¿Por qué se cierran las carreteras en La Palma y Tenerife cada vez que nieva? Una reflexión crítica

22 de diciembre de 2024 17:39 h

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En las Islas Canarias, cada vez que la nieve cubre las carreteras de La Palma o Tenerife, las autoridades optan por cerrar los accesos. Esta decisión contrasta marcadamente con lo que ocurre en la península y otras regiones del mundo donde la nieve no paraliza el uso de las vías. En lugar de fomentar una cultura de preparación y convivencia con las condiciones invernales, aquí se imponen restricciones generalizadas, privando a los ciudadanos del acceso a su patrimonio natural y a las actividades recreativas en entornos nevados.

Normativa nacional versus medidas locales

La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene bien definidas las normativas sobre circulación en condiciones de nieve. En el Nivel Rojo, por ejemplo, se establece que los vehículos pueden circular a una velocidad máxima de 30 km/h, siempre que utilicen cadenas o neumáticos especiales. Sin embargo, en Canarias, esta normativa parece ser ignorada en favor de un cierre total de las vías, incluso cuando la nieve es perfectamente transitable con las medidas adecuadas.

Este enfoque no solo contradice la normativa nacional, sino que también refleja una falta de voluntad para adaptar las carreteras y la infraestructura a estas situaciones, a pesar de que la nieve no es un fenómeno tan raro en las cumbres de las islas.

Falta de cultura invernal y preparación

En lugares con inviernos rigurosos, como muchas regiones de Europa y América del Norte, existe una cultura bien establecida de preparación para el invierno. Esto incluye la venta de cadenas para nieve, neumáticos de invierno, y la formación en su uso. En Canarias, sin embargo, estas herramientas no están disponibles para el público general. Si se permitiera la venta y uso de cadenas, muchos conductores estarían dispuestos a adquirirlas y aprender a usarlas.

En lugar de educar y preparar a la población, las autoridades optan por la solución más restrictiva: cerrar carreteras y limitar el acceso. Esto no solo subestima la capacidad de los ciudadanos para adaptarse, sino que también niega oportunidades para el desarrollo de un turismo invernal sostenible y responsable.

La contradicción del acceso público

La nieve y las montañas son parte del patrimonio natural de las islas, y su disfrute debería ser un derecho accesible para todos. Al cerrar las carreteras, se impide que los ciudadanos experimenten y disfruten de un entorno único. En lugar de implementar medidas de seguridad razonables, se elige una solución que priva a la población de algo que les pertenece por derecho.

En otras regiones del mundo, donde la nieve es mucho más frecuente y densa, se aplican estrategias de mantenimiento de carreteras, como el uso de quitanieves y sal, que permiten mantener la accesibilidad. En Canarias, la falta de inversión en estas medidas refleja un desinterés en gestionar adecuadamente esta situación recurrente.

Hacia una gestión responsable

Cerrar las carreteras no es una solución sostenible ni justa. Es crucial que las autoridades:

1. Permitan el uso de cadenas y fomenten su venta en las islas.

2. Eduquen a la población sobre cómo circular en condiciones de nieve.

3. Inviertan en infraestructura y equipos, como quitanieves y sistemas de señalización adecuados.

4. Apliquen la normativa de la DGT, adaptando los niveles de alerta en lugar de imponer cierres totales.

En definitiva, no se trata de ignorar los riesgos, sino de gestionarlos con responsabilidad y criterio. La nieve en Canarias debería ser un motivo de disfrute, no de frustración. Las montañas y su acceso son de todos, y merecemos disfrutar de ellas con seguridad, sin que se nos niegue arbitrariamente el derecho a transitar por nuestras propias carreteras.

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