Lauren Beukes, escritora sudafricana: “El discurso de que las personas blancas de Sudáfrica son una minoría oprimida es completamente absurdo”

Lauren Beukes es una de las escritoras sudafricanas más galardonadas y vendidas en el mundo. Sus libros, que se encuadran en el género de la novela negra, son también un viaje al universo de la ciencia ficción como un medio de crear desde otros conceptos y generar un mayor compromiso: “Puedo tratar temas reales, como la misoginia o la violencia de género de una manera más profunda, yendo más allá y atravesando fronteras”, destaca la autora. Hace unas semanas pisó la tarima del Tenerife Noir, el festival del género negro en la isla, en el que la autora pudo acercar al público el sentido de su obra, marcada por la temática social, el feminismo o el racismo.
Beukes, que también es guionista de cómics, de cine y televisión, periodista y realizadora de documentales, ganó el premio a mejor película LGBTI en el Festival de Cine Negro de Atlanta por su documental Glitterboys & Ganglands y es autora de la serie Las Luminosas, producida por Leonardo Di Caprio. Su obra, que es muy prolífica, se nutre en gran parte de la historia reciente de su país: “Siempre escribo desde una perspectiva sudafricana”. Creció en la época del apartheid, y aunque ahora reside en Londres, la discriminación hacia las personas negras ha sido clave en su obra literaria para generar un marco de consciencia frente a las desigualdades. “El régimen de aquel entonces consideraba que las personas como yo éramos superiores, y eso me hizo ser muy consciente de los problemas sociales; de hecho, sigo estando muy concienciada con las diferencias de clase, de etnia y con todo tipo de discriminaciones”, declara.
En referencia a la etapa de discriminación institucionalizada que sufrieron las personas negras en Sudáfrica hasta 1994, la escritora considera que la población aún no termina de tener conciencia de “lo horrible que fue el apartheid”. “Este sistema se diseñaba para que la comunidad negra solo pudiera acceder a profesiones concretas, como jornaleros, trabajadores domésticos, mineros, etc., y que no tuvieran la oportunidad de conseguir nada más en sus vidas. También existía un programa de armas químicas y una unidad de tortura, en la que se maltrataba a las personas negras hasta la muerte y se las ejecutaba”, subraya Beukes.
Además, durante esta época, el arte en Sudáfrica no podía aludir al apartheid de manera directa ya que existía un mecanismo de censura que lo impedía. De ahí que los autores de teatro o de libros de ciencia ficción recurrieran a otros recursos artísticos para poder explicar la situación de discriminación. Se sirvieron de alegorías, a través de las cuales camuflaban la realidad. Esta figura literaria, Beukes reconoce que también le ha servido de inspiración para crear su estilo actual, en el que mezcla conceptos para contar una realidad. “Leer una historia inventada, transmitida desde el punto de vista de un asesino en serie que viaja en el tiempo y en la que se le haga justicia a la víctima, nos aporta un enfoque diferente y hace que nos comprometamos más con el asunto subyacente. Me gusta verlo como un caballo de Troya, como una especie de trampa”.
Por ejemplo, en Afterland dibuja un mundo de mujeres, en el que también busca explorar las relaciones de poder que surgirían sin la presencia masculina. Beukes subraya que los hombres son los causantes de las mayoría de violencias que se ejercen en el mundo y que, por lo tanto, cuando una mujer imagina un espacio sin hombres, piensa en un lugar en el que pueda sentirse segura al regresar a casa de noche o de no tener miedo a que la asesinen o violen. Sin embargo, para la autora, en un mundo sin hombres, las mujeres pasarían a ocupar los puestos de poder: “Hay mujeres que lideran de manera terrible. Hace poco estuve en Ruanda, en una conferencia sobre el futuro de África y visité el museo del genocidio. No debemos olvidar que hubo muchas mujeres que también participaron en él: una locutora de radio y una política, por ejemplo, llevaban a las personas al estadio para asesinarlas”.
Sudáfrica como fuente de inspiración
Han pasado 31 años desde el final oficial del apartheid, y sin embargo la narrativa contra las personas negras continúa en el país. Ahora con otros argumentos. El magnate Elon Musk, quien nació y se crió en Sudáfrica, ha manifestado que la población blanca del país está siendo discriminada por unas “leyes de propiedad racistas”. Para la autora, la postura del empresario es una “una auténtica estupidez”, ya que, argumenta, la comunidad blanca continua teniendo privilegios “extraordinarios”. “Este discurso de que las personas blancas son una minoría oprimida es completamente absurdo”, destaca.
“Siento mucho que el peor hombre del planeta sea un sudafricano blanco. Me produce un enfado impresionante que el hombre más corrupto, malo, patético e infantil del mundo tenga tanto poder y esté causando tanta destrucción con consecuencias en muchos aspectos, desde el cambio climático hasta el progreso científico y médico. Hay niños que morirán por enfermedades que se podrían haber prevenido, y todo por su ridículo egocentrismo”, continúa la autora.
En cualquier caso, su país puede seguir siendo una fuente de inspiración para la creación artística. “A pesar de lo que Elon Musk nos quiere hacer creer, Sudáfrica es un país increíblemente progresista, que también tiene grandes problemas, por supuesto”, matiza. La escritora reivindica que las luchas de los últimos años por alcanzar una mayor igualdad también deben ser reconocidas: “Hemos construido más vivienda pública que en cualquier otro país del mundo, fuimos el primer país que declaró el aborto como un derecho constitucional y el quinto en legalizar el matrimonio homosexual”, subraya Beukes.
Beukes confía para esta lucha en el poder del sector literario para marcar otras narrativas que reflejen las realidades de Sudáfrica y celebra que los autores del país ya lo están haciendo: “El resto del mundo debería leer más historias de ficción sobre el país, así como historias reales, para que entendiesen cómo es de verdad”, recalca.
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