España en gris y Barcelona en negro

Paula Corroto/DK

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Los papeles de Bárcenas podría ser el título de una novela negra. Escándalo y corrupción. Una auditoría en un partido político. Periodistas a la caza de la noticia y un juez rumiando los documentos en el juzgado. Una realidad que tenemos cada día en los periódicos y que, vaya qué casualidad, coincide con la celebración de la Barcelona Negra, el festival dedicado a la novela criminal que tradicionalmente tiene lugar en la ciudad condal en el mes de febrero. El extesorero del PP, Luis Bárcenas, podría haberse llevado el premio Pepe Carvalho. Pero no. Este año le toca a la sueca Maj Sjöwall, autora junto a su marido Per Wahlöö, de las historias negras que popularizaron el género en los años sesenta y setenta. ¿Conocerían a Mankell o Larsson sin ellos? Podemos ponerlo en duda.

Sjöwall, que ya tiene 78 años, y que dice odiar la novela criminal que sale a borbotones de su país (“Los jóvenes hoy escriben novela negra por dinero”, llegó a decir en una entrevista) tiene un pasado interesante. Junto a su pareja formó parte del Partido Comunista y esa impronta ya aparece en la que fuera su primera obra, Roseanna (1965), en la que por primera vez aparece el inspector jefe de la Policía Nacional, Martin Beck. Los aspectos sociales y el debate intelectual están presentes en una novelística escrita con una pluma a la que no le tiembla la mano. Aquí no hay florituras. Mucha atención a los interrogatorios:

“K: Entraron en el apartamento. ¿Qué pasó?

M: Se quitó los zapatos.

K: ¿Y luego?

M: Nos besamos.

K: ¿Y luego?

M: Ella pasó al dormitorio.

K: ¿Y usted?

M: La seguí. ¿Quiere detalles?

K: Sí.

M: Se desnudó y se acostó.

K: ¿Parecía tímida?

M: En absoluto.

K: ¿Apagó la luz?

M: No.

K: ¿Y usted?

M: ¿Y usted qué cree?

K: ¿Y luego mantuvieron relaciones sexuales?

M: ¿Pero qué coño cree que hicimos? ¿Cascar nueces? Lo siento, pero…“

Y esto fue publicado en 1965. En Suecia, claro. En España hemos descubierto a esta pareja con el tiempo. Ahora, la editorial RBA, que prácticamente ha editado todas sus novelas, lanza con acierto la última historia del inspector Beck, Los terroristas, publicada originalmente en 1975, y que vuelve a ser una corrosiva crítica social a la sociedad. Cuando aún no había sido asesinado Olof Palme. Sjöwall y Wahlöö ya imaginaron un paisaje lleno de presiones políticas, intereses y la posibilidad de atentados terroristas. Sí, en la calmada Suecia. El próximo 7 de febrero la escritora recibirá el Premio Carvalho. Quizá si alguien le acerca un periódico de estos días y se lo traduce podrá decir: “De esto ya sabíamos mi marido y yo hace cuarenta años”.