UNO
Nada. Retrato de un insomne es una novela de Blake Butler editada en noviembre por Alpha Decay, la editorial más cool del panorama actual, dirigida por dos seres humanos que admiten sin asomo de rubor que les gusta editar a sus amigos, a la gente que les cae bien y que toleran intelectualmente. Bien por ellos. Esto no les asegurará el éxito (hay que tener amigos rematadamente buenos para que tal cosa ocurra) pero sí un lugar donde caerse muertos llegado el caso de verse en lo peor.
Nada, la novela, son los pensamientos escritos de un insomne una noche de tantas. Nada es lo que pasa por la cabeza de Butler cuando Butler no puede dormir, que es casi siempre. Nada es también la protagonista de una contracrítica de lo más sutil (Babelia vs. Quimera vs. blogs) que me ha llevado a escribir hoy sobre ella. Nada es un libro que me interesa mucho pero que me niego a leer por culpa de los 28 euros que cuestan sus casi 400 páginas y eso a pesar de que los editores aseguraban hace poco en una entrevista que su meta era conseguir que los libros llegasen a las librerías a un precio inferior, y cito textualmente, “ahora que la gente no tiene un duro”. Comparen 28 euros con no tener ni un duro y busquen las 28 diferencias. En resumen: este artículo es lo que ocurre cuando me planteo leer un libro: es la exploración descarnada de una investigación crítica.
DOS
Se dice, se cuenta, se rumorea que Alpha Decay, no sé si en su forma corporativa o en esencia, tiene buenas relaciones con la que será una habitual de este espacio: la revista Quimera. Este rumor tiene su razón de ser en que es raro el mes que no se hable de alguna novela editada por ellos. Yo no quiero ser mal pensado —no sabría cómo— pero la verdad es que parece hecho a propósito para despertar sospechas. Pues bien, en el mes de noviembre se publica en Quimera una extensa entrevista a Blake Butler firmada por Germán Sierra, a quien conocerán, entre otras razones, por tener una sección en la mencionada revista. Acompaña a este artículo una crítica no firmada (entiendo que ha sido escrita por el mismo Germán Sierra pero no me atrevo a jurarlo) y traducida por Robert Juan-Cantavella. Todo queda en casa, pues, y el cocido lo preparo yo.
Al crítico se nota que la novela le ha gustado. Tengo pruebas. Dice que el insomnio es una obra maestra. Atención: el insomnio, no la novela. El insomnio. Una obra maestra. Y que esto se traduce, dice, —y esto lo casan ustedes como buenamente puedan— en que Nada, al tratar sobre ello, “ha pulverizado”, literalmente, “las puertas de la percepción”. […] Frente a esta frase, soy un conjunto vacío.
Que Nada parta, según este crítico, de un “movimiento helicoidal” (formado por experiencia e investigación) y derive en un “piano preparado” con multitud de temas, puede perfectamente no ser más que una insignificancia. O no. También que “en el fraseo de Butler” se reconozca su “canibalización amorosa del tema que trata”. Lo realmente interesante de Nada es que hundirse en la prosa de Butler equivale a “hundirse en el mismísimo estanque del ser”. No estoy bromeando; la cita es cuasitextual. A mí, personalmente, esto me parece excesivo no tratándose de un libro de Paulo Coelho. Por otro lado no es de extrañar semejantes excesos si tenemos en cuenta que la propia lectura provoca (y vuelvo a citar textualmente) “epifanías conmovedoras, tanto lingüísticas como intelectuales o emocionales”. Literatura multiorgásmica, que le dicen.
Supongamos que esto es normal. Supongamos que nos creemos tanta supuesta maravilla. Supongamos que tenemos una fe ciega en los artículos de Quimera. Supongámoslo. Y así, crédulos, demos por objetiva la crítica que se hace del libro de Alpha Decay. Yo, a falta de razones para no hacerlo, me la creo —lo digo sinceramente— y aún así no deja de sorprenderme este corporativismo de excesos verbales.
TRES
Porque no hay cara sin cruz, el 17 de noviembre Francisco Solano escribe para Babelia una crítica que no tiene desperdicio y que empieza de un modo tan llamativo como este que sigue: “Hay libros que, al desmarcarse de la pertenencia a un género, caen en la arbitrariedad, que algunos confunden con genialidad”. Solano entra directamente en la materia que me interesa destacar en este artículo y que, ya les adelanto, tiene que ver con la práctica de confundir genialidad con ininteligibilidad (sin insinuar que tal cosa no pueda ser posible, evidentemente) y otra cosilla más que también dice, inmediatamente después: “Debido a esa cualidad (o deficiencia, según se mire), produce en ciertos lectores de blogs calificativos de admiración, seguramente porque el autor siempre está hablando del yo, de la memoria, de la mente, de los impulsos eléctricos, de sus brazos y sus piernas, de su sangre y de su vello, todo en una misma ebullición conceptual”. Préstese especial atención a la referencia “ciertos lectores de blogs” y búsquese explicación en el siguiente párrafo. El resto de la reseña es él llevando la contraria a la crítica anterior y a muchas otras: critica que el insomnio no sea el tema principal; que la verborrea del escritor le lleve a hablar absolutamente de cualquier cosa, asuntos autobiográficos incluidos, pecando, al final, de los juegos tipográficos propios de quien escribe sobre el propio acto de escribir, algo que parece ser el gran tema de demasiados jóvenes (y no tan jóvenes) escritores. Son dos críticas, la de Quimera y Solano, demasiado opuestas y contundentes como para no sentir un mínimo de curiosidad sobre dos cuestiones: qué es lo que opinan de ella los lectores que no se apoyan, aparentemente, en marco teórico alguno y por qué Solano hace una referencia tan directa a “ciertos lectores de blogs”.
