47 grados de calor, huida a las playas y confiarse al 'efecto Moreno': el triángulo de la “desmovilización” en Andalucía
El presidente Juan Manuel Moreno brinda su mayoría absoluta para apuntalar la victoria de Feijóo en las generales, pero admite que al PP le está costando reclutar interventores. El PSOE teme, más que el calor, que den por perdidos los comicios tras dos derrotas consecutivas
En los días previos a las elecciones andaluzas del 19 de junio de 2022, el equipo de Juan Manuel Moreno empezó a mostrar señales de nerviosismo ante “el riesgo de desmovilización provocado por la ola de calor” de aquellos días. En la última semana de campaña, el PP andaluz instaló vallas publicitarias en las salidas de las principales capitales de interior con un lema acompañando el rostro de Moreno: “Días de playa hay muchos, pero sólo uno para seguir avanzando”.
El próximo lunes 10 de julio se televisará el único (por ahora) cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo de la campaña para las elecciones generales del 23 de julio. La Agencia Meteorológica de Andalucía (AEMET) prevé para ese día temperaturas de 46,7 grados centígrados en Sevilla y 47,6 grados en Córdoba. Moreno ha trasladado a los suyos las advertencias de aquellos días sobre el 'triángulo de la desmovilización en Andalucía': el calor, la huida a las playas y el exceso de confianza en que “las elecciones están ganadas”, dopados de optimismo por los sondeos demoscópicos.
En el comité electoral del PSOE andaluz, el vértice de este triángulo que más inquieta es “el arrastre del efecto Moreno”, pero en sentido inverso: “Más que el calor, me preocupa que los nuestros den por perdida la batalla, deprimidos por las encuestas, y se queden en casa”, admiten fuentes del partido.
El absentismo es el puñal que vació el granero socialista en las andaluzas y las municipales, frente a una derecha “hipermovilizada”. “La participación media en unas generales es de 12 a 14 puntos más que en unas autonómicas. El partido está tensionado y nuestra militancia es muy buena en el puerta a puerta, en llamar a su padre, a su tía, a su vecino y al de la casa de enfrente para decirle que estas elecciones son importantes”, cuenta el presidente del comité electoral del PSOE en Andalucía, Antonio Gutiérrez Limones.
En el cuartel de los populares reina la misma “preocupación”. Moreno viene de pilotar dos comicios -andaluzas y municipales- que han concentrado en el PP el mayor poder institucional que ha tenido en la historia autonómica. El presidente de la Junta y barón de barones de su partido ha cargado sobre sus hombros la responsabilidad de aportar a Feijóo la base electoral más sólida para auparle hasta la Moncloa. El gallego necesita el voto masivo de Andalucía para contrarrestar el escaso espacio político que ocupa su partido en otros dos territorios clave: Catalunya y Euskadi.
A 48 horas para el inicio de la campaña, a los de Moreno le salen los cálculos, estiman que podrían doblar el número de diputados que ahora envían al Congreso: “pasar de 15 a 30 en Andalucía dejaría a Feijóo al borde de la mayoría absoluta”, advierte una fuente en el Palacio de San Telmo. En la sede del PP-A no son tan optimistas. “Desbancar al PSOE-A es difícil, el reparto de escaños por provincias es complejo y el precio de un diputado es caro”, avisa el secretario general de los populares andaluces y responsable de la campaña en esta región, Antonio Repullo.
El presidente andaluz viajó el lunes a Madrid para subrayar desde allí los puntos ciegos de tanto optimismo. “No hay que menospreciar el impacto del calor y las vacaciones” en una comunidad con más de mil kilómetros de costa, y cuatro millones de desplazamientos previstos por la Dirección General de Tráfico para finales de julio. “Un atasco en la A-4 el día de las elecciones te puede costar miles de votos y un escaño”, se lamenta Repullo.
Votar con la Ley Electoral en contra
Andalucía nunca había celebrado elecciones autonómicas en verano. Lo prohíbe la Ley Electoral precisamente por el calor, de modo que existe una ausencia de precedentes para calcular el recuerdo de voto y hacer estimaciones ajustadas para el 23J. Moreno está convencido de que Sánchez ha convocado “en la semana más calurosa del año en Andalucía” para “neutralizar al electorado más movilizado del PP en España”. “Un electorado que no te favorece y que no sabes cómo recuperar, tratas de que no vaya a votar”, sentencia el número dos del partido.
