Los refugiados sirios no se rinden tras el acuerdo entre Turquía y Bruselas
Los refugiados sirios han reaccionado desafiantes y confusos ante el acuerdo entre Turquía y la Unión Europea, que devolverá a suelo turco a todos los solicitantes de asilo que lleguen a Grecia.
El país heleno ha servido como puerta de entrada principal a Europa para cientos de miles de sirios durante todo el año pasado, pero, al menos sobre el papel, el nuevo pacto cerrará la ruta de los Balcanes. Los sirios solo podrán alcanzar el continente europeo a través de un proceso de reasentamiento, en el que un refugiado será aceptado en Europa por cada sirio que el Gobierno turco readmita desde Grecia.
En entrevistas con The Guardian, algunos sirios se han mostrado decididos a seguir intentándolo por Grecia; al fin y al cabo su trayecto ya está plagado de desafíos legales. Otros desvelan que sus compatriotas lo intentarán por rutas alternativas, escépticos ante el hecho de que Europa se mantenga fiel a su promesa de reubicar a miles de personas.
Algunos también señalan que abordar las principales causas de esta migración a Europa –la guerra de Siria y la falta de acceso al mercado laboral para los refugiados en Turquía y Jordania– sigue siendo la clave para resolver la situación.
Muna, una estudiante siria de 23 años que ha intentado toda la semana entrar a Grecia por Turquía, dice que los demás están convencidos de hacer el viaje. “Es ilegal de todas formas, así que estas nuevas normas no nos van a disuadir”, mantiene Muna, que ha pedido que no se mencione su apellido. “Los sirios estamos acostumbrados a buscarnos la vida al margen de la ley”.
La joven no se plantea tomar otra ruta, y duda mucho que la nueva estrategia impida a otros sirios intentar alcanzar Europa a través de Grecia, incluso corriendo el riesgo de ser deportados. “Tendré que darme prisa, no sea que pongan en marcha la prohibición justo ahora”. “Pero si la gente no tiene miedo de adentrarse en el mar con una barcaza, no van a temer este tipo de medidas”, afirma rotunda la estudiante de Damasco.
Pero otros como Khalaf afirman no tener ningún interés en llegar a Europa de momento. “No tengo nada que hacer allí”, admite este joven de Hama, que vive en un campamento de refugiados en la frontera sur de Turquía. “Espero para regresar a casa cuanto antes, eso es todo”.
Nuevas rutas de contrabando
Nasser Massoud, que llegó a Grecia en barco el año pasado, cuenta con que los sirios lo intenten por otros caminos si finalmente no son aceptados en el plan de realojamiento. “De esta forma, nadie accederá a Grecia por mar”, dice el artista, que ahora reside en Alemania con su mujer y sus dos hijos pequeños. “No usarán Grecia, pero encontrarán otra puerta de entrada a Europa”.
Las otras rutas alternativas incluyen un trayecto en barco entre Libia e Italia, el itinerario menos frecuente de Turquía a Italia, la frontera terrestre de Bulgaria y la vía marítima a Ucrania y los países de los Balcanes a través del Mar Negro.
Baz, un periodista sirio de 27 años que vive en el sur del país, coincide en que los traficantes encontrarán otros caminos y predice un incremento de documentaciones falsas para alcanzar Europa en avión. “Los barcos son el medio más barato, pero hay muchas otras formas como pasaportes falsos, DNI y otros métodos de contrabando para entrar en la Unión Europea”, dice Baz. “Solo que el precio de cruzar será más caro que antes”.
El periodista piensa que cualquier estrategia que acelere el plan de realojamiento de los refugiados en campamentos turcos es positiva, pero desconfía de que la Unión Europea cumpla con su parte del trato. “Va a ser lo mismo que cuando quisieron repartir a los refugiados entre los países europeos, que fueron solo palabras en un papel”, dice Baz en referencia a los planes de reasentamiento fallidos de la UE.
Mohamed Salih Ali, coordinador de la ONG Asociación por la Solidaridad con los Refugiados Sirios, se muestra incluso más pesimista sobre el acuerdo. “Los sirios se han convertido en un producto y son vendidos en el bazar internacional, pero nadie piensa en afrontar las causas del conflicto”, se lamenta Sadih Ali. “Están centrados en lanzarse el problema de unos a otros”.
Traducción de Mónica Zas