Andalucía permitirá “agrupar” dos asignaturas distintas en Secundaria para que sus profesores compartan el aula
La Consejería de Educación del Gobierno andaluz ha elaborado unas instrucciones para que los centros escolares organicen el inicio del próximo curso escolar con las suficientes garantías de seguridad frente al coronavirus. Este documento, al que ha tenido acceso este periódico, deja en manos del Consejo Escolar de cada centro la responsabilidad de diseñar dos protocolos de actuación, uno para la “docencia presencial”, y otro para la “docencia telemática”, por si un rebrote obliga a confinar en casa a un grupo de alumnos, a toda la clase o a todo el colegio.
Las instrucciones serán discutidas este viernes en la comisión sectorial de Educación con los sindicatos de profesores, que ya han avanzado su malestar por la “sobrecarga de trabajo” que asumirán los docentes, y el “caos organizativo” al que se enfrentarán en septiembre. Éstas son las claves de las pautas de organización que la Junta ha puesto a disposición de los colegios, y que estos tendrán que adaptar a las necesidades de su alumnado y a sus propias infraestructuras:
Más profesores de apoyo
Educación ha anunciado que pondrá a 6.260 profesores de refuerzo a disposición de las escuelas andaluzas, que estarán contratados “para todo el curso”. La proporción es de casi un maestro de apoyo por cada centro escolar en Andalucía: Hay 6.484 en total; 4.587 públicos y 1.897 concertados. Aunque no todos los centros recibirán este refuerzo, sólo los que acrediten un retraso en el aprendizaje su alumnado durante la pandemia. En septiembre, cuando arranque el curso, los estudiantes andaluces llevarán ya seis meses sin clases presenciales.
Según la consejería, de los 1,6 millones estudiantes andaluces, 90.000 quedaron “desconectados” durante el estado de alarma, porque no pudieron continuar su educación desde casa. De esos 90.000, alrededor de 30.000 (un 2% del total) no tenían dispositivos tecnológicos para cursar una enseñanza telemática a distancia. “El resto tenía otras razones: falta de interés, falta de apoyo familiar o porque no han querido”, explicó el consejero de Educación, Javier Imbroda.
En esa cifra de 6.260 profesores hay que diferenciar los que ya están garantizados en los Presupuestos andaluces de 2020 [un incremento neto de plantilla con 450 nuevas plazas estables: 350 para FP y el resto para Secundaria y Educación Especial]. El resto son esos maestros de apoyo que aún no está claro cómo, cuándo y dónde se les va a contratar. La Junta cuenta con 600 millones de euros de la partida que el Ministerio de Educación ha destinado a las comunidades, pero el coste total de fichar a 6.260 docentes durante todo un curso ronda los 257 millones de euros. De momento, el departamento de Imbroda sólo ha previsto el desglose de esos 6.260 docentes: 4.014 para la pública (1.864 de Infantil y Primaria y 2.150 de ESO); y 970 para la concertada (674 maestros y 296 profesores).
Desdobles en algunos colegios
El problema es que los criterios de reparto de esos docentes de apoyo entre los casi 7.000 centros educativos de Andalucía son confusos. En principio dependerá de las necesidades educativas de cada colegio, a partir del análisis que deben hacer ahora los directores junto a la Inspección Educativa. Sin embargo, Imbroda también usó como criterio la ratio escolar: el número de alumnos por clase. “Los 6.300 profesores de refuerzo servirán para desdoblar las aulas con más de 20 alumnos por clase”, dijo el consejero, usando como referencia la ratio media de Andalucía.
Son dos criterios distintos y no necesariamente complementarios. La ratio es más alta en las grandes ciudades, donde se concentra más población, y en los barrios más acomodados, la ratio suele ser más alta en los colegios concertados con más demanda que los públicos. Los profesores de apoyo, una figura que ya existe, están en los colegios ubicados en zonas con atención a las necesidades educativas especiales. A veces se usan dos maestros en un mismo aula, con grupos más pequeños. Pero también en estas escuelas de barrios deprimidos suele haber una ratio alta, en este caso, no por el exceso de demanda, sino por todo lo contrario. La matriculación cae, y la consejería elimina unidades y concentra a todos los alumnos de ese centro en menos aulas.
La Junta no bajará la ratio de forma generalizada para garantizar la distancia de seguridad entre alumnos dentro de las aulas, como ha recomendado el Ministerio de Educación, los sindicatos de profesores y el Consejo Escolar de Andalucía. “La ratio con la que vamos a trabajar en Andalucía es la oficial” [25 niños por clase en Infantil y Primaria; 30 en Secundaria y 35 en FP y Bachillerato]“, dijo Imbroda. Pero sí habrá desdobles de grupos y, por tanto, bajada de la ratio en aquellas escuelas cuyo alumnado haya quedado más rezagado por culpa de la pandemia. ”El criterio del reparto de los 6.300 maestros de apoyo serán las necesidades de refuerzo educativo, no la distancia social“, aclaran desde la consejería.
Un coordinador Covid
Cada escuela designará a un profesor para coordinar la estrategia anti Covid, que vigilará que se cumplan los protocolos de seguridad y elevará sus informes a la Delegación territorial de Educación y a las autoridades sanitarias (con un enlace en el centro de salud más cercano). Esta dedicación exclusiva implica una reducción de su carga lectiva habitual, y la consejería suplirá ese hueco en cada centro con 823 cupos (interinos contratados para las horas lectivas que deja el coordinador).
