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'Acciones comunitarias' para salvar negocios vecinales
El pub Star Inn, en Salford, cerca de Manchester, cuna del cooperativismo mundial, es carne fácil para un argumento de película. Es así: imagínense 2008, viene la gran crisis, los negocios cierran, la gente se queda sin trabajo. Reina la desazón, y, entre otros, cierra el pub del barrio, el único en 800 metros a la redonda que hay en una zona residencial de la ciudad. Un pub en Reino Unido no es sólo un pub, es centro de reunión vecinal que más que un lugar donde tomar cervezas es donde se apaga el fantasma de la soledad. Donde siempre se encuentra a un vecino. Donde siempre hay un amigo, y donde el individualismo reinante no pasa por la puerta.
El pub, que tenía también una fábrica de cervezas, cierra. Sí. Cierra, después de no poder pagar las cuentas, después del envejecimiento y el deterioro de las instalaciones. Pero los clientes-vecinos no pueden permitirse perder ese rincón de encuentro. No pueden. Seis habituales deciden no quedarse de brazos cruzados y acuerdan que van a comprar el bar. Pero… ¡ay!, en las películas siempre hay obstáculos: no consiguen reunir suficiente dinero, los bancos no prestan ni un alfiler y el ayuntamiento no tiene un centavo… Así que llaman a otros vecinos, y a otros, y a otros... Llega la prensa. Los visitan actores famosos. Se hacen conocidos, hasta que, por fin, se forma el primer pub cooperativo inglés, con 75 accionistas-vecinos, cada uno de los cuales ha aportado lo que podía, dinero o trabajo manual para arreglar el baño o hacer otras pequeñas obras. El bar sale a flote y hoy no sólo es centro de reuniones, para ver el fútbol, la telenovela, o hablar con amigos, sino que es un ejemplo para otros pubs de Reino Unido que han logrado salir adelante, de la mano de los vecinos.
“Nunca estarás solo si está el pub”, asegura Paul Castello, que puso dinero y esfuerzo físico para arreglar las instalaciones. Esto es un acto de solidaridad con la comunidad“. ¿Y por qué no poner el dinero ayudando a los refugiados en vez de en un pub? ¿No sería más solidario? ”No. Porque si no tenemos el pub, no podremos juntar el dinero para otras causas comunitarias. Este es un pub sin fines de lucro. Es una cooperativa, una iniciativa comunitaria. Los beneficios de este pub no sólo irán a mí y a mi hijo, que siempre tendrá un lugar donde reunirse con los suyos. Los beneficios del pub volverán a la comunidad, de diferentes formas“.
Star Inn es una entre muchas iniciativas comunitarias, que han logrado recuperar espacios que creían que les correspondían. No se trata de empresas recuperadas, como en España o Argentina, sino de espacios que son salvados por la comunidad. En el Star Inn trabaja gente que no es socia de la cooperativa.
“No lo soy [socia], pero me siento parte del proyecto”, agrega Vicki Hughes, encargada del local. Son las ocho de la tarde y las cervezas no paran de salir de la barra. Ella, con aire maternal, sigue conversando mientras tira cervezas sin descanso. Cada libra que factura, servirá para pagar su salario y para devolver el dinero a la comunidad. “Si aquí algún socio cooperativista se emborracha y se pone pesado, lo puedo echar del pub. Podría echar a mi jefe, aunque sea el presidente del consejo rector, y nadie me dirá nada. Aunque la verdad es que no ha pasado. Se vive muy buen ambiente”.
“En Reino Unido hay una ley que da prioridad a la comunidad en caso de que un inmueble o un negocio que se considere bien comunitario se ponga a la venta”, explica Alice Wharton, manager del Community Shares Unit Programme de Cooperatives UK, la mayor organización de cooperativas del Reino Unido. La entidad apoya a los vecinos cuando quieren poner en marcha una iniciativa comunitaria. Y lo han hecho en muchísimos sectores, desde pubs hasta clubes de fútbol, hospitales, huertos o transporte local.