El siguiente párrafo
[Blog nº1] Horacio Muñoz, por ejemplo, en su blog La primera mirada, plaga su texto de interrogantes: “¿Qué es nada?” ¿De qué nada nos habla Butler?“; ese tipo de preguntas. Busca información en la frikipedia (?) (!) y repite mucho ”creo que“, ”quizás“, ”podría ser“. También habla de que la escritura de Butler ”se siente“ y que le ”sorprende por su hiperconsciencia del espacio que habitamos y el espacio que somos“. Ser, estar y sentir. Lo tiene todo. Supongo que de ahí los orgasmos. [Blog nº2] Luna Miguel dice, en su blog, cinco veces ”no sé“. Y es verdad, no sabe. Vean: asegura que le gusta la prosa de ”Butler por ser distinto y a la vez igual“, dando por supuesto que esto no sólo quiere decir algo sino que además resulta estimulante de cara a una posible lectura. Para complicarlo, si cabe, un poco más, añade que el libro es ”frágil al tiempo que duro“ y, bueno, ”monumental, intenso, pesado“ y taaan ”inteligente“. Su repetidamente manifiesta devoción por Alpha Decay (que viene de lejos y vamos a obviar en esa ocasión) le lleva a insistir en la promoción de Butler escribiendo otra pequeña reseña para la revisa Go Mag: ”La manera de narrar de Blake Butler es delicada, pero al mismo tiempo está llena de una fuerza gustosa que empuja al lector entre destello y destello. Y es ese el empuje de la buena literatura“. Ese, sí; anoten: ”entre destello y destello“. Si ven luces, van por el buen camino. Pero si van a cruzar la calle, mejor esperen. [Blog nº3] Este mismo no estar del todo seguro de nada lo ejemplifica perfectamente el blog Jugando entre las ruinas cuando invita de un modo tan particular a la lectura (es decir, sin la seguridad de estar frente a una Obra Maestra): ”Tienen que leerlo inmediatamente, aunque no puedo evitar una duda: ¿realmente me agradecerán la recomendación?“ Buena pregunta. [Blog nº4] A Joan Flores, autor del blog Je dis ce que j’en sens le parece especialmente interesante que el autor escriba un premeditado ensayo sobre el insomnio durante sus horas de insomnio. Una vuelta al ser, estar y sentir del que hablábamos antes y que parece hacer las delicias de tanta gente necesitada de los seres, estares y sentires de los demás. [Blog nº5] Javier Avilés, de El lamento de Portnoy, es, de todos, el único que realmente parece plantar cara el texto de Butler en el sentido de cuestionar su validez como novela que trata sobre el insomnio: ”Hay que dejar claro que no es una novela sobre el insomnio, es una novela sobre el insomnio de Butler“. Contradice así al blog de [Blog nº6] El cuento del loco, que asegura que lo de Butler ”es el ejercicio más acertado que se haya realizado sobre el insomnio, el miedo a dormir, las pesadillas, la angustia… desde un punto de vista analítico y, a la vez, personal.“ Volviendo con Avilés [Blog nº5] (qué lío): ”[…] la novela es otra cosa […] es un marasmo de referencias médicas, literarias y cinematográficas que se confunden como en una conciencia en duermevela.“ Lo que viene siendo una novelización de un pantallazo de un Twitter de las tres de la madrugada, para que nos entendamos.
CUATRO
La pregunta, de haberla —toda vez que ha quedado más o menos claro que Nada parece ser “nada” y sin atreverme, por razones obvias, a cuestionar su calidad—, sería si este batiburrillo de ideas y referencias que arrancan del insomnio de un supuesto insomne merecen una defensa tan locuaz y desorientada por parte de la blogosfera, o si por el contrario no merecía una mirada algo más crítica una novela tan supuestamente innovadora e inclasificable como ésta (todo lo innovadora e inclasificable que puede ser una novela cuyo único fin parece ser llenar un vacío de horas nocturnas) que trata tanto del yo sin llegar, aparentemente, a ninguna conclusión válida más allá de su propia existencia (excepto para elcuentodelloco —para quien Nada parece haber sido una revelación— que asegura que, después de su lectura, “sabrás mucho más sobre ti y sobre aquellos seres y estados inanimados que te conocen mejor que cualquier ser humano que haya vivido o conviva contigo equis tiempo posible”.