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El grupo como esperanza para salir del túnel laboral

Tras el despido, el vacío. La incomunicación, la desorientación. El desempleado atraviesa por diferentes etapas cuando pierde el trabajo y todas ellas tienen en común la frustración de sentirse desplazado de la comunidad. Para remediarlo se han creado Lanzaderas de Empleo y una está en localidad gaditana de La Línea, que se encuadra dentro de su CADE (Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial).

Cuando está a punto de clausurarse la primera edición, se puede decir que ha sido todo un éxito. En sus primeros meses de vida ha registrado un importante porcentaje de inserción laboral y eso se puede considerar un logro, pero basta con hablar con algunas de las personas que han participado en el proyecto para saber que su nivel de satisfacción va incluso más allá de haber encontrado un puesto de trabajo.

Gema Rodríguez ha encontrado una salida laboral después de siete años en el paro. Es licenciada en Ciencias del Mar y acaba de entrar en un programa de empleo del Ayuntamiento de La Línea para mayores de 30 años.  Está muy agradecida por lo mucho que le ha aportado la Lanzadera. “En mi caso ha tenido mucha culpa porque allí se encuentra una predisposición a que esto funcione. Te ayudan a tener la confianza y la certeza de que el puesto de trabajo al que te presentas será tuyo”.

“De manera individual no se encuentra trabajo porque no es lo mismo estar en casa haciendo una batida en internet echando el currículum que compartir sensaciones con otras personas, que te pasen ofertas o que veas que es una búsqueda conjunta. Cuando compartes la situación se lleva mucho mejor”, explica esta profesional, que con anterioridad trabajó en la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía y también en el sector privado.

Es madre de dos hijos, pero su esposo trabaja y eso hace que su situación no sea tan dramática como en otros casos. “La necesidad económica está, pero la profesional está por encima. El tiempo de paro lo he aprovechado para ser madre, pero necesitaba tener otros temas de conversación que no fueran de pediatras. Ha sido una condena de casi siete años. Mi trabajo actual es de un programa de seis meses. Ya voy por el tercero y me agobia saber que el 31 de mayo está cerca. Estoy disfrutando mucho y pensar que hay que volver a la búsqueda es duro, aunque ahora sabes que si te mueves sigue habiendo trabajo. Yo quiero pensar que peor no vamos a estar”.

Ramón Arrieta, ingeniero de 45 años, ha pasado de ocupar cargos directivos a verse en el desempleo. Pero lo lleva con optimismo gracias a esta Lanzadera de la que sólo cuenta aspectos positivos: “Me pegué 12 años de director, el tema de la construcción me sobrepasó y a partir de ahí me tuve que reinventar. He tenido que superar situaciones duras con mucho espíritu y positividad. La lanzadera es el camino porque no es igual buscar trabajo tú solo que estar en el grupo. No es como una empresa, pero estamos coordinados por una persona que se preocupa bastante”.

El alma del proyecto

Esa persona es Manuel Jesús Villalobos, el alma de este proyecto en La Línea. Diplomado en Trabajo Social, he ejercido como asesor técnico en programas de fomento de la Cultura Emprendedora en el Sistema Educativo Andaluz. “El trabajar en equipo conlleva rescatar un hábito, ya que la persona desempleada tiende a aislarse y salirse de la dinámica de trabajo. Aquí trabajamos en asumir responsabilidad, compartir conocimientos, recuperar la dinámica de búsqueda ampliando las opciones de insertarse. La Lanzadera no es un curso de formación, no se adquieren competencias profesionales. Se trata de adquirir formación más transversal, ser más eficaz buscando y validar esa idea de emprendimiento que todos tenemos”, explica.

Ramón ha creado un portal para asesoramiento de empresas y personas. Es un proyecto “para generar un sueldo y crear ilusión haciendo muchas cosas. La Lanzadera es un éxito porque promueve un cambio de actitud y porque el CADE lo que hace es focalizar donde tienes que moverte, es bueno precisar dónde poner tu perfil y darte a conocer. Es algo que cuesta porque va todo muy rápido, pero hay una transformación en el mundo laboral y se está generando más trabajo”.

De las 26 personas que iniciaron el proyecto en La Línea, 10 han causado baja por encontrar puesto de trabajo. Además, dos de ellas han tenido experiencias laborales temporales inferiores a un mes, dos han ampliado estudios y una, aunque sea a través de una organización no gubernamental, se ha autoempleado y lidera un proyecto para atender a jóvenes expulsados del sistema educativo.

La segunda edición verá la luz a mediados de marzo y el plazo de inscripciones se inicia ya este mismo lunes 16 de febrero. En la provincia de Cádiz se suma otra Lanzadera en San Fernando y seguirán vigentes líneas de actuación como la que promulga Villalobos en la localidad linense. “Nos han funcionado bien foros de empleo para traer empresarios. Así los desempleados podían conocer sus proyectos de futuro y ver el sistema reclutamiento. Y así los empresarios se abren más, son más receptivos y es una experiencia interesante para todos”.

La lanzadera de La  Línea está formada por un grupo heterogéneo en el que conviven personas de 25 años sin experiencia laboral con otros de 50 y con un gran currículum. “Ha sido un gran reto, pero muy enriquecedor”, finaliza Villalobos.

 

Tras el despido, el vacío. La incomunicación, la desorientación. El desempleado atraviesa por diferentes etapas cuando pierde el trabajo y todas ellas tienen en común la frustración de sentirse desplazado de la comunidad. Para remediarlo se han creado Lanzaderas de Empleo y una está en localidad gaditana de La Línea, que se encuadra dentro de su CADE (Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial).

Cuando está a punto de clausurarse la primera edición, se puede decir que ha sido todo un éxito. En sus primeros meses de vida ha registrado un importante porcentaje de inserción laboral y eso se puede considerar un logro, pero basta con hablar con algunas de las personas que han participado en el proyecto para saber que su nivel de satisfacción va incluso más allá de haber encontrado un puesto de trabajo.