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España precisa más inversión y coordinación política en gestión del agua, según expertos

Madrid, 21 mar (EFE).- Mejor gestión de los embalses, más inversión en las necesarias infraestructuras, mayor coordinación entre administraciones y adaptación de la agricultura son los puntos clave para aprovechar bien el agua y afrontar los períodos de sequía y el aumento de la aridez en España, según los expertos consultados por EFE.
Con la vista puesta en el Día Mundial del Agua que se celebra este sábado, el coordinador de sostenibilidad de la escuela de negocios EALDE, Sergi Simón, recuerda que la actividad agrícola representa cerca del 80 % del consumo total de agua en España y afirma que “hay un problema muy grave con la agricultura intensiva” en este sentido.
Simón señala que “tenemos perfectamente mapeadas las zonas con mayor riesgo de desertificación y la solución es cultivar en ellas especies más adaptadas a suelos áridos”, por lo que reclama planificación política para afrontar este creciente problema.
La directora ejecutiva de la Fundación Nueva Cultura del Agua, Julia Martínez, apoya esta idea y transmite además la necesidad de “una transición hídrica justa” que “apoye el regadío tradicional y limite el intensivo” en áreas de los ríos Segura, Guadiana, Ebro y Guadalquivir.
Precipitaciones y aridez
La revista 'Nature' publicó hace unos días una investigación internacional que certifica la inexistencia de tendencias claras de aumento o reducción de las precipitaciones en el Mediterráneo durante los últimos 150 años pero, aunque la media no ha cambiado, la aridez y el riesgo de sequías sí.
Uno de los integrantes del estudio, Santiago Beguería, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala que la aridez es una condición climática dependiente de las temperaturas o de la cantidad media de precipitaciones, “a diferencia de las sequías, que son fenómenos transitorios”.
En los últimos 60 años, España ha vivido una “tendencia general al aumento de la aridez” derivada de ese aumento global de las temperaturas que, según otro estudio encabezado por el investigador y publicado el pasado febrero, afecta al 12 % de la península y Baleares y al 16 % de Canarias.
Esta tendencia, “que sólo se puede revertir con la reducción de la temperatura global”, incrementa la demanda atmosférica de precipitaciones en el terreno afectado y constituye, por tanto, un impedimento estructural para el uso eficiente del regadío en determinados lugares.
Sin embargo, España en general “sigue produciendo suficientes recursos hídricos de manera natural para cubrir las necesidades humanas y atmosféricas” pese al consumo agrícola y la existencia de regiones “con déficit crónico de agua”, apunta Beguería.
Los obstáculos políticos
“Tenemos tecnología, medios, recursos y entornos como para poder disponer de agua y no tener problemas ni por exceso ni por defecto”, coincide Simón, para quien el problema no es otro que los “obstáculos políticos” y, por ende, “presupuestarios, derivados en parte del choque de competencias sobre las cuencas intercomunistarias”.
La mejor forma de hacer frente a los problemas de agua, tanto estructurales como transitorios, es el “buen dimensionamiento y gestión de pantanos y embalses” para maximizar las reservas hídricas y poder trasladarlas con garantías allí donde sean necesarias.
Y es que en España “se pierde de media un 30 % del agua potabilizada lista para el consumo” debido a la “mala calidad” de los cerca de 250.000 kilómetros de tubería de distribución instalada.
“El volumen de actuaciones necesario para arreglar esto” y “el coste político que tiene cortar una calle para arreglar una fuga de agua que está bajo tierra y nadie ve” son, a su juicio, los principales obstáculos que impiden un mantenimiento o renovación correcta de una infraestructura “en la que, hoy día, es fácil localizar los fallos”.
Entre las posibles medidas para mejorar la disponibilidad de recursos hídricos en zonas habitadas, este profesor propone apostar por una jardinería xerófila -plantas adaptadas a la escasez de agua- y utilizar depósitos de pluviales, que recogen la lluvia desde los tejados para luego emplearla en labores como la limpieza de calles.
En cualquier caso,“hay que hacer una inversión en infraestructura hídrica”, pero “no puede ponerse en marcha en tiempos de sequía”, sino que debe diseñarse, “con previsión y sin condiciones de urgencia que vicien el debate”.
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