metieron a EEUU en Irak ahora lo intentan con Irán

John Bolton, asesor de seguridad nacional de Donald Trump.

Carlos Hernández-Echevarría

'EEUU es capaz de enfrentarse a un Irán debilitado', dice un titular contundente en The Wall Street Journal. Y más contundente aún que sonaría si uno de sus autores no fuera el mismo que en 2002 firmó 'Una guerra en Irak no desestabilizará Oriente Próximo' en The New York Times. Cualquier otro “experto” se habría retirado para siempre del mercado de los pronósticos después de ese sonoro fracaso, pero en lugar de esconderse para siempre en una cueva, Reuel Marc Gerecht sigue publicando sus análisis en medios de referencia.

Su caso no es el único, pero sí el más claro. Con esos antecedentes, es difícil no levantar las cejas al leer frases como “Irán no está preparado para un enfrentamiento prolongado con EEUU (...) Es un régimen agotado, tal vez muy encaminado a la extinción”. No hay que olvidar que esas garantías vienen de la misma persona que, antes de la invasión estadounidense de Irak, enumeró todo lo que acabaría pasado (división, guerra civil, caladero de terrorismo...) pero diciendo que esos pronósticos “de los críticos” de Bush eran falsos y que en realidad “una guerra en Irak no se notaría mucho en Oriente Próximo”. Una frase para enmarcar a la vista de todo lo que ha venido después.

Es llamativo que los medios de comunicación sigan confiando en personas cuyo prestigio profesional está tan desaparecido como las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Judith Miller, la autora de artículos como 'Sadam intensifica la búsqueda de componentes de la bomba atómica', se convirtió en un icono del mal reporterismo cuando su propio periódico, The New York Times, se vio obligado a publicar un editorial en el que reconocía todo lo que había hecho mal en la carrera hacia la invasión de Irak. Eso además de obligar a la periodista, que llevaba 28 años trabajando allí, a abandonar el periódico. Sin embargo, hoy mismo está analizando la estrategia estadounidense respecto a Irán en el canal de noticias más visto. Quedó desacreditada por tragarse la versión de la administración Bush en Irak, pero ahora se ve capacitada para juzgar una situación similar con Irán.

17 años después, los propagandistas de la guerra de Irak no han resucitado solo en el periodismo. Casi son más preocupantes los políticos que vuelven por sus fueros. El más importante de ellos es John Bolton, uno de los grandes arquitectos de la estafa de las armas de destrucción masiva que promovió Bush y hoy mano derecha de Trump en política exterior. El mismo que ahora es la cara pública de la “mano dura” contra Irán, en 2002 decía “no hay ninguna duda de que Sadam Husein tiene un programa activo de guerra química y bacteriológica”. Aunque ese arsenal nunca apareció, no se arrepiente. En 2015 dijo que “la decisión de invadir Irak fue la correcta”, porque aunque Sadam no tenía armas de destrucción masiva, Bolton estaba “convencido de que ”habría intentado de nuevo desarrollarlas“.

Sin querer saber más que todos estos expertos, sería recomendable dejar por aquí un dato básico disponible en cualquier atlas: Irán tiene más del doble de población que Irak y casi cuatro veces su extensión. Si un conflicto con Teherán provoca entre dos y cuatro veces la cantidad de problemas y matanzas que la invasión de Irak, es como para pensárselo.

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