“Observé el cortejo fúnebre desde el principio. La multitud estaba integrada en su mayor parte de hombres jóvenes, pero también había muchas mujeres y niños. Aplaudían con las manos alzadas... para mostrar que iban desarmados, gritando Observé el cortejo fúnebre desde el principio”silmiya, silmiya“ (”pacífico, pacífico“)... Unos 20 minutos después aparecieron unos soldados y miembros de la shabiha vestidos de civil con kalashnikovs y rifles... y empezaron a rodear a los manifestantes. No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a disparar...”.
Son palabras de Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional. En los últimos meses, Donatella ha estado en varias ocasiones en el interior de Siria para investigar las violaciones y abusos de los derechos humanos que se producen en este país, envuelto desde hace meses en una espiral de violencia. La represión contra manifestantes pacíficos que pedían reformas ha acabado desembocando en un conflicto armado entre el ejército leal al régimen de Al Asad y grupos armados de oposición en los que ambas partes son responsables de crímenes de guerra. Fruto del trabajo de Donatella son, en los últimos meses, los informes Civilians bearing the brunt in the battle for Aleppo (Los civiles se llevan la peor parte en la batallar por Alepo) y Represalias mortales.
En sus más de 20 años de trabajo en Amnistía, Donatella ha investigado en todo el mundo árabe. A la altura de la película en que está, mucha gente hubiera optado por abandonar el trabajo de campo, buscar posiciones más de supervisión, coordinación de equipos o gestión. Ella no: “Me interesa hacer lo que hago. Este trabajo de investigación no es un fin en sí mismo, sino algo necesario para poder luego emprender acciones que impidan o dificulten las violaciones y abusos de los derechos humanos. Si actuamos sobre informaciones de mala calidad, no podemos hacer el trabajo posterior de lobby y movilización de una manera eficaz”.
La labor de los investigadores no acaba sobre el terreno. También es parte de su trabajo repasar y contrastar cientos de informaciones en forma de correo electrónico, vídeos o fotos que llegan desde zonas a las que no se puede acceder. Imágenes a menudo terribles, como las que contempla a menudo Neil Sammonds, otro de los investigadores de Amnistía Internacional sobre Siria.
A toda esa información recibida a diario y contrastada minuciosamente, Neil suma los testimonios recogidos en sus viajes a Turquía, Jordania y Líbano, en cuyas fronteras con Siria se agolpan los miles de refugiados que el conflicto ha expulsado del país. El panorama allí no es alentador. No es fácil encontrarse con casos como el de Amina, que él mismo contaba en un blog semanas atrás:
“Hace dos semanas, Amina perdió las dos piernas, a su esposo y a sus dos hijos de corta edad. En el hospital de Trípoli donde está ingresada me cuenta con increíble serenidad cómo, literalmente, su vida ha volado en pedazos: ”Cuando las fuerzas del régimen atacaron nuestro pueblo... huimos... A los dos días todo estaba tranquillo, así que emprendimos el camino de regreso en una motocicleta... Nos alcanzaron unos misiles“”.
Neil pasó hace unos meses por Madrid. Tras ocho años investigando sobre Oriente Próximo, acababa de disfrutar de un año sabáticocuando estalló la primavera árabe. “Estaba un poco desanimado, no se veían perspectivas de cambio en una región dominada por regímenes que parecían sólidamente instalados”. Entonces, las revueltas populares cambiaron las cosas y la perspectiva de Neil. “Siento, más que nunca, que nuestro trabajo es muy importante”, nos aseguraba.
Sin duda, el trabajo de investigación es la base de toda la actividad de Amnistía Internacional. Es un trabajo duro, exigente y fundamental, del que Donatella y Neil son sólo dos ejemplos entre muchos.
“Observé el cortejo fúnebre desde el principio. La multitud estaba integrada en su mayor parte de hombres jóvenes, pero también había muchas mujeres y niños. Aplaudían con las manos alzadas... para mostrar que iban desarmados, gritando Observé el cortejo fúnebre desde el principio”silmiya, silmiya“ (”pacífico, pacífico“)... Unos 20 minutos después aparecieron unos soldados y miembros de la shabiha vestidos de civil con kalashnikovs y rifles... y empezaron a rodear a los manifestantes. No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a disparar...”.
Son palabras de Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional. En los últimos meses, Donatella ha estado en varias ocasiones en el interior de Siria para investigar las violaciones y abusos de los derechos humanos que se producen en este país, envuelto desde hace meses en una espiral de violencia. La represión contra manifestantes pacíficos que pedían reformas ha acabado desembocando en un conflicto armado entre el ejército leal al régimen de Al Asad y grupos armados de oposición en los que ambas partes son responsables de crímenes de guerra. Fruto del trabajo de Donatella son, en los últimos meses, los informes Civilians bearing the brunt in the battle for Aleppo (Los civiles se llevan la peor parte en la batallar por Alepo) y Represalias mortales.