Y el Partido Popular se quedó solo votando en contra …

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Hará un mes aproximadamente, tuve la suerte de atender a una llamada de un socio de AEPNAA, la Asociación española de personas con alergias alimentarias y al látex. Consecuencia de ello, en nombre de mi Grupo Parlamentario, defendí una iniciativa en forma de Proposición no de Ley en el Parlamento de La Rioja.

La intención no era otra que poner voz en el hemiciclo de los problemas que tienen las personas que padecen la alergia alimentaria, en concreto los niños y niñas que están en edad escolar.

La información recibida, el contacto con familiares que tienen hijos alérgicos en edad escolar, incluso con el Servicio de Alergología del Hospital de San Pedro, fueron definitivos para valorar la importancia y relevancia que tiene la alergia alimentaria, las dificultades con las que se encuentra el alumnado que las sufre y su repercusión en el ámbito escolar.

La iniciativa se planteaba con un objetivo claro: implementar las medidas necesarias para que los centros educativos sean espacios seguros para los alumnos y alumnas que sufren alergia alimentaria.

Cuando me refiero implementar medidas, es obvio que doy por hecho que los centros educativos riojanos, tanto públicos como concertados, conocen ya y actúan debidamente al respecto, pero la realidad que vive el alumnado afectado demuestra que no solo se puede sino que se debe mejorar, en tres ámbitos: Información, Formación y Prevención.

La alergia a los alimentos es una enfermedad crónica, en la que el sistema inmunitario responde a un alimento, que normalmente es inofensivo, como si fuera un agente peligroso.

La intensidad de la reacción puede variar desde síntomas cutáneos leves hasta la anafilaxia, reacción muy grave que pude provocar un serio problema en la salud. Puede incluso llegar a causar la muerte.

Predecir la intensidad de la reacción es prácticamente imposible, ya que está influenciada por diferentes factores como la dosis del alérgeno ingerida, el estado inmunitario de la persona, su actividad física, factores ambientales, incluso el estrés. 

Los alimentos que con más frecuencia inducen a padecer una reacción alérgica, son la leche, el huevo, frutos secos, cacahuetes, frutas, pescado, marisco, trigo y legumbres. La leche de vaca y el huevo son los que producen con mayor frecuencia alergia a los niños y niñas menores de tres años

No se debe confundir la alergia alimentaria con otras patologías, como la intolerancia, ya que esta se debe a una dificultad del organismo para digerir ciertos alimentos, como por ejemplo la intolerancia a la lactosa, cuestión esta que no involucra al sistema inmunológico. 

En la edad escolar, los comedores escolares, juegan un papel importante, en el cuidado, la protección y la alimentación adecuada para cada uno de estos niños y niñas.   Por parte de la Administración Educativa, se exige a las empresas adjudicatarias del servicio de comedor escolar una alimentación personalizada, atendiendo a las necesidades individuales y tipo de alergia alimentaria de cada alumno afectado. Tienen la obligación de ofrecer menús adaptados, eliminando los alérgenos identificados, garantizando su seguridad y el derecho que les asiste a una alimentación adecuada.

Nos encontramos ante un importante desafío social, en Europa, en España y, por lo tanto, en nuestra Comunidad Autónoma, ya que se estima que más de dos millones de personas sufren algún tipo de alergia alimentaria, y de ellos el 8% son menores de 14 años.

Es importante señalar que aproximadamente un 20% de los niños y niñas afectados por la alergia alimentaria, experimentan una reacción alérgica en la escuela. El diagnóstico de afectados por la alergia alimentaria se ha triplicado en las dos últimas décadas, siendo un hecho irrefutable el aumento de las anafilaxias por alimentos en la población infantil.

Es este, por tanto, un asunto que afecta directamente a la población escolar, por ello es un tema que debe abordarse además de las Administraciones Públicas y que requiere la implicación de toda la Comunidad Educativa.

El diagnóstico de una alergia alimentaria no solamente afecta a quien la padece, afecta a todo su entorno, ocasionado en muchas ocasiones pérdida en su calidad de vida, principalmente a la familia que debe acometer una nueva actitud con la comida y por supuesto modificar muchas de las costumbres y hábitos que se venían realizando rutinariamente.

A la perdida de esa rutina se une la situación de estos niños y niñas en el entorno escolar. Porque ¿cómo influye la alergia alimentaria en los niños y niñas que la padecen en su día a día durante su etapa escolar? 

Según los datos de la EAACI, la Academia Europea de Alergia e Inmunología clínica, y la AEPNAA, los alumnos y alumnas que padecen alergia alimentaria tienen sentimientos de exclusión, aislamiento, y en algunos casos sufren bullying. De hecho, el 32 %, un considerable porcentaje de alumnado que tiene alergia alimentaria sufre o ha sufrido acoso escolar como consecuencia de su alergia.

Son datos que bien merecen una reflexión responsable y que nos hacen pensar que algo falla en el entorno escolar, y que hay margen de mejora en el cuidado y atención a los niños y niñas con alergia alimentaria.

Actuar para mejorar las medidas preventivas, la coordinación y la responsabilidad compartida son “cosa” que atañe directamente a la Administración, a la familia y al personal del centro educativo.

Debemos crear un ambiente inclusivo, sensibilizando a los compañeros para reducir el estigma y promover la empatía. Además, necesitamos adaptar actividades y garantizar que el niño o niña se pueda integrar sin poner en riesgo su salud, física y afectiva.

Necesitamos elaborar información y medidas necesarias para una escolarización segura del alumnado alérgico a alimentos y látex, para poder llevar a cabo una política de prevención y gestión de la anafilaxia. 

En resumen, apostamos por educar en el respeto, la empatía, en la importancia del cuidado mutuo, hacer de los centros educativos espacios que garanticen la inclusión y mejoren la calidad de vida de todos, especialmente de quienes por cualquier causa sean niños y niñas vulnerables. Esto es, integración e igualdad efectiva y real, como dice el artículo 9.2 de la Constitución Española.

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