El acuerdo de coalición en Alemania entre la CDU/CSU y el SPD ha sido aprobado recientemente en un referéndum interno celebrado entre los miembros del partido socialdemócrata alemán mientras el público europeo era testigo expectante de los acontecimientos. Lo quieran o no los ciudadanos alemanes y sus élites políticas, importa, y mucho, para el futuro de la Unión Europea la composición del nuevo gobierno alemán. De ahí el seguimiento cercano que se ha producido en el resto de países miembros de las negociaciones en torno al acuerdo de coalición y de la votación interna posterior organizada por el SPD.
Ahora que sabemos cómo termina la historia de la elección alemana de 2013 y que comienza la historia de un nuevo gobierno para los próximos cuatro años, es el momento justo de analizar las posiciones en torno a Europa de los partidos alemanes según han quedado reflejadas en sus programas electorales. Después de todo, son estos textos los que contienen las promesas hechas por los partidos al electorado alemán. ¿Cuánta relevancia dieron los partidos alemanes a la política europea en sus programas electorales? ¿Qué posiciones adoptaron en torno a Europa? ¿Qué distancia separaba al SPD de la CDU/CSU?
Una opinión generaliza una vez acabada la campaña electoral fue que Europa estuvo más bien ausente en los debates y tal vez también en los medios de comunicación. No sabemos hasta qué punto esto fue así realmente, puesto que aún no hemos visto datos al respecto, pero lo que sí sabemos es que el análisis quedaría incompleto sin mirar a los programas electorales y su contenido. Eso es precisamente lo que queremos hacer en este post.
El gráfico 1 presenta datos del Manifesto Project, mostrando el porcentaje medio de frases dedicadas al tema de Europa en los programas electorales alemanes a lo largo del tiempo. El nivel máximo de atención se produjo en 1998, momento en el que la atención media dedicada a Europa estuvo en el 8%. Desde entonces, la relevancia de Europa no ha hecho sino descender, bajando al 7,5% en 2002, a 5% en 2005 y a un mero 3,4% en 2009. Tengamos en cuenta que en 2009 ya había estallado la crisis financiera y la Unión Europea estaba inmersa en una actividad febril, tomando decisiones transcendentales que habrían de tener un impacto enorme –y hoy sabemos que negativo– sobre la vida diaria de los ciudadanos europeos. A pesar de ello, los programas alemanes siguieron con su tendencia a la baja en los niveles de atención dedicados a la política europea.
En estas últimas elecciones de 2013 la tendencia decreciente cambió y, por primera vez desde 1998, creció un poco la atención agregada de los partidos alemanes a Europa. Este cambio de tendencia, sin embargo, no se debe a que los partidos mayoritarios alemanes decidieran que Europa debía ocupar de nuevo un espacio en la agenda, sino a la aparición del partido Alternativa para Alemania (AfD), cuyo tema fundamental es el papel de Alemania en Europa.
En resumen, desde el Tratado de Amsterdam (1997) los partidos alemanes han dedicado una decreciente atención a Europa en sus programas, a pesar de que, entre 1997 y 2013, se han firmado dos tratados más (Niza en 2001 y Lisboa en 2007) y el euro ha estado a punto de estallar durante la crisis de deuda de 2010-2011. Es probable que el éxito de AfD sea en parte el resultado del hueco dejado por los partidos mayoritarios en el espacio de competición electoral.
El gráfico 1 nos ofrece más datos interesantes. El porcentaje total de frases se ha desagregado en frases positivas y negativas para poder así analizar la evolución de ambos tipos de mensajes separadamente. Gracias a ello podemos observar que los programas alemanes de los últimos quince años no sólo han dedicado menos espacio a Europa sino que, además, han aumentado sus referencias negativas a la misma. Esto tiene que ver de nuevo con la emergencia de AfD, pero no sólo con eso. El incremento en el porcentaje de frases negativas, aunque más reseñable en 2013, se produjo por primera vez antes de que se constituyera este partido, concretamente en la elección de 1998, cuando entró al gobierno una coalición rojiverde de socialdemócratas y verdes. Hasta 1998, y desde 1949, sólo una vez se había producido este fenómeno, en 1961. Todo el resto de elecciones muestran una inexistencia absoluta de frases negativas en torno a Europa.
