La última vez que se publicó Madrid. 1921. Un dietario, de Josep Pla, fue en 1986. Desde entonces, apenas una edición conmemorativa en 2007 que no tuvo distribución comercial. Los chicos de la editorial Libros del K.O. se han hecho ahora con los derechos y acaban de poner de nuevo al dietario y a Pla en órbita en castellano, ya que el original está en catalán. Y en qué momento.
Pla llegó a Madrid como corresponsal del diario de edición nocturna La Publicidad. Y en vez de quedarse encerrado entre cuatro paredes, buceó entre calles y hoteles, escuchando a los que por entonces llenaban de humo y conversación los cafés, como Ramón Gómez de la Serna, Unamuno u Ortega y Gassett. Todo ello lo trasladó a su dietario ofreciendo un relato costumbrista y minucioso de la vida madrileña. Decía Umbral que a Pla no le gustaba mucho Madrid, pero tampoco Barcelona. Y quizá por eso escribía cómo y de lo que le daba la gana. Y sin prejuicios identitarios. Pla llevaba boina, sí, pero la “paletada” muchas veces viste más de traje y corbata.
“Cuando el hall del Palace está lleno, congestionado y al rojo, significa que la política carbura a todo gas y que pasan cosas importantes. Cuando el Palace está medio vacío, desinflado, y por los sofás no hay sino escenas sentimentales, significa que la tranquilidad es absoluta en todo el país”, escribió en la entrada del 30 de mayo de 1921 sobre el hall del Hotel Palace. Pla podría pasar por un bloguero contemporáneo, y hasta puede que se atreviera con los 140 caracteres de Twitter, puesto que en un par de frases era capaz de describir la vida política y social de los callejones. Para eso ya lo había demostrado antes con El cuaderno gris (escrito entre 1918 y 1919).