Vaya primavera, los catastrofistas y agoreros de aquí y de allá están encantados, hablan de que ahora vendrá el papa negro de Nostradamus, el del Apocalipsis, y se acabó, y los tiempos inquietantes sí que están, se va el papa casi compartiendo viaje al más allá con Vargas Llosa, cuya obra maestra ‘Conversación en la Catedral’ tiene un título adecuado al momento presente, pues con un poco de suerte pueden compartir viaje y conversar pues tendrán mucho que decirse, sobre todo teniendo en cuenta que ambos son latinos y hablan la misma lengua. Me gustaría escuchar esa conversación, sería reveladora, y he aquí otro toque religioso y literario que no te digo. No sé cómo andarán los aranceles para entrar en el cielo, pero viajando con el papa se le puede perdonar todo al gran Mario, sobre todo tantos premios, que ya sabemos que la vanidad no está bien vista en las esferas celestiales. Hasta a mí me gustaría llegar a la puerta del cielo acompañado de un papa. No sé, el tema de Nostradamus da para una película de las que pueden aún salvar a Hollywood. También me parece un mal signo que un techo proletario se haya caído encima de una discoteca de clase alta, la Jet Set, y se haya llevado al gran merenguero Rubby Pérez entre otros doscientos, y lo digo con conocimiento de causa pues yo me doctoré en merengue en República Dominicana, pero eso sí, en foros populares y guachinches de todo tipo, que para eso era joven y podía, pero que la gente muera bailando merengue, me parece una crueldad apocalíptica, y ya estoy empezando a pensar que este Apocalipsis que nos acecha no lo llevan los Cuatro Jinetes de San Juan, sino una subcontrata, vamos, una chapuza más, para que perdamos la fe hasta en Nostradamus. Y sin mencionar que venden Hiperdino, cierra Benetton y se caen santos en las procesiones. Da yuyu.