El último informe del Observatorio de las Comunidades de Propietarios pone en el punto de mira de la morosidad en los bancos. Las entidades financieras tienen una deuda con las comunidades de vecinos en Andalucía que asciende a 86,61 millones de euros, correspondientes a las cuotas que dejan de pagar por las viviendas y locales que tienen en su poder.
El observatorio, cuyos datos corresponden al último ejercicio completo de 2014 y primer trimestre de 2015 proporcionados por los administradores de fincas y presidente de comunidades de propietarios, señala que la morosidad global a la que tienen que hacer frente éstas en Andalucía es de 356 millones de euros. Un 24% de ella, casi uno de cada cuatro morosos, tiene el rostro de un banco detrás.
Por provincias, los datos también retratan la situación actual en Andalucía. Málaga con 17,8 millones de euros, Sevilla con otros 14 y Cádiz con 13 millones más, son las zonas que encabezan este ránking de la morosidad bancaria. Le siguen Almería con 10 millones de euros de impagos, Granada con 9,8 millones, Córdoba con 8 millones, Huelva con 7 millones y Jaén con otros 6 millones de euros debidos a las comunidades vecinales.
La deuda crece cada año
Estas cifras no han hecho más que crecer en los últimos años. Y es que en 2012 la deuda de las entidades bancarias con las comunidades de propietarios en Andalucía era de 46 millones de euros, una cifra que casi se ha duplicado dos ejercicios después llegando a los 86 millones actuales.
El informe del Observatorio de las Comunidades de Propietarios constata la práctica habitual de los bancos con las comunidades de propietarios en las que tienen viviendas o locales en propiedad. “Las entidades financieras siguen adjudicándose inmuebles y su comportamiento, en cuanto a los pagos de las cuotas de comunidad, se caracteriza por el sistemático retraso, atendiendo estos pagos cuando es necesario para la transmisión del inmueble a terceros o, en su caso, son objeto de reclamación de pago por parte de las comunidades de propietarios”, refleja el estudio.
En ese mismo sentido, los datos que avanzan cuál será la situación en este año 2015 sobre la morosidad de los bancos con las comunidades de vecinos, quedan reflejados en el informe que anuncia que “previsiblemente la deuda sufra un ligero incremento” en el actual ejercicio. Y, con ello, los administradores de fincas y presidentes de comunidades de vecinos constatan que “la deuda ya existente seguirá generando problemas económicos en los próximos años a las comunidades de propietarios”.
Obstáculos para el cobro
En la práctica, los recibos no pagados por los bancos en las mensualidades para el mantenimiento de bloques, zonas comunes, garajes y locales multiplican las dificultades del resto de los vecinos para hacer frente a todos los gastos –previstos y extraordinarios-, generando problemas de mantenimiento que, en algunos casos, llegan a ser de gravedad.
La tarea de los administradores de fincas se multiplica por los obstáculos que dificultan y ralentizan el cobro de la deuda de los bancos propietarios de inmuebles. Ejemplos de ello sufre cada día Mercedes Romero, administradora de fincas en Córdoba, que tiene entre sus clientes a varias comunidades de vecinos donde hay pisos en propiedad de entidades bancarias o sus sociedades patrimoniales.
Cuenta cómo “los bancos sólo pagan a instancia nuestra” y, para ello, prolongan los trámites pidiendo todo tipo de documentación. “Tenemos que identificar primero a qué banco o sociedad pertenece la vivienda, identificar perfectamente la finca con sus datos registrales y certificar la deuda que tienen contraída con la comunidad”, explica Romero sobre el arduo trabajo que les supone intentar cobrar lo que deben los bancos.
Deudores ‘de oficio’
Luego, toda esa documentación es enviada al banco y sólo entonces pagan la deuda contraída –“sólo la de tres años atrás, no más allá”, especifica esta profesional- pero, sin embargo, a partir de entonces no comienzan a pagar mensualmente sus cuotas sino que vuelven a crear una deuda hasta que el administrador de fincas o presidente de la comunidad les vuelve a instar a abonar sus recibos. Y vuelta a empezar con los trámites, que se traducen en “varios meses” hasta que el banco atiende el pago.
“Nos dificultan la labor”, dice claramente Romero para señalar que si ese trabajo es complicado para un profesional, la tarea se hace un mundo para un presidente de comunidad que no tenga el tiempo ni los conocimientos suficientes para realizar todo este proceso.
Y las consecuencias, siguen estando ahí año tras año. “La morosidad de los bancos supone un parón en la dinámica de la comunidad, que tiene un presupuesto y que no puede atender regularmente los gastos habituales y mucho menos los imprevistos. Imposible atenderlos”.