“Con intensidad reitero mi total implicación con este proyecto y también afirmo, con igual contundencia, que Vitoria no puede ni debe esperar más a que vea finalmente la luz”. Javier Maroto pronunciaba estas palabras en su discurso de investidura en presencia de Mariano Rajoy. Dos años después el soterramiento del ferrocarril, el proyecto estratégico más importante de Vitoria para casi la totalidad de los partidos municipales y “el más importante de los próximos 100 años”, según el edil popular, sigue estacionado en vía muerta.
Los avances difundidos por el Gobierno Municipal sobre este proyecto, que se reducen a estudios constructivos y demás informes de esta naturaleza, no han conseguido acabar con el mar de dudas y desconfianza que rodea al plan de sepultar las vías del tren a su paso por Vitoria.
El recorrido de este proyecto hasta el momento es corto. Los primeros pasos se dieron con la elaboración de los trazados para integrar la alta velocidad en Vitoria. Pero el esfuerzo inversor que requiere excavar dos túneles de siete kilómetros con doble vía, una de ancho convencional y otra de ancho internacional, para ocultarlas vías bajo tierra, ralentizó la marcha.
La confirmación del respaldo al proyecto de la Ministra de Fomento Ana Pastor parecía el espaldarazo definitivo a la infraestructura y el remedio ideal para superar esa incertidumbre que se cierne desde sus inicios sobre la construcción. Pero la visita de la portavoz del Gobierno del Partido Popular a las obras del tren de alta velocidad, allá por abril del 2012, no fue suficiente para zanjar las dudas sobre el soterramiento. Ana Pastor trasladaba buenas intenciones, aligeraba los plazos previstos de inicio de obras y prometía celeridad en la licitación de las obras, pero los compromisos presupuestarios se echaban en falta de nuevo.
Si ya eran muchos los recelos, las alarmas se disparaban en otoño del pasado año al conocerse la drástica reducción del apoyo financiero del Estado a proyectos estratégicos para la Euskadi, entre ellos, el soterramiento del AVE en la capital alavesa.
Los intentos de Javier Maroto de resucitar un proyecto varias veces enterrado por las dudas, no han obtenido el resultado esperado. La incertidumbre se ha acrecentado con declaraciones como las realizadas por sus propios compañeros de partido. El Diputado General de Álava, Javier de Andrés, aseguraba hace ocho meses que el plan de financiación previsto no iba a llegar para costear el soterramiento de las vías. “Las cuentas no cuadran. No se podrá hacer porque la venta de terrenos liberados y cedidos por RENFE no será suficiente para afrontar los gastos de esa construcción”, aclaraba de Andrés. El Diputado añadía que será un proyecto “a muy largo plazo a expensas de la recalificación que tuvieran los terrenos por donde ahora discurren los trenes”.
El ansiado plan de Javier Maroto, heredado de su antecesor Alfonso Alonso y abrazado también por el socialista Patxi Lazcoz, descarrila y esquivar los muros de contención económica levantados por el Gobierno del Partido Popular es para muchos, una misión imposible.