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Duran i Lleida dimite y CiU entra en un terreno inexplorado

Después de unas semanas de incertidumbre Josep Antoni Duran i Lleida finalmente ha optado por abandonar la Secretaría General de CiU. Lo ha hecho, además, sin dejar muy claras las razones de su renuncia, lo que sin duda mantiene cierta expectación de por qué ha sucedido y de las consecuencias que esto pueda tener en un futuro próximo.

En su última intervención pública Duran ha minimizado las diferencias entre CDC y UDC respecto a la consulta. La línea argumental que parece defender viene a ser algo así como que se retira porque está cansado de que ver que su apuesta por el diálogo entre ambos gobiernos (la llamada tercera vía) no da frutos. Aunque Duran siempre ha hecho énfasis en la falta de diálogo por parte del gobierno central, una segunda lectura de sus palabras también puede entenderse como una recriminación al gobierno que dirige Artur Mas.

De hecho, no es ningún secreto que Duran y Mas han mantenido desde el principio importantes discrepancias ideológicas sobre la consulta soberanista. Duran siempre se ha mostrado favorable a la consulta pero muy reacio al independentismo, mientras que Mas ha apostado muy fuerte por ambos desde las últimas elecciones catalanas. La disputa ideológica tiene una derivada que no puede olvidarse: aunque Duran y Mas representan las posiciones mayoritarias en sus respectivos partidos, ni CDC ni UDC son monolíticas respecto a su identidad nacional, y sobre todo, no lo son los votantes de CiU, tal y como vemos en esta tabla realizada con datos del Grup de Recerca d'Èlitsi Partits (GREP).

Sin negar la importancia de otros factores como las desavenencias personales entre Duran y Mas así como las luchas por el poder en el seno de la federación, a mi juicio estas razones juegan un papel menor en la crisis actual. El énfasis en las diferencias ideológicas sitúan a CiU en un terreno no explorado antes por la alianza. Por primera vez sus problemas no tienen que ver con factores internos, sino con el largo y profundo realineamiento que está experimentando el sistema de partidos catalán y que en los últimos meses parece haberse agudizado por la consulta soberanista. Es en este contexto que cabe interpretar lo que está sucediendo en el PSC, el creciente éxito de Ciutadans o de Podemos en las elecciones europeas y, ahora, la dimisión de Duran Lleida como secretario General de CiU.

CiU nació en 1978 durante la transformación del sistema de partidos surgido de las primeras elecciones generales de 1977. Pese a las diferencias y las luchas de poder UDC y CDC se han mantenido unidos porque sus dirigentes representaban una misma idea: la del nacionalismo moderado catalán que se enmarcaba dentro de la Constitución Española de 1978. Pero ahora que empieza a cuestionarse la Constitución y CiU cada vez se distancia más de la moderación lo que la dimisión de Duran parece plantear es si la alianza tiene sentido. ¿Quizás es necesario que todo cambie para que todo siga igual?