Distancia de seguridad y “grupos de convivencia”
Las instrucciones de organización que se remitirá a los centros no mencionan en ningún momento las mascarillas. La Junta se remite a la orden general del Ministerio de Sanidad, es decir: los alumnos tendrán que llevar mascarilla si dentro del aula o dentro de la escuela no es posible garantizar la distancia mínima de seguridad de un metro y medio.
No todas las escuelas de Andalucía disponen de espacios suficientes para asegurar esa distancia. La consejería ha solventado la “falta de presupuesto y espacio” necesarios para desdoblar todas las aulas con una fórmula de organización llamada: “grupos de convivencia escolar”. Se trata de “un conjunto de alumnos que, junto con su tutor, no se mezclará con otros grupos”. Por ejemplo, los 25 niños del 1º A en Primaria sólo podrán interactuar entre ellos, pero no con los alumnos del 1º B, ni con el resto del colegio.
“Con el fin de limitar los contactos interpersonales, los centros docentes priorizarán la atención al alumnado en grupos de convivencia escolar, preferentemente en Infantil, Primaria y Educación Especial”, dice la instrucción. La viceconsejera de Educación, María del Carmen Castillo, sostiene que los grupos de convivencia pueden abarcar más de un aula, y permitir la interacción de los niños de toda una etapa, por ejemplo Infantil (de 3, 4 y 5 años de edad). Dentro de ese grupo, no haría falta que lleven mascarilla ni en el aula ni en el recreo, y tampoco mantener la distancia de seguridad.
Esta medida es fácil de aplicar durante el horario lectivo, pero en los recreos será más difícil evitar el contacto entre “grupos de convivencia”. Más aún cuando el centro educativo sea mayor, por ejemplo de 1.500 estudiantes. Cada centro se dividirá en tantos grupos de convivencia como unidades en funcionamiento tenga, cada grupo siempre ocupará el mismo aula, y será el profesor quien se desplace por el centro. La dirección del colegio podrá formar grupos más grandes con estudiantes de más de una clase. Si el centro escolar tiene varios edificios, cada uno de ellos puede “independizarse”, para evitar que los maestros y niños de un módulo entren en contacto con el de al lado.
“Los alumnos del grupo se relacionarán entre ellos de modo estable, pudiendo socializar y jugar entre sí, sin tener que garantizar la distancia de seguridad. Estos grupos en la medida de lo posible, reducirán las interacciones con otros grupos del centro educativo, limitando al máximo su número de contactos con otros miembros del centro”, reza el documento de la consejería.
Un maestro para todas las asignaturas
“El número de docentes que atienda al alumnado de cada grupo será el mínimo posible”. Esta medida es más fácil de aplicar en Primaria que en Secundaria, donde cada especialidad tiene a un profesor distinto. Se trata de que un mismo maestro imparta el mayor número de asignaturas posibles, para que siempre esté en contacto con el mismo grupo de estudiantes. En vez tener cuatro o cinco maestros al día, pasarían a tener uno, preferentemente el tutor.
En Secundaria, si se sigue este modelo, “se favorecerá el agrupamiento de materias por ámbitos [las lingüísticas, las científicas, etc] y las optativas serán impartidas por docentes del mismo grupo”. En la práctica, esto significa que el alumno tendrá muchas menos asignaturas, porque se fusionará los currículum de dos materias de una misma área de conocimiento. Esta fórmula abriría la puerta a la codocencia, esto es, que dos o más profesores compartan aula e impartan una misma especialidad de forma simultánea. En caso de que se agrupen tres o más materias de un mismo ámbito de conocimiento, por ejemplo Lengua y Literatura, los institutos de Secundaria podrían adjudicar ese ámbito a los departamentos didácticos que considere.
La codocencia es algo que ya hacen algunas escuelas con profesores de apoyo para un alumnado con necesidades educativas especiales. En algunos países es más habitual, también se utiliza con una enseñanza por proyectos innovadores.
Un contagio en el aula
En caso de “sospecha de un contagio de Covid-19” en un colegio, el centro lo comunicará a la autoridad sanitaria, y si ésta declara la “suspensión de la actividad lectiva presencial para uno o varios grupos de convivencia escolar, o para todo el alumnado del mismo, la organización de la atención educativa se adaptará a la enseñanza a distancia”.
Esto obliga al profesorado a preparar antes de verano dos programaciones didácticas distintas, una presencial y otra telemática. En este esquema se incluye una “nueva distribución horaria” de las áreas, asignaturas y módulos, “que permita una reducción de la carga lectiva compatible con el nuevo marco de docencia”. Es decir, los colegios tendrán que readaptar el currículum y recortar el temario si un contagio obliga a suspender temporalmente las clases presenciales. En cuyo caso, “se priorizará el refuerzo en los contenidos en desarrollo por encima del avance de nuevos contenidos”.
Entradas y salidas flexibles
Para evitar las aglomeraciones en las entradas y salidas, los centros educativos podrán flexibilizar la hora de llegada de los alumnos y escalonar la entrada por grupos. Según el tamaño de cada centro, el momento de la entrada y la salida de estudiantes en grupos pequeños puede abarcar “hasta una hora”. “Estas medidas de flexibilización en ningún caso supondrá una modificación del número total de horas lectivas semanales establecido en la normativa”, es decir, en ningún caso se restará tiempo al horario de clase para el alumnado, ni se aumentará la jornada laboral del docente.
En el caso de las escuelas infantiles o guarderías, “se recomendará a los padres, madres o tutores legales del alumnado que se mida la temperatura de sus hijos e hijas antes de llevarlos al centro”.
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