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“Lo que roban los golfos lo pagamos los demás”

Jesús Lizcano Álvarez (Madrid, 1956) es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente del capítulo español de Transparencia Internacional (TI), una organización no gubernamental dedicada a combatir la corrupción en todo el mundo. TI no denuncia casos individuales, sino que orienta sus esfuerzos a prevenir la corrupción a largo plazo y a fomentar reformas de los sistemas políticos con ese objetivo. Cada año publica su Índice de Percepción de la Corrupción, que se ha convertido en una herramienta imprescindible para analizar el alcance del fenómeno y evaluar los avances y retrocesos de los países en la lucha contra las malas prácticas en el ámbito público. En su reciente discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), Lizcano sostuvo que la opacidad de los mercados financieros es una de las principales asignaturas pendientes de la economía española.

¿Es España el país más corrupto de la Unión Europea?

A escala mundial estamos bien, pero si nos comparamos con Europa ya no es lo mismo. En el Índice de Percepción de la Corrupción de 2014, España ocupa el puesto 37 entre los 175 países evaluados (el número 1, Dinamarca, es el país menos corrupto). Sin embargo, si se compara con los países europeos, España ocupa el puesto 19; esto es, bastante por debajo de la media de los 30 países europeos evaluados. Estamos mejor que Grecia, Italia y los países del Este, pero peor que todos los del norte.

¿Podemos considerar que la corrupción en España se ha convertido en sistémica?

La corrupción en España se centra fundamentalmente en el ámbito político, y con cierto nivel de complicidad del sector empresarial. En otros países la corrupción es sistémica, es decir, que está diseminada y contamina la mayor parte de las instituciones como son la policía, los jueces, los medios de comunicación, los políticos, los empresarios, etcétera. En España, al menos, tenemos la ventaja de que la mayor parte de esas instituciones no tienen vestigios de corrupción, por lo que el problema, al estar centrado en el ámbito político, no es tan extremadamente grave como lo es en otros países.

¿A qué se debe que la corrupción haya crecido tanto en España?

En estos años los casos de corrupción que han aflorado son significativamente más grandes que en años anteriores. Sin embargo, no quiere ello decir que en estos momentos haya en España más corrupción que antes, sino que los jueces, las fuerzas de seguridad, los medios de comunicación, la sociedad civil y los ciudadanos están más implicados en la denuncia, el afloramiento, y también el procesamiento judicial de un gran número de casos, lo que hace pensar que todo ello será altamente disuasorio para los potenciales corruptos y vaya disminuyendo la corrupción en los próximos años.

¿Somos los españoles más tolerantes que otras sociedades con las conductas corruptas?

Los españoles, y en general los ciudadanos de los países del sur de Europa, hemos tenido siempre una mayor tolerancia respecto a la corrupción que nuestros vecinos del norte de Europa; son tanto factores de carácter cultural como social y educacional que vienen a generar esa mayor laxitud y tolerancia social con las conductas corruptas. Existe también una correlación con la tradición religiosa. Los países protestantes tienen una cultura de la transparencia muy arraigada. En los países católicos con frecuencia se disculpan las conductas corruptas; las vemos menos graves, menos punibles. La educación en este terreno es muy diferente. En todo caso, esto está cambiando de forma sustantiva en los últimos años. Los ciudadanos son ahora bastante más exigentes y menos tolerantes con la corrupción.

¿Hemos tocado fondo entonces o la situación puede empeorar?

Yo espero que estemos ante un punto de inflexión, y por tanto, hayamos tocado fondo, de forma que los corruptos sepan que no hay margen para la impunidad y que la profesión de corrupto ha pasado a ser de alto riesgo, lo que nos hace pensar positivamente y tener la esperanza de que la situación vaya mejorando en estos próximos años.

A pesar de todos los escándalos que hemos visto en los últimos tiempos, los partidos políticos tradicionales dan pocas muestra de querer cambiar las cosas...

Hay una voluntad impuesta, forzada por el electorado. Los políticos han sido negligentes, y los ciudadanos lo saben. Antes les entraba por un oído y les salía por el otro, pero la situación ha cambiado por la presión ciudadana.

¿Qué impacto tiene la corrupción en la economía española?