Esto encaja bien con lo que sabemos sobre el debate alemán en torno a la integración europea. La mayor parte de los políticos e intelectuales alemanes desde el fin de la segunda guerra mundial se han mostrado favorables a Europa, tal y como muestra el gráfico 1 con respecto a los programas electorales. En palabras del politólogo de Princeton Jan-Werner Müller (2009, pág. 88), “el euroescepticismo, entendido como sospecha contra la integración por principio (y por nacionalismo) continúa siendo casi un tabú [en Alemania]”. Pues bien, según los datos del Manifesto Project, parece que esto ha dejado de ser así. Delante de nuestros ojos se está produciendo la desaparición de un tabú que ha permeado el debate alemán durante muchos años.
El gráfico 2 muestra la evolución de las posiciones en torno a Europa en los programas electorales del SPD, la CDU/CSU y el FDP. Estas posiciones se calculan restando al porcentaje de frases positivas el porcentaje de frases negativas. De esta manera, una cifra negativa nos está indicando que las frases negativas superan a las positivas. La línea blanca del gráfico 2 muestra la media para todos los partidos, incluidos los verdes y otros más minoritarios, como el Partido Pirata y AfD.
Si nos fijamos en la media del sistema de partidos en su conjunto, vemos que en 2013 por primera vez desde 1949 la posición en torno a Europa es negativa. De nuevo, AfD influye mucho en este resultado, pero no es el único factor que lo explica. Los programas electorales de los partidos alemanes comenzaron a mostrarse menos proeuropeos a partir de 1998. Veamos qué paso dentro de cada partido.
La CDU/CSU alcanzó su posición más proeuropea en 1987, tras la firma del Acta Única Europea. Entre 1990 y 1998 la posición siguió siendo claramente proeuropea, aunque menor, moviéndose entre el 5% y el 6%. Estos son los años en los que se aprobó el Tratado de Maastricht (1992) y en los que la UE dio un giro claramente neoliberal. Las posiciones proeuropeas del partido liberal (FDP) y de los socialdemócratas (SPD) aumentó también en estos años. Es difícil explicar por qué el SDP se hizo más proeuropeo justo en los años en los que la UE se hacía más neoliberal, sobre todo si pensamos que la izquierda alemana siempre había temido que la unión de mercado convirtiera Europa en lo opuesto a la Europa democrática y socialista con la que habían soñado (Müller 2009). Sea como fuere, a partir de 1998 la tendencia cambió y los tres partidos históricos de Alemania se hicieron menos proeuropeos (si bien nunca antieuropeos).
Nos gustaría acabar este post con una instantánea de la posición de los partidos alemanes en los ejes izquierda-derecha y pro-antiEU en la elección de 2013 (ver gráfico 3). No nos sorprende descubrir que AfD es intensamente antieuropeo. Por otro lado, los dos partidos en los extremos del eje, el más a la derecha (los liberales) y el más a la izquierda (Die Linke), son los que mantienen una posición menos proeuropea, rozando casi el lado contrario del eje. La CDU/CSU está situada entre los liberales y los socialdemócratas en el eje europeo, pero en el eje izquierda-derecha está dos veces más cerca de los liberales que del SDP. Esto quiere decir que los dos socios de la coalición tienen más puntos en común en lo que respecta a Europa que en lo que se refiere a su posición ideológica. Cómo quedará esto reflejado en las políticas que se pongan en marcha está aún por ver, aunque si tuviéramos que adivinar, basándonos en las experiencias de gran coalición anteriores, diríamos que el gobierno alemán entrante será menos de izquierda de lo que se piensa.
Para concluir, los datos parecen confirmar lo que muchos analistas dicen: Alemania no quiere ser el país hegemónico de Europa y, si lo es, es contra su voluntad y no debido a ella. Los partidos alemanes hablan menos de Europa en sus programas electorales, están en retirada justo cuando la UE más necesita una Alemania involucrada en la construcción europea. Alemania, sin embargo, parece lavarse las manos y encerrarse en sí misma un poco más con cada nueva elección. Por este motivo nos parecen muy precipitadas las reacciones al acuerdo de coalición celebrando la nueva dirección supuestamente más proeuropea del nuevo Ejecutivo alemán.