En las municipales de mayo la participación fue del 61,3% de los andaluces con derecho a voto; en las autonómicas de 2022 alcanzó el 58,3%.
El presidente de la Junta terminó la campaña de las andaluzas mentando la playa en todos sus mítines como quien alerta de un monstruo marino. “Hay que votar por la mañana antes de irse a la playa, a la vuelta va a haber atascos”, dijo en Chiclana (Cádiz); “El próximo domingo, el que quiera irse a la playa, que lo haga después de votar”, avisó en Churriana (Granada); “Esto no está ganado, no nos vayamos a la playa pensando que está hecho, porque luego podemos lamentarnos. Hay que votar”, subrayó en Córdoba.
A Moreno le acompañaban aquellos días entre ocho y diez grados menos de los que la AEMET predice para la próxima semana, primera de la campaña para las generales. Andalucía, la región más poblada de España con 8,5 millones de habitantes y 61 diputados en el Congreso (de 350), juega un papel clave en estos comicios. Durante 40 años fue el granero tradicional de votos para el PSOE, apuntalando a presidentes socialistas en la Moncloa.
Hoy es el mayor bastión del PP, con un 43% de votos en las autonómicas de hace un año (19 puntos por encima del PSOE) y un 38% en las municipales de mayo. Ambos procesos electorales consolidaron el cambio de ciclo y arrojaron el mayor peso político e institucional de un solo partido de toda la historia autonómica. El PP gobierna la Junta de Andalucía con mayoría absoluta, las ocho capitales y seis de las ocho diputaciones provinciales. Hubo desmovilización en las autonómicas y en las municipales, pero localizada en el bloque progresista, y con mayor acento en las filas del PSOE.
Gutiérrez Limones asegura que al PSOE no le está pasando esto. “Nosotros ya tenemos garantizados interventores en los 785 municipios de Andalucía. Nuestro partido es municipalista, tiene una militancia muy comprometida y en cuanto se puso la fecha electoral, llamó para ponerse a disposición del partido”, explica.
Desde el PP, Repullo cree que “es normal encontrar dificultades para contar con gente en las mesas electorales que ya había hecho planes de vacaciones y estará fuera de casa”. Por ahora, están tratando de cubrir esos huecos con “gente que, sin ser militante, nos ha dicho que se vuelve de la playa en coche o que manda a su hermano para ser interventor”. “Tenemos a gente muy implicada que ha entendido que Andalucía se juega mucho en las generales”, dice.
37 grados, temperatura media
La temperatura media de Andalucía un 23 de julio, según la serie histórica, supera los 37 grados, con picos superiores en el valle del Guadalquivir. El año pasado, ese día, Sevilla alcanzó los 42 grados y Córdoba los 43.
Andalucía tiene 785 municipios, 3.755 colegios electorales y 10.281 mesas electorales integradas por 30.843 miembros. Las previsiones de Meteorología aún no han llegado al 23J, pero sí avisan de que la primera semana de campaña gran parte de Andalucía estará bajo aviso rojo, amarillo o naranja por la ola de calor más potente del año, con especial incidencia en el valle del Guadalquivir.
Todos los partidos políticos han orillado los mítines presenciales, buscando soluciones alternativas para llegar al electorado en las redes sociales, en la televisión u organizando encuentros digitales con la gente, rescatando un formato que ya usaron algunos durante la pandemia y el confinamiento para mantener el contacto con su base social. “Ese periodo del cara a cara perdido, el movimiento asambleario en sedes de partido y casas del pueblo, ha hecho más daño a la izquierda que a la derecha”, dice el coordinador regional de IU y número uno de Sumar por Málaga, Toni Valero.
En Andalucía, por ley, no se pueden celebrar elecciones autonómicas en los meses de verano, entre el 1 de julio y el 31 de agosto. Esta restricción se impuso pensando precisamente en que el calor podría distorsionar el sentido del voto en las zonas más expuestas a las altas temperaturas estivales.
Los legisladores buscaban fomentar el voto y en 1994, durante la primera legislatura de Manuel Chaves, modificaron la Ley Electoral andaluza (artículo 14.2) para sacar del calendario los meses de verano. El objetivo, dice el preámbulo de la norma, es “eliminar de forma definitiva los obstáculos que (...) pueden impedir el ejercicio del derecho de participación política”. Esta previsión contra la canícula estival quedó finalmente consagrada en el Estatuto andaluz.
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