La corrupción tiene varios efectos negativos en la economía, ya que los altos beneficios económicos que obtienen los corruptos generan un sobreprecio en las obras o servicios públicos, lo cual supone un verdadero impuesto implícito que pagan finalmente los ciudadanos. Además, la corrupción genera grandes cantidades de dinero opacas que incrementan la economía sumergida, lo cual viene a reducir sensiblemente los ingresos públicos, originando así una mayor carga fiscal sustitutoria para el conjunto de los contribuyentes. Se pierden muchos ingresos, pues hay muchísimos inversores internacionales que miran con lupa esta cuestión. La corrupción influye incluso en la calidad de los materiales con que se construye. En resumen: todo lo que roban los golfos lo tenemos que pagar los demás.

¿Cuáles son los sectores en los que hay más corrupción en España? ¿Hay más en el sector público o en el sector privado?

Si definimos la corrupción como “la utilización de un cargo público en beneficio propio”, cabe centrar más el análisis en el sector público, aunque bien es cierto que en el Código Penal actualmente vigente ya se habla de corrupción privada. En todo caso, lo que ocurre normalmente es que la corrupción que puede haber en ciertas instituciones públicas está financiada desde el sector empresarial o privado.

¿Qué medidas pueden tomarse para combatir la corrupción?

Hay un buen número de medidas que resultan necesarias en el ámbito legal, institucional, educacional, etcétera. Es muy importante que se modifique la legislación para que se incremente obligatoriamente el nivel de transparencia económico-financiera de los partidos políticos, para que también haya mayor transparencia y participación en el terreno electoral, así como que se cambie el marco jurídico e institucional para prevenir y combatir la corrupción, estableciendo, por ejemplo, leyes que protejan a aquellos posibles denunciantes de casos de corrupción, que se disminuya el número de aforados, que se dificulte o haga más estricta la concesión de indultos por los gobiernos, y que sobre todo se introduzcan en los distintos niveles educativos materias y contenidos éticos, de valores y contra la corrupción.

¿Cuál es el mejor antídoto contra la corrupción?

La transparencia es sin duda el mejor antídoto contra la corrupción, ya que aunque no llega a resolverla, sí es muy importante para combatirla, dado que en la medida en que las Administraciones públicas y los partidos sean más transparentes, será más difícil que existan las conductas corruptas debido al mayor control por parte de la sociedad, los ciudadanos y las instituciones.

¿Qué países son el mejor ejemplo de combate a la corrupción?

En el Índice de Percepción de la Corrupción, los países que vienen obteniendo las mejores puntuaciones en los últimos años son los nórdicos europeos, tales como Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega, así como también Nueva Zelanda; son países del ámbito anglosajón que tienen una cultura institucional y legal bastante antigua y estricta en cuanto a los valores éticos y contra la corrupción, así como un nivel educacional de los ciudadanos bastante alto en este terreno.

¿Puede el auge de nuevos partidos políticos ser de ayuda en la lucha contra la corrupción?

En la medida en que haya una mayor disparidad, diversidad, necesidad de pactos entre los partidos políticos para gobernar, se entiende que habrá un mayor control recíproco entre unos y otros, y por tanto cabe pensar que será más difícil que haya partidos gobernantes en solitario que puedan desarrollar prácticas o conductas corruptas sin un control suficiente, como ha ocurrido hasta ahora en numerosos casos. De cualquier forma, el control más importante es el que puedan ejercer los distintos integrantes e instituciones de la sociedad, desde los propios ciudadanos hasta los jueces, para hacer efectiva esa permanente lucha social contra la corrupción.

[Este artículo pertenece a la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

Jesús Lizcano Álvarez (Madrid, 1956) es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente del capítulo español de Transparencia Internacional (TI), una organización no gubernamental dedicada a combatir la corrupción en todo el mundo. TI no denuncia casos individuales, sino que orienta sus esfuerzos a prevenir la corrupción a largo plazo y a fomentar reformas de los sistemas políticos con ese objetivo. Cada año publica su Índice de Percepción de la Corrupción, que se ha convertido en una herramienta imprescindible para analizar el alcance del fenómeno y evaluar los avances y retrocesos de los países en la lucha contra las malas prácticas en el ámbito público. En su reciente discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), Lizcano sostuvo que la opacidad de los mercados financieros es una de las principales asignaturas pendientes de la economía española.

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