La mañana despertó con un fuerte olor a lobby. A lobby de la industria cultural. Todo sucedió según lo esperado en el encuentro de Cultura en Red organizado por Bertelsmann, Planeta y NBC Universal hace unos días. Los ponentes iban pasando y repitiendo los mismos mantras: esto de lo digital no tira por la piratería, este es un país de mangantes y aprovechados, cosa que puedo robar, cosa que me llevo. Y mientras esto ocurría, como un buitre al acecho, oteaba el anteproyecto de Ley de Propiedad Intelectual, ya bien cocinadito por el Gobierno.
Hasta que llegó la tarde y el olor a azufre remitió. O más bien desapareció, bien ventilado. Llegó la última mesa de las jornadas, dedicada a los nuevos modelos digitales. Y allí se sentó Juan Carlos Tous, fundador de filmin.es, que sentenció: “El debate de la piratería es ya cansino. Es un mal por el no podemos hacer mucho, por lo que hay que pensar en una oferta atractiva para que el público acuda a portales legales”. Como el suyo, que ya dispone de 5.000 títulos cinematográficos en la Red. Y continuó: “A la industria lo que le falta es valentía, coraje. El espectador necesita una respuesta. Hay que poner los contenidos en todos los dispositivos, el ordenador, la tableta, de una forma ágil y a un precio justo”. Como predicaba Joaquín Prats en el añejo programa. Cerca de Tous se encontraba Josep Mitjà, de Wuaki.tv, otro videoclub on-line, quien no le fue a la zaga: “El problema es el modelo de negocio de la industria y parece que no va a cambiar. Hay barreras tecnológicas, como el DRM, pero también estructurales”, resaltó.
Posiblemente ojipláticos se quedaron algunos de los asistentes. “¿Entonces no es la piratería?”, pudieron preguntarse. Hasta que llegó el Subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo, y puso orden en tan descomunal desbarajuste: “Necesitamos urgentemente una protección para que la Red no sea el mayor obstáculo de la creación cultural”. Y redundó, por si no se le había entendido: “Debe protegerse la Propiedad Intelectual. Esa es nuestra mayor responsabilidad y también la tiene el Gobierno”. ¿Y cómo? Con esa nueva Ley de Protección Intelectual que “va a constituir un refuerzo trascendental en cuanto a la protección de contenidos culturales en la Red”, afirmó.
El día terminó así como había empezado. Con un fuerte olor a lobby, y además, bien respaldado. Después ya darían cuenta los diarios.