Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
En el curso político que arranca en estos días, la siguiente parada electoral más próxima son las elecciones europeas. Éstas nos permitirán dos cosas. Por un lado, puesto que la política nacional tiene una gran influencia en el comportamiento electoral de este tipo de elección, podremos evaluar cómo de acertadas son las estrategias desarrolladas por el gobierno y por la oposición durante esta legislatura. Por otro lado, muchos serán los que sacarán consecuencias para 2015 y verán en estos resultados una primera vuelta de las elecciones generales. La primera cuestión no plantea muchas dudas. En cambio, ¿hasta qué punto los resultados electorales de 2014 nos servirán para intuir qué pasará en 2015? La mejor forma de responder a esta pregunta es ir a los datos.
Los siguientes tres gráficos nos muestran la evolución de PSOE, PP e IU en las distintas elecciones generales y europeas desde el inicio de la democracia. En los tres casos, lo más frecuente es que los resultados de los comicios europeos sean inferiores a los de las generales. Pero no siempre es así. El PSOE, desde el año 1999, saca mejores resultados en las elecciones europeas que en las del Congreso de los Diputados. Al Partido Popular le sucede algo similar desde 1994, con excepción de las elecciones de 1999-2000. Finalmente, los datos de IU muestran que sólo en 1994 logró unos mejores resultados en las europeas que en las posteriores elecciones generales. De hecho, estos datos ponen en evidencia un argumento muy extendido: los bajos apoyos a Izquierda Unida serían resultado del sistema electoral. Si fuera así, en las elecciones europeas, donde la circunscripción es única y la proporcionalidad máxima, debería obtener unos mayores apoyos que en las del Congreso de los Diputados. Pero los datos no avalan esta conclusión.
Fuente: Ministerio del Interior
No obstante, para poder llegar a conclusiones mucho más elaboradas sobre la relación entre elecciones europeas y elecciones generales, necesitamos realizar un análisis estadístico mucho más exhaustivo. Estos datos en agregado nos dicen muy poco de lo que sucede en las distintas circunscripciones. Por ello, la pregunta que surge es: ¿en qué medida los resultados de unos comicios europeos están relacionados con los resultados de las siguientes elecciones generales en cada uno de los territorios?
Para responder a esta pregunta he elaborado una base de datos donde recojo las elecciones europeas y generales desde 1994, utilizando como unidad de análisis la provincia. La idea es ver qué correlación hay entre los comicios europeos previos a unas elecciones generales[1]. La tabla 1 muestra una parte de los resultados.
Tabla 1. Correlación por provincias
PSOE
PP
IU
UPyD
CiU
ERC
PNV
Correlación
0,71
0,95
0,86
0,86
0,87
0,93
0,88
Tamaño muestra
208
208
206
52
16
16
12
Fuente: Elaboración propia
¿Cómo leer esta tabla? Cuanto más se aproxima el valor a uno, mayor proximidad hay entre los resultados de las elecciones europeas previas y los de las generales posteriores (tanto en su distribución por circunscripciones como en el porcentaje de apoyos). Podemos ver que todos los partidos se mueven en valores cercanos al 0,9, con excepción del PSOE. Es decir, casi todas las formaciones políticas sacan unos resultados electorales muy similares en ambos comicios. En cambio, el Partido Socialista parece sacar unos porcentajes de apoyo más divergentes entre ambas elecciones.
¿Cómo explicar la excepcionalidad socialista? Quizás, al haber mezclado diversos procesos electorales, haya algún momento en el tiempo que sea “excepcional” y de ahí la divergencia. Veamos los datos.
El siguiente gráfico muestra la evolución de las correlaciones en cada periodo electoral. Podemos ver que el Partido Popular tiene una gran estabilidad en la evolución de sus apoyos y apenas hay divergencias, algo que quizás se puede estar rompiendo ahora. Por su lado, los datos muestran que el Partido Socialista pasó por un pequeño bache en 2000 y 2008 en su relación entre los apoyos de las europeas y las posteriores elecciones generales, aunque en los últimos tiempos parece haber recuperado algo de fortaleza. Finalmente, IU sigue una tendencia descendente donde la correlación entre ambos comicios es cada vez más débil.
Fuente: Elaboración propia
Tras ver estos análisis, ¿qué podemos concluir? En principio, si las tendencias de los últimos años se mantienen, es posible que los resultados electorales de PP y PSOE sean mejores el año próximo que en 2015, mientras que en el caso de IU se produzca todo lo contrario y en las elecciones generales saque unos mejores resultados que en las europeas. Además, lo que le suceda al PP en 2014 se aproximará mucho a sus resultados de 2015, mientras que en el PSOE e IU veremos una mayor divergencia.
No obstante, estas conclusiones serían válidas en un escenario de “normalidad”. Desde el arranque de la legislatura, muchas datos de la opinión pública son desconocidos hasta la fecha: nunca tanta gente había estado tan insatisfecha con nuestra democracia, la intención directa de PP y PSOE se encuentra en sus mínimos y nunca tantos ciudadanos habían declarado abstenerse o se negaban a revelar su intención de voto. Todo ello hace el futuro más impredecible y volátil.
Pero al margen de que las elecciones europeas sirvan más o menos para anticipar el futuro en 2015, lo que es seguro es que serán la primera prueba de fuego a las estrategias seguidas por el gobierno y la oposición. Y por lo que apuntan los datos de las encuestas, el juicio va a ser muy severo con los dos grandes partidos.
[1] La relación es la siguiente: Europeas 1994 – Generales 1996, Europeas 1999 – Generales 2000, Europeas 2004 – Generales 2008, Europeas 2009 – Generales 2011. Excepto en el caso Europeas 2004 – Generales 2008, en todos los demás la separación temporal no supera los dos años.
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