Co-operatives UK ha calculado que, desde 2009, unas 100.000 personas han invertido más de 100 millones de libras (cerca de 116 millones de euros) para dar apoyo a más de 350 negocios comunitarios alrededor de Reino Unido.
Legislación especial
El término Community shares, que se traduciría como Acciones comunitarias, trata de una forma de acciones cooperativas que se rigen bajo una legislación especial, que indica que los beneficios del negocio deben ser comunitarios. Este tipo de acciones sólo pueden ser sacadas a la venta por sociedades cooperativas u otras sociedades de iniciativa social.
“Las acciones comunitarias pueden salvar negocios, financiar energías renovables, transformar espacios comunitarios, dar apoyo a la agronomía local, restaurar edificios con valor histórico y, sobre todo, ayudar a construir comunidades más vibrantes, fuertes e independientes”, se explica en la página web del programa de Co-operatives UK.
En el Star Inn no importa cuánto dinero hayan aportado los socios. Cada socio representa un voto en la asamblea, y las acciones no se pueden vender como en un negocio normal. Lo que sí se hace –y es lo que quiere hacer el Star Inn, aunque por ahora nadie está esperándolo– es devolver el dinero a los socios, una vez que el negocio ha dado suficiente base para sostenerse a sí mismo.
El hecho de que sea comunitario o sin fines de lucro no quiere decir que los accionistas que ponen dinero lo hagan como una donación. De hecho, para que se forme una empresa con acciones comunitarias y la gente pueda invertir hace falta tener un buen plan de negocio, que “debe mostrar cómo el dinero invertido va a permitir que sucedan buenas cosas (...). El dinero debe tener posibilidades muy reales de sobrevivir como un negocio rentable”, se explica en Co-operatives UK. La cantidad invertida en una empresa basada en acciones comunitarias puede incluso generar, si así se decide, intereses a los accionistas. Y por ley, el Gobierno ofrece ventajas fiscales para quienes decidan invertir en este tipo de negocio.
Los interesados en formar una empresa de acciones comunitarias pueden hacerlo a través de Co-operatives UK, o de forma independiente, a través de una plataforma de Internet, donde se presentan proyectos y quien quiera puede invertir en ellos, una especie de crowdfunding, pero con acciones y participación en las asambleas.
[Este artículo ha sido publicado en el número de octubre de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]
El pub Star Inn, en Salford, cerca de Manchester, cuna del cooperativismo mundial, es carne fácil para un argumento de película. Es así: imagínense 2008, viene la gran crisis, los negocios cierran, la gente se queda sin trabajo. Reina la desazón, y, entre otros, cierra el pub del barrio, el único en 800 metros a la redonda que hay en una zona residencial de la ciudad. Un pub en Reino Unido no es sólo un pub, es centro de reunión vecinal que más que un lugar donde tomar cervezas es donde se apaga el fantasma de la soledad. Donde siempre se encuentra a un vecino. Donde siempre hay un amigo, y donde el individualismo reinante no pasa por la puerta.
El pub, que tenía también una fábrica de cervezas, cierra. Sí. Cierra, después de no poder pagar las cuentas, después del envejecimiento y el deterioro de las instalaciones. Pero los clientes-vecinos no pueden permitirse perder ese rincón de encuentro. No pueden. Seis habituales deciden no quedarse de brazos cruzados y acuerdan que van a comprar el bar. Pero… ¡ay!, en las películas siempre hay obstáculos: no consiguen reunir suficiente dinero, los bancos no prestan ni un alfiler y el ayuntamiento no tiene un centavo… Así que llaman a otros vecinos, y a otros, y a otros... Llega la prensa. Los visitan actores famosos. Se hacen conocidos, hasta que, por fin, se forma el primer pub cooperativo inglés, con 75 accionistas-vecinos, cada uno de los cuales ha aportado lo que podía, dinero o trabajo manual para arreglar el baño o hacer otras pequeñas obras. El bar sale a flote y hoy no sólo es centro de reuniones, para ver el fútbol, la telenovela, o hablar con amigos, sino que es un ejemplo para otros pubs de Reino Unido que han logrado salir adelante, de la mano de los vecinos.