Las islas azules del mapa laboral andaluz, pleno empleo en plena crisis

El futuro de la estadística pasa por incorporarla a un soporte cartográfico, para obtener de las tradicionales series de datos la mayor aplicabilidad posible. Es lo que se llama 'geoestadística', de la que este mapa del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía es un buen ejemplo. Genera algunas sorpresas, como las de este mapa interactivo, que permite observar la intensidad de paro registrado desde el año 2005 municipio a municipio.

La intensidad del paro registrado se calcula relacionando el número de parados inscritos en las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (antiguo INEM) con la población local de 16 a 64 años de edad, es decir, en edad de trabajar, según el Padrón Municipal de Habitantes. Y sobre el mapa se representa con dos colores, el rojo y el azul. A mayor intensidad de paro, mayor intensidad del rojo; a menor intensidad de paro, mayor intensidad del azul, exactamente igual que se hace con las temperaturas.

Gracias a esta técnica, una rápida ojeada al mapa, y al gráfico de evolución que hay debajo de él, permite comprobar que la crisis no afecta por igual a todos los municipios andaluces. Que si bién la intensidad del paro tras cinco largos años de depresión económica es altísima en el occidente andaluz, en el oriente, sin embargo, los colores azules que indican bajos niveles de desempleo no son excepciones que confirman la regla.

Es más, en la esquina nororiental, de la provincia de Jaén, el color azul es la norma. ¿Porqué? ¿Que tiene esa comarca de Jaén para sobrevivir tan bien a la crisis? Esta es una de esas preguntas que surgen gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías que han permitido integrar estadística y cartográfía, y que aquí intentamos responder ahora, con la más antigua de las técnicas de investigación: preguntar a los protagonistas.

Agricultura, yacimiento de empleo

Iznatoraf (PP) tiene, según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía, una intensidad de paro registrado de 3,44 personas por cada 100. El dato más bajo de la provincia de Jaén. En un municipio de 1.079 habitantes, el desempleo alcanzaría a 35. Según el Servicio Estatal de Empleo (SEPE), en abril aparecen 43 personas de este municipio como desempleados. Su alcalde, Pedro González, admite que en Iznatoraf el paro “no es un problema grave”, aunque cree que las cifras varían mucho en función del momento del año. De hecho, en marzo, el Consistorio registró alrededor de 180 solicitudes de vecinos para acogerse al plan de empleo promovido por la Diputación Provincial. Uno de los requisitos de la solicitud es estar registrado como demandante. Ese mes, en los datos del SEPE aparecen 52 parados.

La clave de una media tan baja es el autoempleo en el campo. “Casi todo el mundo tiene sus tierras y va funcionando”, argumenta el alcalde. De hecho, en septiembre pasado no encontraron personal suficiente para cubrir los puestos de trabajo generados por los proyectos del Plan de Fomento del Empleo Agrario (POFEA), el antiguo PER.

Este año las cosas son algo distintas. La campaña aceitera ha sido corta, aún así “sólo se ha notado en que no ha habido contrataciones de gente de fuera, pero la gente del pueblo ha trabajado como siempre”, señala el alcalde.

Esos datos los corrobora el gerente de la Asociación de Desarrollo de La Loma y las Villas, Jesús García, a la que pertenece Iznatoraf y otros municipios como Villacarrillo o Villanueva del Arzobispo, donde el porcentaje de paro está por debajo del 10 por ciento. “Iznatoraf es un pueblo pequeño y no está pegado a un gran núcleo de población, por lo que su economía depende en mucho de sí mismo”, argumenta Jesús García. Si la agricultura funciona, el comercio local también. No tienen industria.

El Condado

“Si este año hubiera llovido, no habríamos notado la crisis”. Así de contundente es Juan Diego Requena, presidente de ASODECO, la asociación de desarrollo de El Condado, en la que se encuentran varios municipios con una intensidad de paro inferior al 10 por ciento, según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía. “La agricultura es un valor seguro y eso se nota más en los pueblos donde se ha desarrollado”, matiza. En el caso de su comarca, uno de esos municipios es Montizón (1.921 habitantes y 61 demandantes de empleo en abril) con una intensidad de paro que no llega al 4,5 por cada 100 personas activas. “No hay grandes extensiones de tierra, porque está muy parcelada, así que hay muchos pequeños propietarios que viven de su explotación de olivar y, además, generan empleo para otros”, explica Requena.

Es un patrón que se repite en toda la comarca. Municipios pequeños (Navas de San Juan y Santisteban del Puerto son los más grandes y rondan los 5.000 habitantes) con explotaciones agrarias de carácter familiar, dehesas destinadas a la ganadería y uso forestal de los montes. La industria local más importante es una almazara, seguida de los servicios públicos. Entorno a eso se mueve la economía.

Es el caso de Chiclana de Segura (1.195 habitantes, 35 demandantes de empleo en abril, gobernado por el PSOE). Ubicada en el límite de El Condado con las sierras de Segura y Las Villas, en esta población el empleo lo generan el medio rural, la cooperativa, un geriátrico y el Ayuntamiento.

Su alcalde, Santiago Rodríguez, señala que el Consistorio suele asumir los proyectos por vía de administración para asegurarse que cualquier trabajo que se pueda generar se queda en el pueblo. “Es un riesgo”, admite, “porque no siempre encuentras el perfil, pero en estos tiempos hay que asumir proyectos y riesgos”.

“Nuestro objetivo es ser un municipio autosuficiente”, aclara Rodríguez. “Tenemos un término municipal grande y si optimizamos nuestros recursos, son suficientes para abastecer a un pueblo de 1.200 habitantes”. Y sin tocar los impuestos.